La majestuosidad del Gran Sasso, uno de los macizos más imponentes de los Apeninos italianos, se ha convertido en escenario de incertidumbre y lucha por la supervivencia desde el pasado domingo 22 de diciembre.
Cristian Gualdi, de 48 años, y Luca Perazzini, de 42, dos experimentados alpinistas originarios de la región de Emilia-Romaña, están aislados tras un accidente durante el descenso desde el vivac de Bafile, situado a 2.669 metros sobre el nivel del mar. Según el medio italiano Leggo, habrían sufrido un deslizamiento en el Vallone dell’Inferno (valle del infierno, en español), de pendientes pronunciadas y clima impredecible.
Según la información publicada por Corriere della Sera, Gualdi y Perazzini, a 20 metros de distancia el uno del otro, se han mantenido comunicados entre sí y han logrado contactar con los servicios de emergencia. El alpinista que consiguió establecer el contacto mostró una dificultad para hablar, lo que podría ser indicativo de una hipotermia avanzada.
Además, la respuesta de los equipos de rescate se está viendo obstaculizada por ráfagas de viento superiores a los 140 km/h, temperaturas que rozan los -10 °C y una visibilidad casi nula debido a la nieve y la niebla. Las probabilidades de sobrevivir disminuyen con cada hora que pasa, especialmente para uno de ellos, que perdió su mochila y algo de ropa en el deslizamiento, exponiéndose aún más al frío implacable.
La identidad de los alpinistas
Cristian Gualdi es el director de una empresa especializada en ventanas y puertas, mientras que Luca Perazzini trabaja como electricista desde hace casi 25 años. Amantes y expertos de la montaña, habían realizado juntos numerosas excursiones. Gualdi está casado, mientras que Perazzini está comprometido.
Las familias de los dos excursionistas llegaron a Fonte Cerreto, la base del teleférico que conduce a Campo Imperatore, donde encontraron apoyo psicológico mientras esperan a recibir alguna noticia.
Las dificultades a las que se enfrentan los equipos de rescate
Las condiciones meteorológicas no solo han detenido las operaciones de búsqueda, sino que también han atrapado a 18 personas, incluidos 11 técnicos de rescate alpino, en el refugio ‘Lo Zio’ de Campo Imperatore. Giusy Scimia, director del refugio, ha asegurado a los medios locales que “tenemos provisiones para al menos diez días, garantizando comida y alojamiento para todos”.
Además, el teleférico que conecta Campo Imperatore con Fonte Cerreto estuvo fuera de servicio durante horas, lo que empeoró aún más la situación. Aunque la avería ha sido reparada, las ráfagas de viento imposibilitan su uso e impiden que la búsqueda continúe.
Mientras los rescatistas y operadores del Centro Turístico Gran Sasso (CTGS) permanecen en alerta, la esperanza de reanudar las operaciones está puesta en la mejora del clima, prevista en los próximos dos días. Gianluca Museo, administrador único del CTGS, explicó que “la situación en el refugio está bajo control, pero para los alpinistas cada minuto cuenta. Es una carrera contra el tiempo”.
Según las últimas actualizaciones de Leggo, comunicadas sobre las 9 de la mañana del 26 de diciembre, una reducción en la intensidad del viento ha permitido al grupo de técnicos y trabajadores de Salvamento Alpino atrapados en Campo Imperatore bajar al valle al reactivarse el teleférico. La búsqueda de los alpinistas accidentados continuará mientras las condiciones meteorológicas lo permitan.