La crisis de la vivienda, con precios cada vez más disparados por inmuebles cada vez más pequeños y en peores condiciones, no afecta sólo a España. En casi toda Europa, salvo honrosas excepciones, tener un hogar decente se ha vuelto complicado, y algunos casos llegan a tales puntos que vuelven virales. Un ejemplo es el de un hombre en Francia que ha hecho huelga de hambre para reclamar que le pongan calefacción.
Vive al norte del país, en el departamento de Aisne, donde varios habitantes de un inmueble llevan semanas sin calefacción en plena ola de frío. Desesperado, uno de los inquilinos, Philippe Moreau, residente en un apartamento del barrio Europe de Saint-Quentin y que además está enfermo de cáncer, ha decidido tomar medidas extremas. “Le dije a mi familia: estoy en huelga de hambre, mientras no tenga calefacción, y llegaré hasta el final”, explicó el jubilado al medio local France 3 Hauts-de-France.
En su vivienda sin calefacción, la temperatura promedio durante el día alcanza los 14 grados y desciende hasta los 11 grados por la noche. El sábado 4 de enero de 2025, el adjunto del alcalde encargado de las ayudas a los vecinos prometió a Philippe Moreau, ya debilitado por su enfermedad, la instalación de radiadores eléctricos, tras lo cual este último retomó su alimentación.
El arrendador sigue en silencio
El caso de este jubilado no es un suceso aislado. Varios residentes del mismo inmueble también están sin calefacción. “Tuvimos un poco de calefacción en Navidad, durante cuatro días, y luego nada. Desde finales de octubre se supone que debían reactivar la calefacción en las viviendas”, lamenta Jérémy Forest, vecino de Philippe Moreau, a France 3.
Sin embargo, el arrendador no ha dado señales de vida. “Dicen que no dejan de solicitar a Engie —la empresa francesa de electricidad y gas natural—, pero cuando los llamamos, Engie dice que nunca ha sido contactado por el arrendador”, denuncia Jérémy Forest. Este fin de semana, en este pueblo francés, los termómetros se han situado en temperaturas bajo cero.
En España también ocurre
En España, según los últimos datos del Observatorio de la Transición Energética y la Acción Climática (OTEA) y el Basque Centre for Climate Change, que se refieren a 2023, el 6,9 % de los hogares se encuentran en situación de pobreza energética severa, una cifra que supuso un incremento de tres décimas con respecto al ejercicio anterior.
Por contra, la factura energética promedio de los hogares se redujo un 9,8 %, situándose en 2.538 euros, aunque todavía un 5,4 % por encima de los niveles de 2019.
Pese al descenso en los precios de la energía y el crecimiento del empleo, algunos hogares vulnerables no experimentan mejoras “significativas”. Además, se observa que este indicador ha venido aumentando desde 2019, por lo que la pobreza energética ha pasado de afectar a 1,1 millones de personas en 2019 a 1,3 millones en 2023.
Los hogares encabezados por mujeres y los rurales siguen padeciendo mayores tasas de pobreza energética. Tienen una carga energética mayor, especialmente en términos de calefacción y carburantes, debido a viviendas menos eficientes y mayor dependencia del transporte privado.