A la hora de diseñar una ciudad hay que tener en cuenta muchos factores, entre ellos el tráfico. Las carreteras, señales y vehículos deben cumplir una serie de parámetros que garanticen la correcta circulación y, sobre todo, la seguridad de la ciudadanía. No obstante, son tantos los detalles que en ocasiones son explícitos algunos fallos, provocando todo tipo de problemas que, incluso, pueden derivar en graves consecuencias. En otros casos, por el contrario, son los errores humanos los que acaban provocando los incidentes.
Hace unos días, la ciudad de Glasgow vivió un incidente insólito cuando un autobús de dos pisos se estrelló contra un puente ferroviario. Este estaba a demasiada poca altura, o el autobús medía demasiado. El caso es que el choque provocó que siete de los pasajeros del autobús resultaran heridos, e incluso que un hombre de 60 años tuviera que ser llevado rápidamente al hospital al encontrarse en estado crítico.
“Todos sabían lo que iba a pasar”
Pero lo que parecía un hecho aislado ha acabado revelando un verdadero problema, al producirse la semana pasada un incidente similar cerca de la misma ciudad. Por segunda vez, un autobús de dos plantas chocó contra un puente ferroviario, en un impacto que arrancó por completo el techo del vehículo y derivó en la hospitalización de ocho personas, entre las que se encontraban niños. Por suerte, en esta ocasión ninguno de los heridos lo fue de gravedad.
El incidente se produjo en el sur de Glasgow, poco antes de las 14 del mediodía. El autobús acababa de salir de la estación y se dirigía hacia un suburbio de la ciudad, que fue hasta donde se desplazaron la ambulancia y los especialistas tras alertarse del accidente. “Las investigaciones están en curso y estamos trabajando en estrecha colaboración con la Policía de Escocia”, han declarado ante News Sky portavoces de la empresa de buses.
Uno de los estudiantes que iba en el autobús, afirmó al medio stv News que sintió que el vehículo iba “bastante rápido” al doblar la esquina y aproximarse al puente, afirmando que el bus giró de manera “diferente a la habitual”. “Cualquier persona sabría que no cabríamos debajo. La gente en el autobús estaba preparada y parecía que todos sabían lo que iba a pasar”.
No se interrumpieron los viajes en tren
De forma paralela, se informó también que nada más producirse el accidente, llegaron al lugar de los hechos ingenieros especializados que inspeccionaron el puente. Su conclusión fue que este “no había sufrido ningún daño estructural como resultado de la colisión”, por lo que se decidió no interrumpir los trayectos por ese mismo paso y no perjudicar al transporte de la ciudad.
Posteriormente, la BBC ha desvelado algunos detalles de las investigaciones realizadas. Informa el medio británico de que un hombre de 34 años ha sido acusado por una infracción posterior al choque del autobús contra el puente. Una señal cerca del puente indicaba que este no es apto para vehículos de más de 2,5 metros de altura, algo que el autobús no cumplía.