El pasado 21 de diciembre dio comienzo oficialmente el invierno, si bien en España muchas casas han visto cómo la temperatura descendía desde varias semanas antes. De este modo, a principios de diciembre asistíamos al “primer temporal invernal importante”, que incluso dejó nieve en algunos puntos de la Península.
Es por esto que muchos españoles llevan ya tiempo utilizando la calefacción, lo que ha supuesto un alivio para pasar mejor el frío, pero que también ha implicado un incremento en la factura y, en términos más generales, un mayor impacto ambiental de los hogares. Por suerte, cada vez son más los investigadores que abordan este asunto y buscan dilucidar qué sistemas calefactores son los que, además de reducir el coste de su uso, contribuyen en menor grado a la contaminación.
Un edificio unifamiliar para realizar una simulación
Como ejemplo, tenemos el reciente estudio de Evaluación ambiental, económica y ecoeficiente de sistemas de calefacción residencial para edificios de baja altura, realizado por expertos de la Universidad Técnica de Munich. Estos investigadores realizan una simulación con un edificio estándar de la ciudad alemana y, a partir de ese caso hipotético, estiman qué tipo de calefacción sería el mejor para mantener alejado el frío.
De este modo, analizan sistemas que utilizan sistemas de combustibles fósiles, como la caldera de condensación de gas natural -la más habitual en España-, sistemas de biomasa como la caldera de pellets o de gasificación de madera. En todos estos casos, además, exploran los sistemas alternativos que cuentan con un sistema solar térmico añadido. También analizan las bombas de calor de fuente de aire, las bombas de calor aerotérmicas con sistema fotovoltaico o de calor geotérmicas con sonda geotérmica, las bombas de calor de fuente de agua, también con sistema fotovoltaico, o las bombas de calor geotérmica con almacenamiento de hielo y colectores solares.
“Este estudio identifica sistemas de calefacción adecuados desde varias perspectivas”, escriben los autores del estudio. Por ello, pese a que recuerdan que se trata de “un estudio de caso de un edificio específico con condiciones específicas”, recomiendan emplear su metodología aplicada a otro tipo de construcciones “para obtener conclusiones de aplicación general”.
Los mejores tipos de calefacción
Sus resultados se dividen en las diferentes evaluaciones realizadas. A nivel económico, los datos muestran que es lo que más depende de los supuestos realizados, “lo que dificulta determinar qué sistemas de calefacción están asociados con los costes más bajos”. “Sin embargo”, continúan, “la bomba de calor aire-agua con y sin sistema fotovoltaico y el sistema de calefacción de gas funcionan mejor incluso en el peor de los casos que cuatro sistemas en el mejor de los casos, lo que sugiere que es muy probable que estos tres sistemas sean los más rentables.
En cuanto al impacto ambiental, sorprende el hecho de que el sistema de calefacción a gas tenga el menor impacto en 11 de las 16 categorías utilizadas. “Sin embargo, este sistema también tiene los mayores impactos en tres categorías, incluidas las emisiones de gases de efecto invernadero, de importancia crítica”, matizan. Algo similar ocurre con la caldera de leña, que pese a tener el mejor rendimiento en otras cuatro categorías “también tiene los mayores impactos ambientales en cuatro categorías”. Por ello, consideran que, en niveles generales, “los impactos ambientales más bajos se observan para la caldera de leña, el sistema de calefacción de pellets y la bomba de calor de agua con un sistema fotovoltaico”.
Por último, se ha relacionado ese nivel de impacto ambiental con el coste económico, de cara a realizar un “análisis de ecoeficiencia”. “La bomba de calor aerotérmica con sistema fotovoltaico y la caldera de gasificación de leña son las que mejor funcionan en este análisis y, por lo tanto, tienen la mayor ecoeficiencia”, señalan. “Otros tres sistemas de calefacción (bombas de calor geotérmicas y de agua con sistema fotovoltaico y bomba de calor aerotérmica) también muestran una mayor ecoeficiencia que el sistema de calefacción a gas”.