La trampa fiscal por la que los sindicatos no quieren subir el mínimo exento en la tributación del IRPF

El mínimo exento no solamente se aplica a quien cobra el Salario Mínimo Profesional, sino a todos los salarios, incluyendo los más altos. El líder de Comisiones Obreras, Unai Sordo, explica por qué el debate fiscal no debería pivotar en torno al SMI, sino más bien alrededor de los convenios colectivos

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La vicepresidenta segunda y ministra
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en un desayuno informativo del Fórum Europa. (J.J. Guillén/EFE)

Hace unos días apareció la publicación del Boletín Oficial del Estado donde se confirmaba la subida del Salario Mínimo Profesional un 4,4% con respecto al año 2024. Esto supone un total de 1.184€ mensuales en 14 pagas, y hablando a nivel anual, un total de 16.576€.

Lo que parecía una noticia para celebrar, y sobre todo para recordar que en los últimos cinco años el Salario Mínimo Interprofesional ha subido un 61%, y que además esto ha sido compatible con que haya cada vez más empleo, se truncó por el anuncio de Hacienda de que, a partir de este momento, las personas que percibiesen el SMI tendrían que tributar el IRPF, porque el mínimo exento se mantenía en su cantidad del año pasado, que era 15.876€ anuales.

El conflicto entre el Ministerio de Trabajo y el de Hacienda trascendió a los medios de comunicación rápidamente, y la indignación se iba elevando por parte de toda la sociedad, ya que no entendían por qué a la subida del SMI se le iba a restar lo que hubiese que tributar en la Declaración de la Renta.

No obstante, ha sido Unai Sordo, líder de Comisiones Obreras, quien ha dado el punto de vista de los sindicatos en el podcast de Inés Hernand y Nerea Pérez de la Heras, “Saldremos mejores”.

¿Por qué los sindicatos creen que el debate no debería ser sobre el mínimo exento de IRPF?

Unai Sordo contó en este podcast que considera que el gobierno no ha dado la suficiente información sobre este asunto, y que por eso muchas personas no entienden el conflicto que ha habido. Él explica que, definitivamente, hay que garantizar que cualquier persona que cobre el SMI se lleve a su casa, en salario neto, al menos el 60% de la media salarial. Esto es lo que afirma, de hecho, la Carta Social Europea.

Pero, a partir de ahí, la fórmula para lograr esto, en su opinión, no es subir siempre el mínimo exento del IRPF porque este no se aplica solo a quien cobra el SMI, sino a todos los salarios. No es razonable que una persona que gana 100.000€ al año deje de tributar cada vez más por más parte de esos 100.000€. El objetivo del gobierno, por tanto, debería ser que todos los trabajadores que cobran el Salario Mínimo Interprofesional pudiesen tener un tratamiento especial por parte de Hacienda para que se respete ese 60% del salario medio.

31/01/2023 (I-D) El secretario general
31/01/2023 (I-D) El secretario general de CCOO, Unai Sordo; la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz y el secretario general de UGT, Pepe Álvarez (Alejandro Martínez Vélez - Europa Press)

Un combate centrado en los convenios, y no en el Salario Mínimo Interprofesional

Definitivamente, el 60% del Salario Mínimo Profesional es muy escueto. Y cualquier persona que viva en España, y sobre todo en algunas de sus ciudades, sabe perfectamente que aún habiendo subido en los últimos años, no da ni siquiera para llegar a fin de mes con los precios actuales.

Precisamente por esto, Unai Sordo especificó que el objetivo de los sindicatos es que cada vez menos personas cobren el Salario Mínimo Interprofesional, porque en nuestro país los salarios no deberían venir determinados por el mínimo, sino por los convenios colectivos y la negociación colectiva.

Y en el asunto de los convenios hay mucho que tratar. Algunos sectores, como el campo, la hostelería y los cuidados- que por cierto es uno de los sectores más feminizados, lo que explica buena parte de la brecha salarial- tienen convenios muy mal pagados, y con jornadas laborales que deberían bajarse acorde a los salarios que ofrecen. En concreto, el sector de la hostelería anotó el año pasado récords económicos históricos, algo que sabemos por el Observatorio de Márgenes Empresariales de la Agencia Tributaria. Podrían, desde luego, mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores.

El debate está yendo por un derrotero equivocado, sigue explicando Sordo, y está permitiendo que todas las conversaciones vayan dirigidas a hablar de la presión fiscal de los más pobres, de la que por supuesto hay que hablar, pero olvidando la poca presión fiscal que en muchas ocasiones tienen los más ricos.

De lo que se debería estar hablando, dicen en Saldremos Mejores, es de los agujeros de la tributación de las altas rentas, y de algunos impuestos como el Impuesto de Sociedades, donde los grandes grupos empresariales pagan entre el 5 y el 7% de media mientras que cualquier trabajador paga más de IRPF.

Y eso por no hablar de que las críticas sobre la aplicación del IRPF al Salario Mínimo Interprofesional pueden llegar a generalizarse, y que muchas personas adopten un discurso anti impuestos -discurso que siempre plantea la derecha económica- cuando quien cobra el SMI es, por norma general, el que más necesita los servicios públicos sustentados por dichos impuestos. El debate que tanto se ha planteado estos días es, por tanto, una suerte de trampa.