En un año ya complicado para la familia real británica, la polémica no deja de crecer en torno al príncipe Andrés. Y las últimas informaciones apuntan a un “nivel inusual de confianza” entre él y un presunto espía chino, al que se le ha prohibido la entrada al Reino Unido. Inicialmente conocido solo como “H6″ en el Tribunal de Seguridad Nacional, el de Pekín se identificó posteriormente como Yang Tengbo, de 50 años. En un comunicado, Yang negó haber actuado como espía y afirmó: “Le he pedido a mi equipo legal que revele mi identidad. No he hecho nada malo o ilegal y las preocupaciones planteadas por el Ministerio del Interior contra mí son infundadas. La descripción generalizada de mí como “espía” es completamente falsa”.
El caso ganó relevancia en 2021, cuando se halló una carta de Dominic Hampshire, asesor del príncipe Andrés, en uno de los dispositivos de Yang. En la misiva, Hampshire se refería al presunto espía como un “confidente cercano” del duque de York. “Además de los confidentes internos más cercanos (del príncipe), usted se sienta en la cima de un árbol en el que a muchas, muchas personas les gustaría estar”, escribió Hampshire, agregando que Yang ayudó a “encontrar una manera de hacer que las personas relevantes entraran y salieran de la casa en Windsor sin ser notadas”. Aunque el fallo del tribunal no reveló quiénes eran estas “personas relevantes”, se mencionó que Yang podría actuar en nombre del duque para tratar con “posibles socios e inversores en China”.
Yang visitó a Andrés en el Palacio de Buckingham en dos ocasiones y llevó el proyecto Pitch@Palace del duque a China, donde lanzó una rama del mismo. También asistió a la fiesta del 60 cumpleaños de Andrés en 2020. Sin embargo, el príncipe afirmó que “cesó todo contacto” con Yang tras recibir asesoramiento del gobierno. En sus palabras, “nunca se discutió nada de naturaleza sensible”.
Un pueblo británico que cada vez lo quiere más lejos
Estas revelaciones han desatado críticas por la falta de transparencia de la familia real. La historiadora Tessa Dunlop, en una columna para The Independent, destacó cómo el secretismo que rodea a la monarquía la expone a este tipo de escándalos. “Todo ese secretismo y siempre había alguien que se iba a venir abajo”, señaló Dunlop. También subrayó la contradicción entre la percepción pública y la operativa real: “Es notable que hayamos pasado gran parte del año exclamando por lo abiertos que habían sido Carlos y Kate al pronunciar la palabra ‘cáncer’ cuando la realidad operativa de la monarquía sigue siendo un gran misterio. No hay prácticamente transparencia”.
Dunlop también lamentó que Andrés siga formando parte de este “laberinto real”, pese a su historial de decisiones cuestionables. “A pesar de su probada falta de criterio... Andrés sigue cortejando a los amigos equivocados. En cuanto a la influencia, aparentemente eso quedó en manos del gobierno chino”, añadió.
El hecho de que la Familia Real esté exenta de la Ley de Libertad de Información plantea serias dudas sobre cómo opera en cuestiones delicadas. Muchos expertos han pedido que la monarquía sea más transparente, tanto por su credibilidad como por evitar futuros escándalos. Mientras tanto, este episodio con Yang Tengbo añade otra sombra a un año complicado para la institución.