Qué pasa si estás de baja y se termina el contrato

La ley prevé esta situación y establece que el empleado tiene derecho a seguir percibiendo la prestación por incapacidad temporal

Un empleado de baja, en una imagen de archivo. (PUCP)

La duda es muy sencilla: si estás de baja médica y en ese tiempo termina tu contrato laboral, ¿qué ocurre? La ley establece que no es posible despedir a un trabajador mientras se encuentra de incapacidad temporal, porque se considera discriminación laboral, pero este caso es diferente porque simplemente se extingue la relación entre la compañía y el empleado. Es decir, en este ejemplo el trabajador sí puede quedarse sin trabajo incluso aunque se encuentre de baja.

Sin embargo, no todo son noticias negativas. La protección de los derechos laborales y económicos en contextos de vulnerabilidad, está regulada por normativas específicas que garantizan que, independientemente de la extinción del contrato, la persona en situación de baja médica no quede desamparada.

Así, la normativa española garantiza que, al finalizar el contrato de trabajo, el trabajador continúe percibiendo la prestación económica correspondiente a su baja médica hasta que reciba el alta o se determine su situación final. Esto es posible gracias a la cobertura de la incapacidad temporal, cuyo objetivo es proteger las rentas del trabajador cuando no puede generar ingresos por causas médicas.

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Por tanto, en términos prácticos, aunque el contrato haya expirado, la prestación económica no se interrumpe, ya que está vinculada a la situación de baja y no al contrato laboral en sí. Es decir, una vez que la relación contractual termina, el trabajador deja de percibir su salario, pero comienza a recibir una prestación económica gestionada directamente por la Seguridad Social o, en algunos casos, por la mutua colaboradora correspondiente.

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¿Quién se encarga de pagar la prestación?

En España, se distinguen dos tipos principales de contingencias en las incapacidades temporales. Las primeras son las contingencias comunes, que se refieren a enfermedades o accidentes que no están relacionados con la actividad laboral. Por ejemplo, una gripe, un problema de salud crónico o una lesión sufrida fuera del entorno de trabajo. En estos casos, el pago de la prestación recae sobre el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) o la mutua, dependiendo de los acuerdos de la empresa con esta última.

En segundo lugar, están las contingencias profesionales, que incluyen los accidentes laborales y las enfermedades profesionales, es decir, aquellos problemas de salud que tienen una relación directa con las funciones desempeñadas por el trabajador. En estas situaciones, la mutua colaboradora es la entidad encargada de gestionar y abonar la prestación económica, incluso después de que el contrato de trabajo haya terminado.

Y mientras el trabajador se encuentra en situación de incapacidad temporal, su situación frente a la Seguridad Social también se ve afectada. Las cotizaciones durante este periodo dependen, nuevamente, del tipo de contingencia: en las comunes, existe la posibilidad de que el periodo de baja cotice como parte del desempleo, siempre y cuando el trabajador cumpla con los requisitos para acceder a la prestación por paro al finalizar la baja; en las profesionales, no se generan cotizaciones adicionales, aunque el trabajador sigue percibiendo la misma cuantía que estaba recibiendo antes de la finalización formal de su contrato.

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