La normativa de Loterías y Apuestas del Estado prohíbe la participación de menores en juegos de azar. Las administraciones no pueden vender décimos a los jóvenes que no hayan cumplido los 18 años y aún así, en 2019, Cosmin, un joven de 15 años ganó un primer premio de la Lotería del Niño, que asciende a 200.000 euros por décimo.
Justo unos días antes del sorteo, el joven había comprado un décimo del número 37142 con los 20 euros que le habían devuelto de un número del Sorteo de Navidad. Así lo explicaba frente a los periodistas en la administración barcelonesa que repartió íntegramente este primer premio en 2019: la 271 de Barcelona, ‘La Sort’, en la Travessera de Gracia 244. Que un menor pudiera comprar un décimo fue una irresponsabilidad de la administración de lotería. No obstante, fueron sus padres los que cobraron el décimo ganador.
Adicciones sin sustancia
A pesar de la normalización de la Lotería de Navidad, la Lotería del Niño y el resto de las que se realizan desde Loterías y Apuestas del Estado, los juegos de azar provocan adicción y, al menos, los menores deberían estar protegidos. El caso de la venta a Cosmin es un claro ejemplo de que no lo están, al menos no del todo. Los juegos de azar conforman una de las más populares adicciones sin sustancia y que los menores estén expuestos a ella cuando su cerebro no ha acabado de formarse puede convertirse en un problema cuando sean adultos.
El pasado mes de octubre, se publicó el informe Perfil de las adicciones en 2023. La atención a las personas usuarias de la red UNAD, que recogía datos de un total de 39.451 personas que acudieron en 2023 a una de las 119 entidades de la ONG UNAD, una red de atención a las adicciones. La mayoría acudieron por una adicción con sustancia, pero también hubo las que lo hicieron por una sin sustancia.
De hecho, 1.189 personas atendidas por 40 entidades por adicciones sin sustancia tenían una edad de entre 26 y 33 años, tanto hombres como mujeres. En este sentido, el estudio destacaba que un 20 % de las usuarias de estos centros son menores de edad, por lo que lo más habitual es que aún fueran estudiantes. El bingo es su principal adicción, seguida de las tragaperras, y en el ámbito online, los videojuegos, aunque también figuran las compras compulsivas y a las redes sociales.
Respecto a los hombres, un 18 % de los casos atendidos tienen menos de 18 y, a diferencia de las mujeres, la mayoría trabajan. Su principal adicción presencial son las tragaperras y las apuestas deportivas, que también son la primera práctica adictiva que hacen online, además de las redes sociales.