El mercado inmobiliario en España se caracteriza por una amplia demanda y una oferta reducida. Y ante este panorama, los precios llevan años subiendo. Así, ante un contexto de encarecimiento generalizado, el acceso a la vivienda se percibe como una meta cada vez más compleja.
Pese a ello, el 70% de la población en España continúa optando por la compra de una vivienda. Ahora, para ello, en la mayoría de los casos se debe recurrir a una hipoteca. Es decir, muchos compradores firman un contrato con una entidad financiera en el que establece la vivienda como garantía. El impago de las cuotas puede generar graves problemas, como intereses de demora, pérdida de la propiedad y afectaciones al historial crediticio. En consecuencia, si por circunstancias coyunturales no puedes hacer frente al pago de la hipoteca, conviene conocer qué opciones existen.
Cómo actuar si no puedes pagar la cuota de la hipoteca
Es muy importante actuar antes de que el banco emita el recibo de las cuotas de la hipoteca, especialmente si atraviesa dificultades financieras. Evitar caer en números rojos es fundamental, ya que el impago genera intereses de demora y, en casos extremos, puede conducir al embargo de la vivienda.
Ante los primeros indicios de problemas, se recomienda acudir a la entidad financiera para explicar la situación y buscar una renegociación del préstamo. Si la dificultad surge de forma repentina, es aún más importante abordar el problema de manera proactiva para estudiar posibles soluciones con el acreedor.
En la negociación con el banco puede conseguirse una ampliación del plazo para la devolución de la hipoteca y así reducir las cuotas mensuales, lo que puede suponer un fuerte alivio económico.
Los costos asociados de este proceso, conocido como novación hipotecaria, dependen de los cambios acordados. Si únicamente se reduce el tipo de interés, no es necesario inscribir el acuerdo como escritura pública. Sin embargo, modificaciones como cambiar de tipo fijo a variable (o viceversa), ajustar el tipo de referencia, ampliar el importe del préstamo o prolongar el plazo de devolución, requieren una escritura de novación, lo que implica gastos notariales y registrales.
Los bancos, cuyo objetivo principal es recuperar el préstamo concedido, suelen estar dispuestos a negociar si perciben riesgo de impago. Prolongar el periodo de amortización también resulta ventajoso para las entidades financieras, ya que aumenta los intereses totales que reciben. No obstante, hay que tener en cuenta que la disposición del banco a renegociar puede variar según el contexto económico. Durante periodos de alza en el precio de la vivienda, las entidades suelen mostrarse menos flexibles, mientras que en épocas de descenso del valor inmobiliario, están más interesadas en pactar, ya que el impago podría dejarlas con propiedades depreciadas.
Consecuencias de no poder pagar la hipoteca
Las consecuencias de no poder pagar la hipoteca pueden tener un fuerte impacto tanto a nivel económico como personal. Entre las principales consecuencias se encuentran la acumulación de deudas, la pérdida de la vivienda y el deterioro de la estabilidad financiera y emocional del deudor.
El primer impacto del impago es la generación de intereses de demora, que aumentan la cantidad adeudada y dificultan aún más el cumplimiento de las obligaciones. Estos recargos elevan rápidamente la deuda, agravando la situación financiera del afectado. Otra consecuencia inmediata es la inclusión del deudor en registros de morosidad, como ASNEF o RAI. Estar en estas listas afecta el historial crediticio, limitando el acceso a futuros préstamos y productos financieros, y dificultando la recuperación económica a largo plazo.
Si los impagos persisten, la entidad financiera puede iniciar un proceso de ejecución hipotecaria. Este procedimiento conlleva el embargo de la vivienda y su posterior subasta para liquidar la deuda. En muchos casos, el valor obtenido en la subasta no cubre el total pendiente, dejando al afectado con una deuda residual que debe asumir.