Una persona se protege de la lluvia en Málaga. (Álex Zea/Europa Press)
Las intensas lluvias que han azotado España en las últimas semanas continuarán en los próximos días, después de que la borrasca Laurence le haya dado el relevo a Martinho que, por lo pronto, mantiene en alerta a cinco comunidades autónomas: Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y la Comunidad de Madrid. Este jueves, la capital permanece en riesgo por desbordamiento de los ríos, lo que ha movilizado a los servicios de emergencias y las autoridades, que han realizado desalojos preventivos y cortes en carreteras. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) mantiene en aviso a medio país, tanto por lluvias como por viento, con alertas naranjas en Galicia y Cantabria.
Lluvias, nevadas, vientos, tormentas, temperaturas máximas, temperaturas mínimas, fenómenos costeros, polvo en suspensión, galernas, nieblas, deshielo o aludes, son los fenómenos meteorológicos potencialmente adversos de los que la Agencia Estatal de Meteorología suele avisar. A través del Plan Nacional de Predicción y Vigilancia de Fenómenos Meteorológicos Adversos (Meteoalerta) el organismo facilita a toda la ciudadanía e instituciones públicas (sobre todo a Protección Civil) la información sobre posibles acontecimientos de riesgo que se prevean.
La agencia define fenómeno meteorológico adverso como “todo evento capaz de producir, directa o indirectamente, daños a las personas y los bienes y que, por tanto, puede producir impactos. También puede considerarse como tal cualquier fenómeno meteorológico susceptible de alterar la actividad humana de forma significativa en un ámbito espacial determinado”.
Para proporcionar la información más precisa y alineada con los criterios europeos comunes, se establecen tres niveles básicos de aviso según su grado de peligrosidad: amarillo, naranja y rojo.
- Nivel amarillo: indica que el peligro es bajo, pero que los bienes y la población vulnerables o en zonas expuestas a los fenómenos meteorológicos pueden sufrir algún impacto. La AEMET recomienda a la ciudadanía mantenerse informada de la predicción más actualizada.
- Nivel naranja: el peligro es importante. Los bienes y la población vulnerables o en zonas expuestas podrían sufrir impactos graves. Se insta a tomar precauciones y estar atento a la última hora meteorológica.
- Nivel rojo: el peligro es extraordinario. Los bienes y la población vulnerables o en zonas expuestas podrían sufrir impactos muy graves. Se aconseja tomar medidas preventivas y actuar según las indicaciones de las autoridades.
Borrasca e inundaciones en España. (Guardia Civil)El aviso rojo se activa sólo ante situaciones muy graves como: lluvias intensas en el Mediterráneo, olas de calor severas en Andalucía o nevadas en las montañas de Castilla y León. Según detalla eltiempo.es, cuando este tipo de alerta entra en vigor, no sólo la Aemet entra en escena, también lo hace Protección Civil, que se encarga de coordinarse con las comunidades autónomas. Estas son algunas de las medidas comunes que se toman durante los fenómenos meteorológicos adversos:
- Movilización de equipos de emergencia: los equipos de bomberos y protección civil se despliegan en áreas clave, preparados para brindar asistencia o evacuar si es necesario.
- Alertas directas a la población: los avisos se transmiten a través de mensajes SMS, redes sociales y medios de comunicación. En situaciones graves, se pueden realizar anuncios por altavoces en las zonas afectadas.
- Restricciones y cierres preventivos: en caso de alerta roja, se pueden cerrar carreteras y suspender eventos. Las escuelas, actividades deportivas y otros encuentros públicos pueden verse afectados. En las zonas costeras, el acceso a playas y puertos podría restringirse.
En algunas ocasiones, las autoridades aconsejan no salir de casa si no es imprescindible, algo común durante las nevadas de Filomena en 2021.
Responsabilidad de las autoridades locales y regionales
En España, cada comunidad autónoma adapta sus planes de emergencia según las características del fenómeno meteorológico. En las zonas montañosas, como Asturias o Aragón, las nevadas pueden provocar el cierre de carreteras de montaña, y los protocolos incluyen el uso de maquinaria para despejar las vías. En las costas, la alerta roja conlleva el cierre de puertos y la evacuación de áreas bajas si el oleaje es extremadamente fuerte.