Un suelo más húmedo por las lluvias, pero con más vegetación que puede convertirse en combustible: así comienza la campaña contra incendios de este año

El ingeniero Víctor Resco destaca la importancia de que los diferentes gobiernos implementen “acciones efectivas” para combatir los incendios forestales y el cambio climático

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Los equipos que trabajan en
Los equipos que trabajan en el incendio forestal activo desde el martes en La Estrella (Toledo), han conseguido estabilizarlo, lo que ha permitido que se baje a nivel 0 de operatividad, al no presentar frentes activos que hagan avanzar el fuego. EFE/ Ángeles Visdómine

El Gobierno ha adelantado por tercer año consecutivo el inicio de la campaña estatal contra incendios forestales, de forma que comenzará el próximo 1 de junio, y el dispositivo incluye, entre otros recursos, las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales y una flota de hidroaviones de gran capacidad, según ha informado el Ministerio del Interior. Las intensas lluvias que han caído en los últimos meses, especialmente en marzo y abril, han ayudado a mantener el suelo húmedo, reduciendo así las probabilidades de que ocurra un incendio, pero la abundante vegetación resultante de esas precipitaciones también puede convertirse en combustible para los fuegos durante el verano.

“Hemos llegado a finales de mayo con un estado de hidratación mejor del que tenía en años atrás, pero los datos ya nos han mostrado que al cabo de uno o dos meses sin lluvias, el riesgo de incendio vuelve a estar presente”, explica a Infobae España el ingeniero Víctor Resco, profesor de ingeniería forestal de la Universidad de Lleida, que aclara que suele ser en la primera quincena de julio cuando los incendios comienzan en la zona mediterránea mientras que en la Cornisa Cantábrica se retrasan hasta agosto. De ahí la importancia, añade, de que las autoridades implementen medidas preventivas y así “evitar errores del pasado”, pues en España “el cambio climático sirve como excusa para no hacer nada”, critica.

“Estamos viendo cómo cada vez hay eventos climáticos más extremos y, cuando llega la catástrofe, nos hacemos los sorprendidos. Pero es que ya no es momento de mostrar sorpresa, sino de reaccionar, de prepararse y prevenir la respuesta a los incendios para que no sean tan virulentos”, defiende Resco, que califica a los diferentes gobiernos, tanto central como autonómicos, de “negacionistas de facto” respecto al cambio climático, ya que aunque no lo nieguen abiertamente, sus acciones o políticas en la práctica “no reflejan una reacción adecuada” al problema.

Una zona en Ador, Valencia,
Una zona en Ador, Valencia, afectada por el fuego en 2023. (Rober Solsona - Europa Press)

“Esto se manifiesta en la falta de políticas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la promoción continua de combustibles fósiles o la insuficiente inversión en energías renovables, entre otras. Son comportamientos que sugieren que, a pesar de reconocer públicamente el cambio climático, las medidas concretas tomadas no están a la altura del desafío que representa”, añade el ingeniero de montes.

Si bien el cambio climático no es el causante de los grandes incendios, el experto aclara que sí aumenta los fenómenos meteorológicos extremos, lo cual puede agravar el problema de los incendios. “El aumento de las temperaturas también alarga cada año la temporada de incendios. Pero los megaincendios surgen de la interacción entre cambio climático y gestión del territorio y, como no disponemos de un termostato para bajar la temperatura, debemos centrarnos en la gestión del territorio”, advierte.

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El calor extremo en verano aumenta en España, con riesgos como golpes de calor y cáncer de piel. Sanidad recomienda hidratación, protección solar y prevención para evitar complicaciones, especialmente en vulnerables.

Balance de 2024

Según datos del Comité Estatal de Coordinación y Dirección (CECOD) del Plan Estatal de Incendios Forestales, en 2024 se registraron unas 47.711 hectáreas afectadas por incendios forestales, lo que representa menos de la mitad de la media del último decenio (103.918 hectáreas) y la segunda cifra más baja desde 1971, solo superada por 2018. De acuerdo a esos datos, se contabilizaron 6.134 siniestros forestales entre incendios y conatos, la cifra más baja desde 1983.

A lo largo del año pasado se produjeron 16 grandes incendios forestales, los que afectan a más de 500 hectáreas, que representaron el 35% de la superficie total quemada. Extremadura fue la comunidad más afectada con cinco, seguida de Andalucía y Castilla la Mancha con tres.