Caroline Darian, hijia de Gisèle Pelicot, en el tribunal de Aviñón el 19 de noviembre de 2024. (REUTERS/Sarah Meyssonnier)Ha pasado más de un mes desde que el tribunal de Aviñón dictara sentencia contra Dominique Pelicot y los 50 acusados de violar a Gisèle Pelicot mientras ella estaba inconsciente. Los magistrados consideraron culpables a todos los implicados, con penas que superan los 400 años de cárcel, pero el proceso está lejos de terminar. Al menos 17 de los condenados han apelado la sentencia, que quedaba en todos los casos por debajo de las peticiones de la Fiscalía. “Dominique se ha llevado la pena que tenía que llevarse, 20 años” valora ahora su hija, Caroline Darian.
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La vergüenza cambió de lado
Por Equipo Leamos
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El caso Mazan no terminó el 19 de diciembre, pero tampoco comenzó el 2 de septiembre de 2024, fecha de inicio del proceso judicial. La verdad salió a la luz en 2020, cuando los agentes de policía encontraron en el ordenador de Dominique Pelicot más de 20.000 imágenes y vídeos que mostraban las atrocidades cometidas contra Gisèle. Descubrirlo supuso para ella una brecha entre lo que era su vida antes y lo que fue después. Para superar el choque, Darian se dedicó a la escritura y a investigar el fenómeno de la sumisión química. El resultado de ese trabajo fue Y dejé de llamarte papá, un libro que convierte el trauma familiar en una lucha colectiva y que llega este 2025 traducido al español de la mano de Seix Barral.
El libro le ha ayudado a “transitar ese primer año de cataclismo”, pero también a “investigar lo que supone la sumisión química”, asegura en una rueda de prensa. Con él, Darian espera “que se entienda que [la sumisión química] es un problema de salud pública, supera el trauma personal”. “Durante mucho tiempo me he cuestionado si el crimen es genético y no, no lo es. Es una opción deliberada de parte de cada individuo, de cada persona. Era importante para mí despojarme de esa dimensión criminal de mi padre. Lo he hecho sobre todo entregándome a esta causa que me ayuda a liberarme de este peso, de esta carga de la afiliación
La sumisión química es un fenómeno poco conocido y subestimado en Francia, afirman desde la asociación M’endors Pas (No me duermas), fundada por la propia Darian. Los datos son escasos, pero en 2021 la Agencia Nacional de Seguridad de los Medicamentos y Productos Sanitarios francesa (ANSM) recogió un total de 82 casos de sumisión química. Las víctimas son mayoritariamente mujeres y los agresores, lejos de las creencias populares, suelen venir del entorno cercano.
'Y dejé de llamarte papá', versión en castellano del libro de Caroline Darian. (Helena Margarit/Infobae España)De su testimonio literario surgió una idea clara para Darian y es que la vergüenza debe cambiar de bando. Una frase que le vino rápidamente a la mente, según escribía, pero que ahora se ha convertido en un lema feminista a nivel mundial. “Es una forma que yo descubro y vivo desde dentro: la vergüenza de llevar el ADN y el apellido Pelicot. Me viene de forma natural por ser la hija de los dos, sobre todo la hija de Dominique”, explica.
El tiempo le ha hecho darse cuenta de que es una carga que no le corresponde. “No les corresponde a las víctimas llevar la carga, la vergüenza a sus espaldas”, afirma. Es algo que ha aprendido de la mano de su madre y que motivó la decisión de llevar el juicio a puerta abierta. “La puerta cerrada habría sido un regalo. Los acusados cuentan lo que quieren y a quién quieren, sobre todo a su entorno”, asegura. En ese sentido, entiende que su madre “ha mostrado que no es ella como víctima la que tiene que llevar esta carga en sus espaldas”.
“Pero es una gran responsabilidad también, porque muestra la violencia con la que se trata a las víctimas en un juicio de estas características”, añade. Los cuatro meses en los que acudieron al tribunal de Aviñón fueron una prueba dura para la familia Pelicot. “Hemos visto cómo los acusados se parapetaban y ha habido abogados que han tenido un propósito y un tono absolutamente violento. Es importante que la sociedad francesa se dé cuenta de eso”, dice. Pese a todo, recuerda, “el juicio no nos ha permitido saber cuándo empezó todo esto y cuántas personas están realmente implicadas en este asunto”. De las decenas de personas que aparecen en los vídeos grabados por Pelicot, solo 51 fueron identificadas y 17 continúan siendo “presuntos agresores”.
Darian exige mejoras y avances en el sistema judicial no solo durante el proceso, también en sus inicios y, especialmente, en el apoyo a las víctimas. “Se encuentran solas. A ellas les corresponde buscar un terapeuta, un abogado, los recursos necesarios para hacer valer sus derechos y su estatus de víctima", critica Darian, un proceso que ella también tuvo que enfrentar y que en los últimos años no ha mejorado. “Donde se necesita realmente que las cosas avancen es en la atención médica. Los profesionales de la salud no están en absoluto formados para detectar casos de sumisión química entre sus pacientes", añade.
Caroline Darian ante la “vergüenza de llevar el ADN de Dominique Pelicot”: “Me he cuestionado si el crimen es genético y no, no lo es” El señor Pelicot cumplirá al menos dos tercios de su sentencia por los crímenes cometidos contra Gisèle, pero Darian, también víctima de su padre, no recibirá justicia: está segura de que Dominique abusó de ella, una preocupación que ha denunciado en varias ocasiones, pero este nunca lo ha reconocido. “No tiene la capacidad de admitir la verdad total en su conjunto”, lamenta Darian.
Con tan solo dos fotografías como prueba, que la muestran semidesnuda e inconsciente, Darian sabe que no podrá volver a llevar a su padre ante los tribunales. “En la medida en que él no ha querido responder a mis preguntas durante el juicio, yo me quedo con mis dudas y con mis certidumbres”, sentencia.
Así, si en un primer momento lloró la pérdida del padre que conocía, sabe que “hay que constatar lo evidente y es que hay que vivir con eso, no hay otra opción”. En Darian, queda un sentimiento en relación a Dominique: “Qué desperdicio de vida, dejar rienda suelta a la perversión absoluta, cuando tenía una familia respetada y amada”.