“Me faltaba un año para jubilarme y recibir una pensión, pero ahora duermo en la calle”: la trágica historia de un empleado de una empresa que quebró

A los 61 años, Andrea Baudissone vive en las calles de Turín, al norte de Italia, en la emblemática Galería San Federico. Su vida laboral, que comenzó en una fábrica a los 16 años, parecía encaminarse hacia una jubilación después de décadas de trabajo, sin embargo, su destino cambió drásticamente en 2018 cuando la planta de Embraco, donde cargó y descargó compresores durante casi 20 años, cerró sus puertas definitivamente, según informa el periódico italiano Leggo.

Andrea es uno de los 537 trabajadores despedidos por Embraco, una empresa que alguna vez fue símbolo de vanguardia industrial en el país. La fábrica situada en Riva di Chieri, donde trabajaba, quebró víctima de una crisis que dejó a cientos de familias sin sustento, a pesar de meses de luchas sindicales y promesas políticas que nunca se materializaron.

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“Trabajaba de noche, ganaba dos millones de liras [1.032 euros al cambio] al mes. Era una época feliz”, recuerda Baudissone en declaraciones a La Stampa. Pero los días felices quedaron atrás y ahora mismo depende de las monedas que los transeúntes le entregan y de los comedores sociales, teniendo que enfrentarse a largas filas que lo dejan sin comida.

Con el cierre de Embraco, Baudissone recibió una indemnización de 30.000 euros, dinero que destinó a saldar las deudas acumuladas durante la crisis, pero esto no fue suficiente para salvar su hogar, y terminó viviendo en la calle. Mientras tanto, las promesas de ayuda de figuras como la exalcaldesa Chiara Appendino y el político Alessandro Di Battista se desvanecieron en el olvido.

“Nos dijeron que nos ayudarían, que encontrarían una solución. Nada de eso ocurrió”, lamenta Baudissone. Ahora, con su pensión aún fuera de alcance por la falta de aportes suficientes, Andrea busca trabajo desesperadamente. Pero la realidad es desalentadora: “¿Quién va a ofrecerme trabajo a mi edad?”, se pregunta, mientras intenta subsistir con el apoyo de asociaciones voluntarias que, aunque útiles, no logran cubrir sus necesidades básicas.

Italia cuenta con un sistema de Seguridad Social amplio y complejo, diseñado para garantizar la protección de los ciudadanos en situaciones como la vejez, invalidez, enfermedad, accidentes laborales y desempleo. Este modelo combina asistencia social, orientada a las necesidades más urgentes de los ciudadanos en situación de precariedad, con medidas específicas de seguridad social dirigidas a trabajadores activos, pensionistas y sus familiares.

El sistema de pensiones en Italia es un componente esencial de la seguridad social y abarca diferentes modalidades para ajustarse a las circunstancias de cada beneficiario. Entre estas, se encuentra la pensión de vejez, regulada por la Ley 335/95, que establece el derecho a recibir este beneficio con un mínimo de 20 años de cotización. Desde 2019, la edad mínima para acceder a esta prestación es de 67 años, aunque existe la posibilidad de adelantarla a los 68 años con una reducción proporcional del monto, siempre que se cumplan ciertos requisitos. Además, quienes acumulen 40 años de cotización pueden acogerse a esquemas de jubilación anticipada, como Cuota 100 o el programa APE Sociale, este último diseñado para personas en situaciones de vulnerabilidad como desempleo de larga duración, discapacidad o trabajos considerados especialmente duros.

Las prestaciones por invalidez también juegan un papel fundamental en este sistema, brindando apoyo a aquellos cuya capacidad laboral ha quedado reducida por enfermedad o discapacidad. Este beneficio requiere al menos cinco años de cotización, de los cuales tres deben haberse acumulado en los cinco años previos a la solicitud. De manera similar, la pensión de incapacidad absoluta se otorga a quienes ya no pueden realizar ninguna actividad laboral, con base en un diagnóstico certificado en un periodo específico después de cesar su actividad profesional.