Cada cierto tiempo el debate se reabre. Impuesto para mascotas, ¿sí o no? Hace un par de semanas, Francia planteó la posibilidad de implementar un impuesto a los dueños de los perros con el objetivo de mantener limpios los parques y gestionar los residuos. La idea del país galo está inspirada en Alemania, donde los propietarios de los perros pagan una tasa anual de entre 102 y 120 euros al año.
La medida no tardó en hacer eco en nuestro país, lo que llevó a muchos a preguntarse si esto funcionaria aquí. En España, hay censados más de 27 millones de animales de compañía, de los que un poco menos de la mitad son perros. Esto significa que el 40% de los hogares españoles tiene mascota, según datos de la Asociación Española de la Industria y el Comercio del Sector del Animal de Compañía (AEDPAC).
En teoría, el objetivo de esta tasa, concebida como un impuesto que los propietarios deben abonar por tener un animal de compañía registrado a su nombre, debería ser “el mantenimiento de servicios como la limpieza de espacios públicos, campañas de educación para la tenencia responsable, o incluso el bienestar animal, como el control de poblaciones de animales comunitarios y la mejora de los refugios”, explica Eloi Sarrió Santana, director y CEO de Aboganimal*, un despacho de abogados especialistas en Derecho Animal.
Francia, Alemania... o el intento en Zamora y Palencia
Sin embargo, esto no sería novedad en nuestro país. El ayuntamiento de Zamora aprobó en 2019 que los zamoranos tendrían que abonar nueve euros anuales por cada animal para “contribuir genéricamente a sufragar los servicios municipales en materia de bienestar animal y a adecuar el censo”, una medida que ya se cobraba hasta el año 1992.
Pero tras cuatro años en vigor, el pasado 2023 fue derogada. El consistorio consideró que este tributo debía caer tras “cumplir su función”. Además, en el momento en el que decidió terminar con la tasa, el censo mantenía en la provincia un total de 5.000 perros frente a los 9.000 de aquel 2019, lo que suponía un descenso del 44,4%. “La propuesta fue percibida como una medida recaudatoria injusta que penalizaba a quienes cuidan y protegen a los animales de compañía”, cuenta Sarrió.
Asimismo, el abogado critica que el planteamiento no fuera acompañado de una “estrategia clara de comunicación ni de medidas compensatorias que explicaran cómo los fondos se destinarían al bienestar animal”, y apunta que “sin transparencia sobre los beneficios concretos para la ciudadanía, la propuesta cayó”, añade.
De igual forma, el pasado mes de septiembre, la portavoz de Vox del ayuntamiento de Palencia, Sonia Lalanda, planteó la propuesta de cobrar un impuesto a quienes tengan mascotas. “No sé si la Ley de Haciendas Locales lo permite ahora mismo, pero sería interesante teniendo en cuenta la evolución de la sociedad”, dijo. Sin embargo, no hubo unanimidad en su propuesta. “Tú tienes coche, pagas impuesto por circulación de vehículos; pues si tienes perro, pagas por él”, justificaba.
Pero pese a los varios intentos frustrados en diferentes provincias y municipios de España, la idea no ha terminado de cuajar. “La propuesta ha surgido en varios momentos, pero nunca ha logrado consolidarse a nivel nacional”, explica el abogado. “Algunas comunidades autónomas facultan a los municipios para poder hacerlo, e incluso algunas localidades han planteado iniciativas similares, pero suelen ser retiradas ante la oposición ciudadana”, añade. A esto hay que sumarle que es una medida que no contempla la Ley de Bienestar Animal, que entró en vigor el pasado 29 de septiembre de 2023.
Desde la Real Sociedad Canina de España (RSCE) se posicionan en contra del hecho de que se grave la tenencia de perros. “Los propietarios y criadores pagamos ya suficientes tasas e impuestos y, muchas veces, adolecemos de servicios adecuados para nuestros perros”, escribieron en X (antes Twitter).
Lo que se hace en otros países
La iniciativa de Francia toma como referencia el modelo alemán, donde el impuesto canino ha resultado ser una fuente de ingresos eficaz. Este tributo generó 421 millones de euros en 2023, lo que representa un incremento del 40% en diez años. En ciudades como Berlín y Fráncfort, los propietarios desembolsan entre 102 y 120 euros al año, y en Núremberg, los propietarios de perros de pelea pueden llegar a pagar más de 1.000 euros anuales.
Como explica el experto, en Alemania se introdujo por primera vez a principios del siglo XIX para reducir la prevalencia de la rabia y, en algunos casos, para pagar deudas de la guerra. “Los impuestos a los perros fueron comunes en varios países hasta que empezaron a desaparecer en los años 70”, añade. Reino Unido, por ejemplo, lo eliminó definitivamente de su legislación en 1987.
Además de Alemania y Suiza, países como Austria y los Países Bajos aplican este tipo de tasas, que oscilan entre los 100 y 200 euros por animal y año. En Suiza, se incluyen además requisitos formativos para los propietarios, como cursos obligatorios. Aunque en muchos casos la medida tiene aceptación si está claramente vinculada a mejoras en la gestión animal, sigue generando controversia. “Ahora mismo el debate está encendido en Francia, que debate si imponerla o no, y en qué consistiría. Las críticas a la creación de estas tasas suelen centrarse en la idea de que el impuesto puede desalentar la adopción de animales o discriminar económicamente a quienes tienen menos recursos”, puntualiza.
“El debate sigue abierto, y cualquier intento de implementarla necesitaría un consenso sólido y una justificación clara que vincule el pago con beneficios tangibles para los animales”, sentencia Sarrió.
* Puedes consultar la web de Aboganimal aquí: https://abogadoanimalista.es/