La sentencia del tribunal de Aviñón ha sentado en los colectivos feministas como una patada en el estómago. El fallo ha condenado a los 51 acusados de violar y agredir sexualmente a Gisèle Pelicot, pero las diferencias entre los castigos son abismales y van desde los 3 a los 20 años de prisión, dependiendo de la gravedad de los hechos apreciada por los magistrados. “Estamos decepcionadas, nos sentimos insultadas”, admite Aurore Pérez, portavoz de las Amazonas de Aviñón.
Las asociaciones feministas locales, en especial las Amazonas de Aviñón y Osez le féminisme 84, se han volcado estos últimos meses con Gisèle Pelicot: “Somos nosotras las que hemos ido todos los días al juzgado, sin faltar”, explica Pérez en una conversación por teléfono con Infobae España. Cada día, al menos una de sus miembros se personaba en las salas de retransmisiones desde las que se seguía el juicio o esperaba en la salida de los tribunales para saludarla o aplaudirla. Han sido también las encargadas de empapelar la ciudad con carteles de apoyo, acciones que admite que “no son legales”, pero que han realizado con el máximo cuidado para no dañar los monumentos o el patrimonio.
Es por ello que las activistas se han tomado como un insulto la sentencia del tribunal. La activista hispanofrancesa asegura que “las condenas no están a la altura” de lo que exigía un caso “ejemplar” como el de Dominique Pelicot.
“Culpable” no es suficiente
“Está muy bien que todos hayan sido reconocidos culpables”, dice, pero las penas han terminado, en muchos casos, por debajo de la media para los delitos de violación en Francia (11 años), pues la más común entre todos los implicados han sido 8 años de reclusión. Las más bajas, entre 3 y 5 años, han permitido que seis de los acusados hayan quedado libres, al haberse cumplido parte del tiempo en prisión preventiva. ”La pregunta es: ¿Cuándo vamos a salir de esta cultura de la impunidad? Si Gisèle decía que la vergüenza tiene que cambiar de bando, no puede cambiar del todo si la justicia no cambia de bando”.
Los tribunales tendrán una segunda oportunidad con al menos dos de los acusados, que han apelado la sentencia. Entre ellos, según ha podido saber Pérez, está Redouane E., enfermero de 55 años al que le han caído 8 años por una violación en grupo a Gisèle Pelicot. “Estoy un poco enfadada al saber que se trata de él, porque nos vino un día cabreado a decirnos que él era tan buen enfermero, tan buen hombre, tan generoso...”, recuerda.
Los enfrentamientos con los acusados y con algunos de los abogados de la defensa han sido frecuentes en estos cuatro meses, cuenta Pérez. Especialmente sonada ha sido la actitud de uno de los letrados, que al término de la última audiencia salió a llamar “histéricas” a las manifestantes. “Lo hemos visto muy bien desde que el juicio ha empezado, en ningún momento han sentido vergüenza por el hecho de violar. Lo que les ha molestado es que les hayamos pillado”, dice.
En busca de la revolución feminista en Francia
Por su actitud de dignidad, serenidad y fuerza, Gisèle Pelicot ha resurgido como un icono feminista para Francia y para el mundo entero. “Es una figura que al final nos permite hablar, en general, de violencia masculina hacia las mujeres”, aprecia Pérez. La decisión de mantener su juicio a puerta abierta ha permitido al mundo conocer los horrores que vivió durante cerca de una década y ha generado grandes movilizaciones en Francia, especialmente en París, donde miles de manifestantes llenaron las calles en el mes de septiembre para pedir justicia para Gisèle.
“Las cosas han cambiado de forma positiva, pero no de forma tan radical o tan importante como esperábamos”, ha lamentado Pérez, que espera la “consolidación” del movimiento feminista en Francia a imagen del caso español, donde el activismo sufrió un empuje a raíz del caso de La Manada.
“Ahora el tema está sobre la mesa. Tenemos que poder hacernos cargo de todas las preguntas que genera sobre la impunidad, el consentimiento, sobre pornografía... Hay muchísimos temas que están ahí, dentro de este caso, de manera transversal”. Pérez admite que ella y sus compañeras están cansadas después de estos cuatro meses, pero promete que seguirán activas, tanto en su apoyo a Gisèle Pelicot, que dice estar lista para otro juicio, como para luchar por fortalecer el movimiento feminista, tanto en Francia como a nivel internacional.