Así es Natalia Figueroa, la escritora y aristócrata que lleva 50 años siendo el mayor apoyo de Raphael

La mujer del artista no se ha separado de él desde que este fue ingresado a causa de un linfoma cerebral hace diez días

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El cantante Raphael y su
El cantante Raphael y su mujer, Natalia Figueroa, en una fotografía de archivo (José Oliva / Europa Press)

Aunque en la relación entre Raphael (81 años) y su esposa Natalia Figueroa (85 años) quizás ha sonado más el nombre del cantante, ella nació siendo un personaje de importancia en la esfera pública, pues era una aristócrata. Ahora, después de que el artista haya pasado unos días ingresado en el hospital a causa de un linfoma cerebral, se ha podido ver como Figueroa ha estado a pie de cañón cuidando de su marido.

La mujer del jienense es hija del tercer marqués de Santo Floro, Agustín de Figueroa, y de María de Gamboa y Moreno, por lo que desde pequeña ha ostentado un importante puesto en su familia. Natalia era igualmente nieta de Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones, y bisnieta de Alonso Martínez, destacado político burgalés del siglo XIX, quien fue ministro en varias ocasiones durante los gobiernos de Espartero y Sagasta, además de presidir el Congreso de los Diputados en 1889.

Una vida rodeada de arte

Desde temprana edad las vidas de Raphael y Natalia estaban destinadas, ya que ambos compartían una pasión: el arte. Siendo la primogénita de los hijos de su familia, fue la que heredó las inquietudes intelectuales de su padre, que ejerció como escritor, periodista y además fue director de cine.

En la década de los sesenta, el ahora matrimonio comenzó a trabajar en sus metas en paralelo, pues sus caminos todavía no se habían crecido. Natalia comenzó a trabajar como periodista en el diario ABC y posteriormente se le pudo ver presentando la serie Por los caminos de España o incluso algún programa informativo como Luz verde, en Televisión Española. Por aquel entonces, Raphael ganaba en 1962 la cuarta edición del Festival Internacional de la Canción de Benidorm.

Natalia Figueroa junto al artista
Natalia Figueroa junto al artista Antonio Mingote en el programa 'Luz Verde' de Televisión Española (RTVE)

Una relación secreta

Durante su juventud y por sus lazos familiares, Natalia se desenvolvía en los círculos sociales de la alta sociedad franquista del momento. Ella, a pesar de ser reconocida en la época, mantenía un perfil privado y llevaba su vida privada en su discreto segundo plano. Tan privado fue que durante un tiempo tuvieron que ocultar su relación por los comentarios que aquella noticia podía desatar entre la sociedad.

Raphael y Figueroa se conocieron en 1968 en una gala de premios, en la que ella fue la encargada de entregar al cantante el trofeo. La chispa entre ambos fue algo sorprendente y desde entonces el amor solo creció. Aunque el artista ya era internacional y durante meses aseguró que solo eran “buenos amigos”, con el tiempo la relación se hizo pública.

Finalmente, en 1972 se casaron, una boda que se celebró el 14 de julio en la iglesia de San Zacarías, en Venecia. Pese a que se celebró en un destino alejado de su tierra natal y con pocos invitados, la privacidad no fue su fuerte, pues su enlace acabó acaparando los titulares y portadas de todas las revistas de la época.

Una luchadora de las mujeres aristócratas

A lo largo de su matrimonio, Natalia ha escrito varias obras, una de las más destacadas es Tipos de ahora mismo. Sin embargo, tras casarse con Raphael, Figueroa se tuvo que ceñir a las tradiciones de la época, alejándose del mundo laboral y centrándose, por tanto, en su papel de madre y esposa. Formó una familia numerosa con el artista, pues a día de hoy tienen tres hijos -Manuel, Alejandra y Jacobo- y luchó por conseguir algo inusual en la época.

La madre del actual productor musical, Manuel Martos, actuó en defensa de los derechos nobiliarios, liderando lo que se denominó la “revolución nobiliaria”. Natalia encabezó un movimiento en el que un grupo considerable de primogénitas de familias aristocráticas luchó judicialmente por el derecho a heredar títulos nobiliarios que, debido a la Ley agnaticia, eran otorgados automáticamente a sus hermanos varones, incluso si estos eran menores de edad.

Natalia Figueroa, en una fotografía
Natalia Figueroa, en una fotografía de archivo (Antonio Gutiérrez / Europa Press)

Natalia fue pionera en esta causa y logró un importante precedente legal cuando, en diciembre de 1992, la Audiencia Nacional dictaminó a su favor, otorgándole el derecho a ostentar el marquesado de Santo Floro. Este título, que tras la muerte de su padre en 1988 había pasado a manos de su hermano Agustín, fue reconocido legalmente para Natalia. Sin embargo, no fue hasta 2006, con la promulgación de la ley de igualdad de sexos en la sucesión de títulos nobiliarios bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que finalmente pudo firmar y formalizar su título.

Qué es el linfoma cerebral, el tipo de cáncer que padece el cantante Raphael.

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