Inka Martí Kiemann es una periodista y fotógrafa que se hizo un nombre en los años ochenta como presentadora de televisión en España. Hoy por hoy, lleva un tiempo alejada de focos y cámaras, aunque por su trayectoria y por su matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart, el conde de Siruela e hijo de la Duquesa de Alba, es inevitable que, de vez en cuando, vuelva a tener algo de protagonismo.
Según reveló en una entrevista para El Periódico en 2020, decidió abandonar la industria televisiva tras un episodio de acoso sexual por parte de un directivo de la cadena de la que formaba parte. Según explicó, tras la cancelación permanente del programa de la productora de Alfons Arús en el que trabajaba, dicho directivo la citó para un almuerzo en el que le habría ofrecido un programa nocturno de éxito a cambio de mantener relaciones sexuales con él.
“Con el cuerpo petrificado, salí de allí y decidí no hacer nunca más televisión. Si hubiera seguido, seguramente estaría muerta”. No fue la única ocasión en la que le sucedió algo similar, ya que, según contó, “de jovencita tuve otros dos episodios de acoso bastante ‘heavies’. Superé la depresión yo sola, sin ayuda. Creo que todo pasa por un motivo, y al salir de ella, conocí a Jacobo”.
La vida lejos de las cámaras de Inka Martí
En 2005, Inka fundó, junto a su marido, Ediciones Atalanta, una editorial que se ha ganado un lugar especial en el mundo literario por sus ediciones muy cuidadas y su selección de obras y autores, categorizadas en sus cuatro colecciones, que simbolizan la “Brevedad”, la “Memoria”, la “Imaginación” y la “Naturaleza”.
Además, la fotografía es, desde 2011, uno de los pilares fundamentales de su faceta creativa. Ese año publicó Cuaderno de noche, una recopilación de sesenta y cinco sueños que acompañó, paralelamente, de Espacios oníricos, una representación fotográfica de los sueños. Continúa desarrollando este aspecto de su trayectoria artística: en 2022 presentó, en Barcelona, su exposición El divino Narciso, una propuesta artística inspirada en el texto homónimo de Sor Juana Inés de la Cruz.
Un año después, participó en el coloquio La vida bajo los párpados, celebrado en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque, en Madrid, donde, junto a David Jiménez Torres (profesor universitario y escritor) y Mª Ángeles Bonmati (investigadora en cronobiología y sueño), abordó una conversación sobre el mundo de los sueños y sus implicaciones, demostrando lo mucho que significa lo onírico para ella.
Inka no se dedica exclusivamente al mundo del arte y pensamiento, sino que también se muestra muy implicada con el medio ambiente: cuando, en 2015, Jacobo heredó dos fincas en Salamanca, con un total de 4.000 hectáreas a su disposición, la pareja decidió dedicarlas a iniciativas ecológicas, con el fin de convertirlas en el mayor modelo de biodiversidad y “rewilding” (la restauración de procesos ecológicos y a la reintroducción de organismos salvajes en entornos en los que han desaparecido o están en peligro de extinción) del sur de Europa.
Bautizaron este proyecto como Airhón (el dios hispánico prerromano de las aguas profundas y del inframundo), y hoy en día conviven en sus terrenos las vacas moruchas (la raza autóctona de Salamanca), ovejas, carneros, y hasta una manada de lobo ibérico, al que, a pesar de la notoriedad que tiene, defienden como regulador natural del ecosistema, ya que mantiene a raya a las poblaciones de ungulados (jabalíes, ciervos y corzos).