Vicky Ferraiuelo es una madre argentina ve en el caso Juana Rivas un hilo de esperanza para evitar la pérdida de su hijo Nano, reclamado por un padre al que no ve desde hace siete años y vive en España. La justicia argentina ordenó la restitución del menor de 11 años y, tras agotar las vías judiciales en su país, su madre reclama que un juzgado español escuche al pequeño y paralice la entrega en pro del “interés superior del menor”.
Nano, de hecho, ya debía estar en España para que un juez decida sobre su situación. La jueza de la ciudad bonaerense de Pilar que debe determinar las medidas de “retorno seguro” del menor quería ejecutar la sentencia a mediados del pasado mes de diciembre, cuando el pequeño finalizaba el curso escolar, pero los abogados de su madre solicitaron de forma cautelar que se paralizase la entrega y la jueza que lleva el caso acordó varias medidas antes de proceder al retorno de Nano, que nació en España cuando sus padres argentinos vivían allí y fue trasladado con autorización judicial al país natal de sus progenitores hace siete años. En conversación con Infobae España, Vicky denuncia que tanto ella como su hijo siguen “presos de este juicio”, ya que, entre otras prohibiciones, el menor no puede viajar fuera de Argentina.
La jueza ha ordenado con carácter “urgente” una evaluación de la “situación psico socio-emocional” del pequeño Nano, así como el abordaje de una “estrategia de vinculación paterno-filial” para restaurar los lazos con su padre después de siete años sin verle. No obstante, la justicia argentina ya se ha pronunciado y el menor, tarde o temprano, tendrá que viajar a España y desprenderse de su madre y el resto de su entorno familiar.
Por ello, Vicky reclama que la justicia española, la primera que autorizó la marcha de madre e hijo en 2017 hacia Argentina, se pronuncie antes de que tenga lugar la entrega y tenga en cuenta el testimonio del menor, como hizo in extremis la jueza de guardia de Granada con Daniel, el hijo pequeño de Juana Rivas. El Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid se abstuvo de decidir sobre la situación por “falta de competencia internacional” y dejó el caso en manos de Argentina.
Farraiuelo lamenta la “falta de comunicación” entre las autoridades españolas y argentinas que ha llevado el caso a un “limbo jurídico”. Esta madre se puso en contacto con la Autoridad Central, el organismo dependiente del Ministerio de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes que tiene las competencias sobre las restituciones internacionales. La respuesta fue que “no pueden hacer nada” hasta que Nano pise suelo español. Pero Vicky cree que se puede evitar ese “sufrimiento” para su hijo si la justicia española, que ya autorizó su marcha junto a ella, escucha al menor mediante videoconferencia.
La historia de ‘Nano’
Nano nació en marzo de 2013 en España, donde se habían trasladado sus padres argentinos, casados, en busca de una nueva vida. Pero la familia, especialmente su madre, tuvo dificultades para encontrar trabajo al no poder homologar su título como arquitecta. La relación sentimental se fue deteriorando y 18 meses después del nacimiento del menor, que quedó bajo la custodia de la madre de mutuo acuerdo, se materializó el divorcio.
Tres años después, y dadas las dificultades de la progenitora para encontrar trabajo, recibió una oferta laboral en Argentina y decidió regresar junto al menor. Tras el abandono del país, el padre presentó la primera solicitud de restitución, el mecanismo por el cual un progenitor puede recurrir a la justicia si su hijo ha sido retenido o trasladado a otro país supuestamente de forma ilegal. Ante esta situación, la madre de Nano, quien mantenía cautelarmente la custodia, decidió regresar a España con el menor a finales de 2017 para esperar la resolución judicial.
El Juzgado de Primera Instancia número 22 de Madrid ratificó la custodia para la madre y autorizó su retorno a Argentina. A partir de entonces comenzó un largo recorrido judicial que, por el momento, ha acabado con la restitución de Nano. España tiene ahora la última palabra.