Todos los caminos conducen a Carles Puigdemont. Pedro Sánchez unió su futuro al líder de Junts para volver a ser investido presidente del Gobierno en noviembre de 2023. En 2024, la relación, lejos de asentarse, ha presentado visos de desgaste debido, entre otras cuestiones, al “deshielo” entre el PP y el partido independentista. El partido de Alberto Núñez Feijóo sabe que, para “joder” a Pedro Sánchez –como reconocen en Génova–, tiene que unir sus votos a Junts, augurando nuevos acuerdos en el Congreso para dar la estocada final a Pedro Sánchez en 2025.
El jefe del Ejecutivo echó mano de los recientes pactos entre PP y Junts, dos formaciones ideológicamente escoradas a la derecha, para subrayar el “éxito” de la ley de amnistía, la moneda de cambio de los socialistas con Junts. También, lo expuso como ejemplo para animar al acercamiento entre PP y PSOE. “Si se ha producido el deshielo con aquellos contra los que se manifestaban, ojalá se pueda producir también conmigo”, aseveró el presidente del Ejecutivo el pasado lunes en una rueda de prensa para hacer balance de rendición de cuentas del Ejecutivo.
El próximo año será clave para el futuro del Gobierno y, por ende, de la política nacional. Moncloa se juega su supervivencia con la aprobación de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado. Aunque los socialistas tratan de quitarse presión al aseverar que, en caso de volver a prorrogar las cuentas públicas de 2023, se trataría de las aprobadas con el sello de su administración, saben que su continuidad en el Gobierno está ligada a este hito.
Desde Sumar, socio de coalición, al resto de formaciones que brindaron su apoyo a Sánchez para su investidura encaran los Presupuestos como una oportunidad de oro para hacer valer sus votos, además de dar cumplimiento a la mayoría de acuerdos. “Creo que hay que generar confianza entre todos los grupos, porque hacen falta todos los votos todo el tiempo. Y si se ha apoyado a un Gobierno creo que hay que darle un Presupuesto. En eso está trabajando el PNV. Y esto aseguraría cumplir gran parte de la Legislatura”, resumió recientemente el portavoz del PNV, Aitor Esteban.
Si bien, a la espera de que la negociación aterrice, uno de los principales partidos para que esto sea una realidad no da ningún paso hacia la distensión. En un mensaje difundido este martes, el líder de Junts evitó recoger el guante lanzado este lunes por el presidente del Ejecutivo, quien se abrió a reunirse con él antes de ser amnistiado, y siguió exigiendo al presidente del Gobierno que se someta a una moción de confianza en el Congreso, una prerrogativa que solo le corresponde al propio Pedro Sánchez.
A río revuelto, ganancia de pescadores
Todas estas “exageraciones cada cierto tiempo”, como llaman en Moncloa a los continuos órdagos de Puigdemont, son aprovechadas por Génova, que trata de desarmar el bloque de investidura cada vez que tiene ocasión para golpear al Gobierno y visibilizar su debilidad parlamentaria. Por ello, los populares seguirán profundizando en esta dirección, aunque su acercamiento a Junts chirríe a algunos dirigentes territoriales, como es el caso de la madrileña Isabel Díaz Ayuso o el catalán Alejandro Fernández.
Lo cierto es que, desde que Junts se convirtió en una pieza clave para la gobernabilidad, tras los resultados de las elecciones del 23 de julio de 2023, el PP ha dado varios bandazos para definir su relación con el partido independentista. Antes de la investidura fallida de Feijóo, los populares expresaron opiniones contradictorias sobre la posibilidad de negociar la investidura con la formación independentista catalana. Por momentos, el PP enterró el hacha de guerra y llegó a otorgar a Junts la condición de interlocutor: “Es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”, señaló el dirigente del PP, Esteban González Pons.
Tras descartar esta opción por las negociaciones avanzadas entre Junts y el PSOE para aprobar la ley de amnistía, el PP radicalizó su discurso contra el partido independentista, acusando a Sánchez de “acatar las órdenes” de “prófugo” de la Justicia. Asimismo, en enero de este año, aprovechando la tramitación de la ley de amnistía, los populares propusieron la disolución de partidos que promuevan declaraciones de independencia o un referéndum ilegal.
Sin embargo, apenas un mes después, Feijóo trasladó en una conversación informal con periodistas que había estudiado la legalidad de la amnistía en las conversaciones que en verano de 2023 mantuvieron los populares con Junts, y llegó a plantear un indulto condicionado a Carles Puigdemont siempre y cuando rinda cuentas a la Justicia española.
La pinza del PP y Junts exprime al Gobierno
Desde entonces, a medida que ha avanzado la legislatura tras la aprobación definitiva de la medida de gracia el pasado mes de marzo, el PP y el partido independentista han hecho la pinza contra Pedro Sánchez para derrotar al Gobierno a través de varias votaciones. Esta relación se ha intensificado en las últimas semanas, sumándose los guiños lanzados en público por los principales dirigentes del PP para atraer a Puigdemont.
En el último mes, Junts se unió al PP para colar una enmienda en una ley del Gobierno para suspender el impuesto sobre el valor de la producción eléctrica cuando no haya déficit de tarifa. Asimismo, el partido posconvergente se abstuvo en todas las enmiendas del PP para modificar la reforma fiscal del Gobierno en el Senado, a pesar de que sus votos no eran imprescindibles.
A cambio, el PP facilitó la aprobación de dos medidas del partido de Carles Puigdemont: la rebaja del IVA al 4% de los productos derivados de la leche y otra con bonificaciones en la cuota empresarial a entrenadores o monitores de clubs deportivos. También, junto al PNV, sellaron su alianza en la última votación del año en el Congreso para anular el impuesto a energéticas.
A propósito de estos pasos, en Génova defienden ahora que “el partido de Puigdemont es coherente” y “un interlocutor válido”, destacando que comparten puntos en común, especialmente en lo económico y fiscal. Asimismo, los de Feijóo ya han adelantado su intención de “estirar la relación hasta 2025″.
Atrás quedó la intención de ilegalizar a Junts. El portavoz parlamentario del PP, Miguel Tellado, se confesó el pasado lunes “tremendamente orgulloso” del último pactado alcanzado con el partido independentista. Reafirmó la apuesta del PP de seguir pactando con Junts en el Congreso sobre “medidas que sirvan para mejorar la calidad de vida de la gente”.
El dirigente gallego rehusó referirse a los “recelos” en su formación por las relaciones del PP con Junts. Pese a las advertencias lanzadas por el líder del PP catalán de que Carles Puigdemont “es material tóxico” y todo el que se acerca a él acaba “quemado”, el PP sabe que, para tumbar a Sánchez, tiene que hacerlo de la mano de Junts, y está dispuesto a seguir transitando ese acercamiento una vez el camino se ha despejado con la ley de amnistía.