Un hombre entra en la Comisaría Local de Policía Nacional de Almería y asegura haber presenciado un crimen. Tan solo unos minutos después, confiesa que él es el autor. Ocurrió el pasado lunes, día 30 de diciembre, y es el último asesinato del que se tiene constancia en 2024 junto a otro registrado en Badajoz. El detenido mató a la víctima, vecina del barrio de Los Molinos, estrangulándola con una cuerda en el interior de su vehículo. Después, intentó quemar el cadáver y ocultarlo en una arqueta en la barriada de Retamar, según detallan fuentes policiales a Infobae España.
Los agentes que estaban de servicio en la comisaría no salían de su asombro. El hombre, de 28 años y natural de esa localidad, se personó en dependencias policiales a eso de las 13:30 horas e hizo una confesión “muy extensa” del crimen después de que los policías lograran que “derrotase”. Relató los hechos con “suma tranquilidad” tanto ante los investigadores como ante la autoridad judicial, que decretó este Año Nuevo su ingreso en prisión provisional.
Según el propio autor de los hechos, había conocido a la víctima, una mujer marroquí de 38 años, días antes. Ambos eran consumidores habituales de “base”. El pasado 30 de diciembre, quedaron y se drogaron, como habían hecho otras veces. Pero todo se torció cuando iniciaron una discusión dentro del coche. El asesino confeso se detuvo en una zona de aparcamiento próxima a la desembocadura de la rambla de El Charco, a la entrada al barrio de Costacabana.
En ese lugar, el hombre, que iba en el asiento del conductor, cogió una cuerda y la enrolló en el cuello de su acompañante, que murió por asfixia. Acto seguido, decidió que tenía que deshacerse del cadáver y condujo hasta su localidad, Retamar, a apenas 8 kilómetros de distancia. Aparcó el vehículo y arrojó el cuerpo en una especie de descampado, pero la culpa empezó a atormentarle. “Me puse muy nervioso, me iban a pillar”, dijo ante los agentes.
Tiró el cuerpo en una arqueta
Entonces, fue más allá, cogió algo de papel y lo puso sobre el cuerpo de la mujer para intentar calcinar el cuerpo, del que la Policía Científica ha podido extraer ADN para confirmar su identidad. El autor de los hechos quiso dificultar aún más el trabajo de los agentes y arrojó los restos de la víctima en una arqueta.
Pero ya había cometido demasiados errores y, a medida que disminuían los efectos del estupefaciente en su cuerpo, la culpa iba en aumento. Decidió entonces presentarse en la Comisaría Local de Policía Nacional de Almería, pero no para confesar los hechos, sino para denunciar que había presenciado un crimen. Rápidamente, los agentes sospecharon de su relato y consiguieron que “derrotase”. Ese reconocimiento de los hechos le podría favorecer al poder apreciarse una atenuante en el futuro juicio.
El asesino confeso indicó el punto donde se encontraba el cadáver, hasta donde se desplazó rápidamente la comitiva judicial, que confirmó el hallazgo. También se personaron agentes de la Policía Judicial y Científica.
El hombre quedó detenido en calabozos y fue este miércoles, día 1 de enero, cuando fue trasladado a la Ciudad de la Justicia de Almería para pasar a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, que decretó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. La causa está ahora bajo secreto de sumario mientras se recaban las pruebas contra el último asesino de 2024.