La inquilina que vive en un apartamento de 6 metros cuadrados y paga 460 euros al mes en París: “Duermo todos los días en el suelo”

En febrero de 2024, esta mujer fue reconocida como un caso prioritario para la asociación ‘Derecho a la Vivienda’, pero todavía no ha recibido ninguna alternativa habitacional

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La crisis de vivienda es
La crisis de vivienda es un problema que se extiende más allá de España.

La crisis de la vivienda marcó fuertemente el 2024 y no parece que en 2025 la situación vaya a mejorar mucho. Este problema no afecta solo a España, sino que se extiende a otros países, como la vecina Francia.

En el corazón del 16º distrito de París, donde el lujo y la opulencia suelen definir el paisaje, una mujer de 63 años enfrenta una realidad que contrasta con el entorno que la rodea. Jianqiu trabaja como camarera a tiempo parcial y vive desde hace más de dos años en un diminuto apartamento de apenas 6 metros cuadrados por el que paga un alquiler mensual de 460 euros. Esta situación no solo es extremadamente precaria, sino que también infringe la legislación francesa, que prohíbe alquilar viviendas de menos de 9 metros cuadrados.

El hogar de Jianqiu está equipado con una pequeña ducha y un lavabo, mientras que el inodoro está ubicado en el pasillo compartido del edificio. En una esquina del cuarto, una rudimentaria zona de cocina incluye una mesa de trabajo minúscula, una tetera y algunos utensilios básicos. Sus pertenencias están apiladas en bolsas de plástico, y el colchón que utiliza para dormir en el suelo debe guardarlo contra la pared durante el día para ganar algo de espacio. “Duermo todos los días en el suelo con este colchón”, explicó la mujer al medio francés BFMTV.

Una renta precaria y un sistema que no da respuestas

Jianqiu recibe un salario mensual de 775 euros por su trabajo a media jornada, una cifra claramente insuficiente para acceder a una vivienda que cumpla con los estándares legales. Las autoridades han reconocido que el apartamento no es habitable y han permitido que la mujer deje de pagar el alquiler, sin embargo, esta medida no resuelve el problema de fondo: el precio cada vez más caro de la vida pone en riesgo de exclusión social a muchas personas que no pueden casi pagarse un alquiler.

En febrero de 2024, esta mujer fue reconocida como un caso prioritario bajo el Derecho a la Vivienda (DALO, por sus siglas en francés). Este mecanismo legal obliga al Estado a proporcionar una solución habitacional de emergencia en un plazo máximo de seis meses para personas en situación crítica. No obstante, a pesar de su estatus prioritario, Jianqiu no ha recibido todavía ninguna propuesta concreta. “Por ahora, no tengo otra opción, pero espero que puedan ayudarme a encontrar algo más adecuado pronto”.

El Gobierno se compromete con Bruselas a construir viviendas de precio asequible a “gran escala”.

Viviendas vacías y movilización social

El caso de Jianqiu no es un hecho aislado, sino un síntoma de una crisis habitacional más profunda que afecta a París y su región metropolitana. Según cifras citadas por BFMTV, se estima que hay cerca de 300.000 viviendas vacías en Île-de-France, la región de Francia en la que se encuentra París. Esta cifra ha generado una oleada de críticas hacia las autoridades, que no han aplicado de manera efectiva las leyes que permiten requisar estos inmuebles para destinarlos a personas en situación de vulnerabilidad.

En respuesta a esta situación, la asociación Droit au Logement (Derecho a la Vivienda) ha intensificado su lucha por una gestión más justa de los recursos habitacionales. El domingo 5 de enero, la organización lideró la “marcha de las requisiciones”. Esta iniciativa forma parte de una campaña lanzada en noviembre que busca presionar al gobierno para que tome medidas concretas para solventar la crisis de habitacional, como la reutilización de viviendas desocupadas.

Un problema estructural que afecta a miles de personas

La historia de Jianqiu muestra las contradicciones de un sistema que establece leyes para garantizar condiciones mínimas de habitabilidad, pero que falla al ofrecer soluciones reales a quienes se encuentran en situación de necesidad. Mientras miles de viviendas permanecen vacías, muchas personas en París y otras grandes ciudades de Francia viven en condiciones que comprometen su dignidad y su salud.

Más allá de las iniciativas individuales y las movilizaciones sociales, la crisis habitacional requiere una respuesta estructural que aborde tanto la desigualdad económica como la falta de acceso a viviendas asequibles. En palabras de los defensores de la vivienda, el caso de Jianqiu no debería ser una excepción, sino un llamado urgente a reformar un sistema que sigue dejando a muchas personas en la incertidumbre.

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