Las Navidades son una época muy especial para la mayoría de las personas. Son sinónimo de vacaciones, de regalos o de familia, de luces en las calles y árboles en las plazas. Sin embargo, para la ciudadana británica Faye Louise, las Navidades tienen un significado totalmente distinto, vinculado directamente con su supervivencia.
En 2023, comenzó a sentir intensos dolores en la zona abdominal. Tras acudir al médico varias veces, se le realizó una ecografía en la que se detectó la presencia de un quiste cancerígeno en uno de sus ovarios. Este problema suele vincularse con la apendicitis, por lo que, en la extracción del quiste, suele también realizarse una apendicectomía como medida preventiva.
La última alternativa para evitar el cáncer
En esa operación descubrieron que el interior del abdomen de Faye estaba recubierto por mucosa, lo que reveló que esta padecía una enfermedad rara conocida como pseudomixoma peritoneal. Esto se produce cuando un tumor cercano al apéndice crece y acumula mucosidad hasta que el órgano se rompe. Entonces, las células productoras de moco se instalan en el peritoneo sin cesar en su función, lo que produce una acumulación de líquido mucinoso.
En el caso de Faye, al romperse el apéndice, el tumor se rompió a su vez y liberó células cancerígenas por todo su cuerpo, poniendo en riesgo varios órganos de su cuerpo. Cuando los médicos se lo explicaron, le sugirieron una serie de operaciones en las que le extirparían hasta ocho órganos distintos, si bien no se trataba de órganos vitales. Una propuesta que la mujer acabó aceptando.
De este modo, a Faye le extirparon los ovarios y el apéndice, pero también el bazo, la vesícula biliar, el útero, las trompas de Falopio, el obligo, el epiplón mayor y menor y parte del hígado. Además, también le rasparon diversas zonas del diafragma y la pelvis. Un procedimiento médico raras veces visto y con una recuperación difícil.
Cada Navidad recibirá los resultados de las pruebas
En declaraciones recogidas por BBC Radio Sussex, Faye aseguró haber estado algunos días “en lo más profundo de la desesperación” tras las operaciones. “Pero la mayoría de las veces tengo días positivos”, aseguró. Desde ahora, a finales de noviembre deberá someterse a una serie de pruebas de seguimiento cada año. “Lamentablemente, esperar resultados será para mí la clave del éxito o del fracaso de Navidad”.
En esas fechas será cuando sabrá si, un año más, su cuerpo responde bien a los efectos de la operación y no presenta síntomas de padecer cáncer. “Que me dijeran que no había evidencia de enfermedad fue el mejor regalo de Navidad que pude haber recibido”, confiesa ante el citado medio, puesto que su miedo había sido tal que incluso había llegado a iniciar los preparativos para su propio funeral.
En vez de eso, Faye ha podido ya volver a su trabajo en el aeropuerto de Gatwick (Londres), el cual supone un importante desgaste físico para ella, pero le ha permitido volver a estar en contacto con el mundo de la aviación, al que ama. “Estoy feliz de volver a ocupar este puesto”, ha afirmado. Además, tras su experiencia se ha unido a la campaña de recaudación de fondos Cancer Research UK.