Pedro Sánchez cumple siete años en el Gobierno ‘cercado’ por la presión judicial y mediática, pero sostenido por quienes le empujaron a la Moncloa

Pedro Sánchez superó hace seis meses a Mariano Rajoy en el tiempo de permanencia al frente del Gobierno, y este domingo 1 de junio vuelve a tachar un reto más de su lista al cumplir siete años en la Moncloa, donde llegó aupado por la primera y única moción de censura que ha prosperado en la democracia. El secretario general del PSOE encara esta efeméride en medio de un nuevo momento delicado, una constante que ha marcado prácticamente todos los aniversarios, pero lo cierto es que, paradojas del destino, el actual está rodeado de vientos similares a los de 2018.

El presidente del Gobierno lideró una moción de censura como consecuencia directa de la sentencia de la primera época del caso Gürtel, que condenó al PP como responsable a título lucrativo. Era la primera vez que se condenaba a un partido por corrupción en democracia, un motivo que aunó a fuerzas de diferentes sensibilidades para apoyar al candidato de la moción impulsada por el PSOE.

Ahora, es el líder del partido conservador, Alberto Núñez Feijóo, quien jalea una moción de censura para “combatir la corrupción” ante los casos judiciales que salpican al entorno más cercano al presidente del Gobierno y las informaciones que atribuyen al PSOE una supuesta trama contra la UCO, pero evita hacerlo ante la inexistencia de una mayoría alternativa. Y es que, con más o menos críticas, las polémicas que afectan al líder socialista y al partido de la rosa, lejos de separar, repliegan a los socios de Sánchez frente al bloque de PP y Vox.

Sánchez llegó a la Moncloa con el Gobierno más débil de la democracia, arropado por ocho partidos diferentes, una variedad de apoyos que ha conseguido ampliar, aunque esta condición le ha pasado factura en el Congreso a la hora de legislar, especialmente en la primera etapa (adelantó las elecciones en 2019 por no sacar adelante los Presupuestos) y en la actual (no ha conseguido aprobar todavía ningún proyecto presupuestario).

Pero más allá de las dificultades en los equilibrios con sus socios, en estos dos años de su tercer mandato el Gobierno ha sido incapaz de liderar la agenda, marcada por las polémicas judiciales y mediáticas en torno a Pedro Sánchez, al Gobierno y al PSOE. Son cuatro los casos judiciales que salpican al entorno del líder socialista, la principal figura a batir de la derecha.

Por un lado, el caso Koldo ha puesto en cuestión la actuación del Ministerio de Transportes cuando José Luis Ábalos estaba al frente de este departamento. Quien fuera mano derecha de Pedro Sánchez, tanto en el Gobierno como en el PSOE, está imputado por cuatro delitos (tráfico de influencias, organización criminal, cohecho y malversación) en la compra de material sanitario durante la pandemia.

Hay otras dos causas judiciales que afectan a su entorno más próximo: su mujer, Begoña Gómez, investigada por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e intrusismo profesional por su implicación en la cátedra de la Universidad Complutense de Madrid; y su hermano, David Sánchez, imputado por presuntas irregularidades en su contratación en la Diputación de Badajoz.

También el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, está siendo investigado por un presunto delito de revelación de secretos, una causa que se inició tras la filtración de información vinculada a Alberto González Amador, la pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso, que por su lado está a un paso del banquillo por la presunta comisión de delitos fiscales.

Además de estas causas, de las que Pedro Sánchez echa balones fuera, el escándalo mediático de la militante socialista Leire Díez ha dejado “perplejo” al partido de la rosa. A tenor de unos audios difundidos esta semana, esta supuesta fontanera del PSOE, que ocupó cargos significativos en empresas públicas durante el mandato de Pedro Sánchez, pidió a un empresario información comprometedora contra Antonio Balas, teniente coronel de la UCO de la Guardia Civil y que encabeza las pesquisas sobre el caso Koldo o las investigaciones en torno a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, y su hermano, David Sánchez.

Esta ha sido la gota que ha colmado el vaso de Feijóo para convocar una nueva manifestación contra el presidente del Gobierno, a quien ha tildado de “capo”, y volver a tender la mano para presentar una moción de censura. Aunque los socios del Ejecutivo descartan sumarse a esta propuesta, esta vez sí han pedido más contundencia al PSOE. La vicepresidente segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, dijo que los hechos relacionados con la militante del PSOE, “de ser ciertos, son gravísimos”, por lo que pidió una investigación y que se depuren responsabilidades.

Asimismo, Podemos exigió al partido de Sánchez explicaciones públicas sobre el papel de Leire Díez “para disipar las dudas cuanto antes y al margen de sus procedimientos internos”. “Resulta muy preocupante que el PSOE haya ignorado durante años la existencia de las cloacas policiales cuando afectaban a otras formaciones políticas y la posibilidad de que ahora, en lugar de ir a la raíz del problema, hubiera buscado un intercambio de favores con personas imputadas para esquivar los efectos de esa guerra sucia”, comentaron desde la formación morada.

El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, destacó que el PSOE “vive la ofensiva judicial y mediática que el independentismo vivió”. “Mi intuición es que el PSOE está cercado y es caza mayor. Veremos qué pasa”, agregó en los pasillos del Congreso, además de augurar que la legislatura durará hasta que Junts quiera: “Si consigue vender la moto de que el PP es mejor, y en Cataluña casi la tienen vendida, la legislatura está acabada”.

Por su parte, el secretario general del partido de Carles Puigdemont tildó de “broma” la propuesta de Feijóo después de las maniobras del PP para impedir la oficialidad del catalán, euskera y gallego en la Unión Europea. PNV, EH Bildu, Podemos y BNG también se han descolgado de la oferta del PP.

Frente a esta situación, el PSOE insiste en su estrategia de resistir la presión y hablar de “cacería” contra el partido, a pesar del malestar interno. Una vez más, el barón socialista y presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha alzado la voz para pedir querellas criminales por las “acusaciones muy graves” vertidas en contra del PSOE porque “hay que proteger el buen nombre” del partido y de las instituciones

Pero la dirección socialista descarta adoptar por ahora más acciones después de la apertura de un expediente informativo a Leire Díez. “Hemos abierto el proceso estipulado en nuestros estatutos. Esto es un partido serio, con unas normas absolutamente públicas y transparentes que están en nuestros estatutos y el código ético, y que precisan de un tiempo para dirimir qué ha ocurrido y las medidas a adoptar”, señalan desde Ferraz a este medio.

El ministro de Transformación Digital y líder de los socialistas madrileños, Óscar López, habló de “campaña mafiosa contra el Gobierno, con filtraciones y medias verdades todos los días, bulos, fango”. No obstante, en Ferraz auguran que la situación volverá a establecerse. “Siempre es lo mismo. Ahora hay una inflamación, luego se vuelve a desinflamar. Y siempre es en torno a conjeturas, a cosas que no tienen un fundamento real o que son realmente para levantar sospechas e intentar mantener una sombra de corrupción en un Gobierno que, quitando lo de Ábalos (su imputación), que reaccionamos al minuto, continúa en una visión más limpia y de transparencia”, agrega otra voz de la Ejecutiva.

Desde Moncloa, que catalogan los audios de “descontextualizados”, llaman a pasar página. “Nosotros respondemos al ruido con trabajo. Sin novedad”, señalan fuentes gubernamentales. Y pese a todo, como resumen desde Ferraz, “el Gobierno, gobernando, y Feijóo en la oposición. Como cada año de los últimos siete, manifestaciones del PP incluidas”.