El bioquímico que descubrió el código divino de la vida: “Los genes no son un destino fijo, sino un interruptor que puedes activar o desactivar”

En sus numerosas intervenciones, el científico no buscó la manera de abrir un diálogo entre la ciencia moderna, la medicina y la espiritualidad

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El Dr. Kazuo Murakami, autor
El Dr. Kazuo Murakami, autor del libro ‘El Código de la Vida. Activa tus genes y descubre tus talentos ocultos’. (Imagen Composición Infobae)

El bioquímico y profesor emérito de la Universidad de Tsukuba (Japón), el Doctor Kazuo Murakami (1936-2021) logró escribir su nombre en la historia de la biomedicina gracias a su profunda investigación en genética molecular y epigenética.

Con sus investigaciones, consiguió el reconocimiento de la comunidad científica internacional, siendo uno de los pioneros que ayudaron a descifrar los lenguajes ocultos de la genética, concretamente, el gen de la renina, una encima esencial en la regulación de la presión arterial.

Cuando el gen de la vida enciende el interruptor del alma

El descubrimiento de la secuencia de la renina fue, en apariencia, un logro técnico; pero para Murakami fue también el comienzo hacia una comprensión más profunda de lo que significa estar vivo. A partir de entonces, su carrera se volvió hacia un nuevo territorio, la epigenética.

En este nuevo mundo no solo encontró datos del ADN, sino las claves para interpretar la interacción entre la biología y la experiencia. “El ADN no es una estructura rígida”, explicó en diferentes ocasiones. “Funciona como un sistema dinámico influido por lo que vivimos, comemos o sentimos”, expresó.

Esta premisa (hoy clave en numerosos estudios) transformó la forma de entender la relación entre el cuerpo humano y su entorno. A través de sus investigaciones, Murakami ayudó a popularizar la idea de los “interruptores genéticos”: mecanismos permisivos de que ciertos genes se activen o se apaguen dependiendo de factores externos.

Según el bioquímico, el cuerpo no es una maquinaria cerrada, sino un sistema capaz de modularlo. “Podemos modificar el comportamiento de nuestro cuerpo simplemente con cambios en nuestra conducta”, decía.

El planteamiento, aunque era científico, tenía matices cotidianos. La idea de que el estrés, la alimentación o el entorno moldearan la expresión genética dotaba a la biología molecular una cercanía antes insospechada.

“El ADN no es solo
“El ADN no es solo un código fijo e inmutable. Es un sistema dinámico que responde a tu entorno”. (Imagen: X)

El código divino

No obstante, Murakami comenzó a ver algo más. Aquello que en sus primeras investigaciones era solo una secuencia de datos, empezó a relevarse ante sus ojos con una complejidad que superaba a lo biológicamente conocido.

Murakami, convencido y formado a través de método científico, no se desvió de su laboratorio, pero comenzó a investigar desde otro plano: el de la contemplación espiritual.

Influido por el movimiento Tenrikyo (mente, cuerpo y espíritu), Murakami propuso una lectura más amplia de sus hallazgos. En su libro El Código Divino del ADN, se refiere a una “fuerza creadora” que no contradice la ciencia, sino que se revela a través de ella. “Algo Grande”, lo denomina. Otros, simplemente, Dios.

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La prueba del poder del ADN

No todos compartieron esa visión. Aunque sus investigaciones han sido respaldadas en el ámbito académico, su intento de conectar genética y espiritualidad ha generado diversos conflictos. Entre sus historias más sonadas, está la compartida por un hombre al que los médicos habían detectado una enfermedad hereditaria incurable. “No había esperanza”, relataba Murakami.

Sin embargo, en lugar de aceptarlo, cambió su alimentación, redujo el estrés y practicó la meditación. Contra todo pronóstico, su enfermedad desapareció. “Tus genes no solo responden a tu entorno, se reprograman”, es una de las conclusiones de sus estudios.

Murakami descubrió que ciertos hábitos y pensamientos podían “encender” genes beneficiosos y “apagar” los dañinos, modificando la expresión del ADN.

Explicación biológica del Dr. Murakami.
Explicación biológica del Dr. Murakami. (Imagen: X)

A pesar de ello; los especialistas reconocen el peso de sus contribuciones científicas, pero algunos se muestran escépticos ante la posibilidad de que prácticas como la meditación o la oración puedan influir directamente en la expresión genética.

Finalmente, Murakami nunca pretendió que la ciencia pruebe la existencia de lo divino. En cambio, ha defendido una idea: que el conocimiento no tiene por qué estar enfrentado con la búsqueda espiritual. En sus intervenciones públicas insistió en que su objetivo no es probar dogmas, sino abrir “un diálogo entre ciencia moderna, medicina y espiritualidad”.