Créditos: Freepik Casi todo el mundo sueña con ganar la lotería para eliminar por completo las preocupaciones por los ingresos y los gastos. Es por esta razón por la que millones de personas deciden confiar en la suerte cada día e invertir unos pocos euros con el deseo de que sus números sean los ganadores. Comprar una casa más grande, adquirir un coche nuevo, gastar todo el dinero que se desee en ropa o viajar por el mundo entero: son muchos los sueños que estos entusiastas tienen con respecto a en qué invertirían el dinero de la lotería, pero muy pocos logran conseguirlo.
Pese a estos deseos, la suerte llega de repente, por lo que algunos ganadores de la lotería son incapaces de cambiar de la noche a la mañana su mentalidad con respecto al dinero y continúan ahorrándolo pese a haber incrementado en varios millones su cuenta bancaria. Esto resulta positivo, ya que también son muchos los que, una vez se hacen con el premio, despilfarran el dinero hasta volver a la casilla de salida o incluso retroceder algunos puestos, incurriendo en deudas que no se tenían antes de ganar la lotería.
Por esta razón, es importante siempre contar con un plan de gastos y continuar mirando hacia el beneficio futuro, pese a que desde el momento en el que el talonario se encuentre en nuestro poder sea posible extenderse un poco más en lo que compramos o invertirnos. Graham y Amanda Nield, de Wakefield, West Yorkshire, son el claro ejemplo de que, aunque la vida cambia a cualquiera que consiga ganar la lotería, es posible mantener los pies en el suelo.
Amanda y Graham trabajan en una fábrica de alfombras hasta que un enorme golpe de suerte les permitió dejar sus puestos: jugaban a la Lotería Nacional desde 1994 y en 2013 consiguieron el premio mayor de 6,6 millones de libras. Este suceso llegó a sus vidas en el mejor momento posible, ya que el matrimonio había tenido que vender todas sus pertenencias en una venta de maleteros de automóviles, pues debían mudarse con los padres de Amanda para cuidarlos: “Llegamos a casa y nos sentamos en nuestro último mueble, dos sillas de ordenador. Entonces Graham comprobó los número de los billetes en su teléfono y dijo que creía que habíamos ganado”, explicó la mujer al medio Daily Mail.
Como su marido Graham era un bromista y en otras ocasiones le había hecho creer que eran los ganadores del sorteo, Amanda decidió comprobar ella misma los números: “Tenía razón. Habíamos ganado. Parecía irreal. Parecía un cuento de hadas. Para ser sincera, todavía lo parece y me siento muy privilegiada”.
El matrimonio había soñado durante años con ese momento: “Solía decirle a Graham que iría directamente a París de compras o que le indicaría los coches y las casas que compraría al día siguiente si ganaba”. Sin embargo, cuando ganaron, nada de eso ocurrió: “Simplemente dejé de querer esas cosas. Es extraño”. Amanda y Graham no han querido cambiar su vida por completo pese al gran premio que ganaron; de hecho, tras la victoria volvieron a casarse y la recepción se celebró en el club de rugby local.
Con el dinero de la Lotería Nacional, el matrimonio tomó la decisión de jubilarse y, además, construyó un bungalow con un anexo en 2014, que les permitió estar cerca de los padres de Amanda hasta que fallecieron. Más allá de algunos caprichos como un viaje de Amanda a Australia o un nuevo Nissan Pathfinder, la pareja se ha mantenido comedida en sus gastos: “No gasto miles de dólares en ropa de diseño. Si me gusta un jersey y cuesta 30 libras, lo compro. Pero no lo haría si costara 300 libras”, explica Amanda.
La actitud de su marido es la misma: “Si hay una ganga, la aprovecha”. Amanda y Graham han decidido no hacer ostentación de su dinero y, aunque a veces se permiten algunos caprichos, aprovechan bien el premio de la Lotería: “Intentamos mantener los pies en la tierra. Creo que algunas personas que tienen dinero o lo han heredado a veces pueden ser un poco exageradas”.
Este es el dinero que se queda Hacienda de los décimos de la Lotería del Niño.