El rey Felipe VI ha lanzado este martes un claro mensaje a la clase política en el marco de su apuesta por la salvaguarda del “pacto de convivencia”, un hito de la historia de la democracia reciente que se protege “dialogando”: “Ese diálogo, con altura y generosidad, que debe siempre nutrir la definición de la voluntad común y la acción del Estado”, ha señalado en su tradicional discurso de Navidad, que ha comenzado aludiendo a la tragedia de la DANA.
“Por eso es necesario que la contienda política, legítima, pero en ocasiones atronadora, no impida escuchar una demanda aún más clamorosa: una demanda de serenidad. Serenidad en la esfera pública y en la vida diaria, para afrontar los proyectos colectivos o individuales y familiares, para prosperar, para cuidar y proteger a quienes más lo necesitan”, ha exigido el monarca en su alegato navideño, que pone fin al año del X aniversario de su coronación.
En este sentido, ha subrayado la reciente reforma del artículo 49 de la Constitución, referida a las personas con discapacidad, como un “buen ejemplo de lo que podemos lograr juntos”, ya que la iniciativa contó con el respaldo de todos los grupos políticos, salvo el de Vox. “Y no podemos permitir que la discordia se convierta en un constante ruido de fondo que impida escuchar el auténtico pulso de la ciudadanía”, ha agregado el jefe del Estado.
Como es habitual en sus discursos navideños, el rey ha evocado la Constitución española de 1978, destacando “su letra y su espíritu”. Así, ha remarcado que el “acuerdo en lo esencial fue el principio fundamental que la inspiró”. Acto seguido, ha resumido que “trabajar por el bien común es preservar precisamente el gran pacto de convivencia donde se afirma nuestra democracia y se consagran nuestros derechos y libertades, pilares de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho. A pesar del tiempo transcurrido, la concordia de la que fue fruto sigue siendo nuestro gran cimiento. Cultivar ese espíritu de consenso es necesario para fortalecer nuestras instituciones y para mantener en ellas la confianza de toda la sociedad”.
El rey destaca el papel de los jóvenes en la DANA y la Eurocopa
Felipe VI ha puesto en valor España, una “Nación con una historia portentosa, pese a sus capítulos oscuros, y modélica en el desarrollo democrático de las últimas décadas, derrotando incluso el acoso terrorista que tantas víctimas causó”. En su repaso del presente, aunque ha recordado “lo mucho que nos queda por hacer, por ejemplo, en materia de pobreza y exclusión social”, ha calificado de “prometedor” el comportamiento de “nuestra economía –en términos, entre otros, de crecimiento, empleo o exportaciones– y el nivel general de nuestro bienestar social”.
Y, ante el futuro, ha augurado el “enorme potencial” de los españoles que “nos debe infundir esperanza, tanto en el plano nacional como en la escena internacional”. “Ese futuro radica principalmente en nuestra juventud, la misma que ha hecho brillar nuestro nombre en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos y en la última Eurocopa, la que emprende pese a las dificultades y la que está a la vanguardia de nuestra ciencia”.
Entre las cualidades de la juventud española, el rey ha mencionado tanto su “empeño” para exigir avances en materia de igualdad como su preparación en los colegios, institutos, universidades y centros de Formación Profesional para “acceder con energía al mercado de trabajo pese a las cifras de paro juvenil”. “La juventud, en fin, que busca oportunidades y supera los obstáculos a base de mérito y esfuerzo”, ha señalado para recalcar: “Pero, sobre todo, la que nos ha llenado de orgullo acudiendo en masa para dar lo mejor de sí en las calles de los pueblos afectados por la DANA”.
Tirón de orejas a las administraciones por la gestión de la DANA
La peor catástrofe natural de la historia de España, que dejó 219 muertos (75 en Valencia; 2 en Castilla-La Mancha; 1 en Andalucía), ha centrado buena parte del discurso del jefe de la Casa Real. “Las personas que perdieron la vida y los desaparecidos merecen todo nuestro respeto y no debemos olvidar nunca el dolor y la tristeza que han dejado en sus familias. Miles de personas vieron cómo lo que hasta hacía poco era su pueblo, su barrio, su trabajo, su casa, su negocio, su escuela, quedaban reducidos a escombros o incluso desaparecían. Un hecho difícil de asumir, pero del que todos deberíamos poder sacar las enseñanzas necesarias que nos fortalezcan como sociedad y nos hagan crecer”, ha subrayado.
En este contexto, el rey ha puesto en valor la solidaridad en los rescates de personas, pero también en la ayuda ofrecida por “los voluntarios, equipos de protección civil, bomberos, cuerpos de seguridad, Fuerzas Armadas, ONG’s, y también empresas que organizaron colectas y donaciones, movilizando incluso su personal y maquinaria”. Felipe VI ha considerado que, “la ayuda y la colaboración de todos está propiciando que, poco a poco, las más de 800.000 personas afectadas recuperen paulatinamente en su vida cierto grado de normalidad. Y que el medio y largo plazo quede igualmente atendido para asegurar realmente la recuperación”.
Pero esa “solidaridad, en su sentido más puro y más apegado a lo concreto, la hemos reconocido día tras día en el trabajo ingente de voluntarios anónimos y de servidores públicos”. Frente a esta actuación, el rey ha pegado un tirón de orejas a los representantes de las administraciones públicas por la gestión de la DANA: “Hemos comprobado —y entendido— la frustración, el dolor, la impaciencia, las demandas de una coordinación mayor y más eficaz de las administraciones. Porque todas esas emociones —las que conmueven y reconfortan y las que duelen y apenan— surgen de una misma raíz: la conciencia del bien común, la expresión del bien común, o la exigencia del bien común”.
“Por encima de las eventuales divergencias y desencuentros”, el rey ha apelado a la “responsabilidad de todas las instituciones, de todas las Administraciones Públicas” para que la noción del bien común “se siga reflejando con claridad en cualquier discurso o cualquier decisión política”.
Desde ese acuerdo en torno a lo “esencial”, el monarca ha pedido abordar los asuntos que “nos preocupan y que nos afectan en modos diferentes a nuestra vida colectiva”. En este contexto, ha mencionado la “creciente inestabilidad internacional, el clima en el que se desarrolla con frecuencia nuestro debate público, las dificultades en el acceso a la vivienda o la gestión de la inmigración”.
También, ha hecho especial hincapié en la dificultad para acceder a una vivienda, un asunto que preocupa, sobre todo, a los más jóvenes: “Las ciudades, en especial las grandes urbes, actúan como polos de crecimiento y generan una demanda que la oferta no alcanza a satisfacer”. Así, ha creído conveniente apelar a todos los actores implicados para que “reflexionen, se escuchen unos a otros, que se examinen las distintas opciones y que sea ese diálogo conduzca a soluciones que faciliten el acceso a la vivienda en condiciones asumibles, en especial para los más jóvenes y los más desprotegidos, pues ésta es la base para la seguridad, el bienestar de tantos proyectos de vida. Y realmente podemos hacerlo”.
El rey Felipe VI ha concluido su discurso rescatando “la solidaridad que nos ha unido en los momentos más difíciles” para que siga presente en “cada gesto, en cada acción, en cada decisión”. “Porque la memoria del camino recorrido, la confianza en el presente y la esperanza en el futuro son una parte ineludible, acaso la más valiosa, pero también la más delicada, de nuestro bien común. Que el espíritu de estos días de encuentro y convivencia permanezca en el año nuevo y que tengáis —os lo deseo, junto a la Reina y nuestras hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía— una muy Feliz Navidad”, ha rematado.