No todos los países que forman parte de la Unión Europea han adoptado el euro como moneda oficial. Actualmente, siete Estados miembros de la UE continúan utilizando su propia divisa por diversas razones económicas, políticas y sociales. Estos países son: Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía, Suecia y Dinamarca. Cada uno tiene una situación particular que explica por qué no han integrado la eurozona, el grupo de países que utiliza el euro.
En contraste, 20 de los 27 Estados miembros de la UE sí tienen el euro como moneda oficial. Los primeros en hacerlo, en 2002, fueron Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Finlandia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Desde entonces, otros países como Croacia (2023) se han unido a la eurozona. Además, varios microestados europeos, como Andorra, Mónaco, San Marino y Ciudad del Vaticano, utilizan el euro gracias a acuerdos con la UE. Por otro lado, Kosovo y Montenegro lo emplean de facto, aunque no forman parte del bloque.
La decisión de no adoptar el euro en algunos países se basa en una combinación de factores. El principal es que, para unirse a la eurozona, las naciones deben cumplir con los llamados criterios de convergencia, los estrictos requisitos económicos y legales establecidos por la UE. Esto incluye estabilidad en inflación, deuda pública y déficit presupuestario, además de la independencia de sus bancos centrales. Varias de estas siete naciones no cumplen con estos criterios, pero hay otras que sí y que han optado voluntariamente por mantener sus divisas locales.
Los siete países que no tienen el euro
Bulgaria: lev búlgaro
Bulgaria ha mostrado interés en unirse a la eurozona, pero aún no cumple con los criterios de convergencia necesarios. Según el informe de la Comisión Europea de 2023, Bulgaria tiene problemas relacionados con la inflación que le han impedido avanzar en este proceso.
Sin embargo, en agosto de 2024, el Parlamento búlgaro aprobó la Ley de Adopción del Euro, estableciendo una hoja de ruta para la transición. Si todo sigue el plan, adoptará el euro el 1 de julio de 2025, con un período de un año para completar el trámite.
República Checa: corona checa
La República Checa mantiene su moneda debido a que no cumple con varios de los criterios establecidos por la UE, sobre todo inflación y el déficit presupuestario. Además, el país no ha implementado reformas legales clave que garantizarían la independencia del banco central, requisito indispensable para integrarse al Eurosistema.
Aunque existe interés en adoptar el euro a mediano plazo, el ministro de Trabajo, Marian Jurečka, ha señalado que el año 2030 podría ser una fecha posible para este cambio.
Hungría: florín húngaro
Hungría enfrenta problemas económicos significativos que complican su ingreso a la eurozona. Según el Banco Central Europeo (BCE), el país supera ampliamente los valores de referencia en inflación, déficit fiscal y deuda pública. En 2024, Hungría tenía tasas de inflación interanual que casi duplicaban los límites establecidos por la UE. No hay una fecha estimada para que Hungría adopte el euro.
Polonia: zloty polaco
Polonia ha priorizado mantener su moneda nacional, el zloty, para tener mayor control sobre su política económica. Según el ex primer ministro Donald Tusk, durante la crisis financiera global Polonia evitó una recesión gracias a su moneda propia, lo que fortaleció la posición del zloty frente a una posible adhesión al euro. No hay una fecha oficial para la adopción del euro en Polonia.
Rumanía: leu rumano (RON)
Rumanía no ha logrado cumplir con los criterios económicos para unirse a la eurozona debido a su déficit fiscal excesivo y problemas persistentes de inflación. El Gobierno rumano ha establecido como objetivo el año 2029 para adoptar el euro, siempre que se logren las reformas necesarias y se estabilicen los indicadores económicos.
Suecia: corona sueca (SEK)
Suecia representa un caso único dentro de los países que no han adoptado el euro. Aunque cumple con todos los criterios de convergencia, un referéndum celebrado en 2003 mostró que la mayoría de la población no apoyaba la adopción. Por esta razón, el Gobierno sueco no ha implementado las reformas legales necesarias para avanzar hacia la eurozona. La resistencia de la población refleja una preferencia por mantener la soberanía monetaria.
Dinamarca: corona danesa (DKK)
Dinamarca es el único país de la UE con una cláusula de exclusión voluntaria para no adoptar el euro, gracias al Tratado de Maastricht de 1993. Aunque cumple con muchos de los criterios para unirse a la eurozona, ha decidido mantener su moneda, la corona danesa, por razones políticas y por una preferencia general de conservar su autonomía económica.