A escasas horas de que digamos “adiós” al 2024 y demos la bienvenida al nuevo año, los españoles se preparan para una de las noches más importantes. La Nochevieja es un día lleno de rituales, tradiciones y costumbres que las personas ponen en práctica para atraer la suerte, alejar las malas energías y empezar el año con buen pie.
En España son tradicionales las doce uvas, que se comen una detrás de otra al ritmo de los golpes del reloj de la Puerta del Sol, y la lista de propósitos que queremos cumplir para el siguiente año (que, todo hay que decirlo, solemos olvidar pasadas dos semanas de enero). A estas costumbres se suman otras como guardar dinero en los zapatos, meterse debajo de una mesa mientras suenan las campanadas o llegar ropa interior de color rojo durante esa noche para atraer el amor, la buena suerte, la felicidad y el éxito.
En muchas culturas, el color rojo simboliza la fortuna, la pasión, la protección y la vida, por lo que todos los años es una de las tonalidades más elegidas para Nochevieja, tanto para los atuendos a la vista como los que están escondidos.
Origen de la tradición
Aunque existen diversas teorías sobre el nacimiento de la asociación de esta prenda con la buena suerte, una de las más asentadas es la que proviene de la Edad Media: el color rojo, asociado con la brujería, era considerado ostentoso o incluso peligroso. Sin embargo, ya existía la creencia de que servía de protección contra las malas energías, por lo que las personas decidieron rescatar el color, pero incorporarlo debajo de sus ropas visibles para no ser acusados de brujería.
En civilizaciones milenarias como la china, el color rojo está asociado con la felicidad y la buena fortuna, por lo que lo emplean en ocasiones especiales como el Año Nuevo Lunar. De esta manera, con la unión de todas estas tradiciones, poco a poco se fue asentando la idea de que esta tonalidad sirve para atraer las energías positivas, especialmente en un día tan importante como en el que damos la bienvenida al nuevo año.
Cómo debe llevarse la ropa interior roja
Aunque muchas personas optan por simplemente llevar este color en su ropa interior en Nochevieja, muchas otras, más supersticiosas, realizan todo un ritual para que la atracción de la buena suerte se realice correctamente. En primer lugar, existe la teoría de que esta prenda no puede ser comprada por uno mismo, sino que tiene que regalártela alguien; de esta manera, en los días previos al Año Nuevo, mucha gente regala ropa interior de color rojo para atraer el éxito para sus seres queridos y para sí mismos, pues también se cree que este acto da buena suerte también para quien hace el regalo.
Además, debe llevarse totalmente escondida debajo del estilismo y únicamente una vez. Por esta razón, en algunas culturas es frecuente quemar la ropa interior una vez finaliza la fiesta de Año Nuevo, como un acto de purificación: de esta manera, nos desprenderíamos de las malas energías del año anterior y dejaríamos libre el paso a un nuevo comienzo. Sin embargo, en lugar de quemarla, otras personas prefieren simplemente tirarla a la basura.
Una variante de esta tradición popular es llevar esta prenda de ropa interior roja del revés durante el 30 de diciembre, simbolizando un cambio de dirección y atrayendo aún más la buena suerte. De una misma teoría existen múltiples versiones, pero lo que nunca cambia es el deseo de empezar el 2025 con suerte, felicidad y éxito, dejando atrás todo lo negativo del 2024.
¿Y otros colores?
El rojo no es el único color elegido frecuentemente para la ropa interior durante la Nochevieja. Existen otras tonalidades que también sirven para atraer cosas positivas de cara al nuevo año, como el amarillo. Asociado con el cambio, la prosperidad, el Sol y el oro, este color adquiere un gran simbolismo positivo.
Como ocurre con el resto de la paleta, cada color tiene significados diversos en las distintas culturas del mundo: el amarillo, mientras que en antiguo Egipto estaba asociado con el luto, en otros países como Japón se vincula a la valentía. La tradición de emplearlo en la lencería proviene precisamente de Asia, pero ha tenido una gran implantación en lugares como América Latina, donde se utiliza con el objetivo de que las buenas energías se adhieran al cuerpo.