El año 2024 que está terminando ha estado protagonizado —igual que 2023— por broncas políticas, polémicas judiciales, guerras internacionales, catástrofes naturales y unos precios de la vivienda que no dejan de subir. Pero también ha habido momentos para el optimismo, la solidaridad, el entretenimiento y la emoción.
Esos instantes son los que hemos querido destacar en esta selección de ‘Los 7 españoles del año 2024′, en una lista en la que, como siempre, no están todos los que son, pero sí son todos los que están. Y sin más preámbulos, estas son sus historias.
RAFAEL NADAL
Por Pablo Mateos
Es la prueba de que si se cree, se puede. La evidencia de que las remontadas están siempre al alcance si eres de Manacor y te apellidas Nadal Parera. Un tenista que el mundo del deporte valora como leyenda absoluta por todo lo que ha hecho, tanto en las pistas como fuera de ellas. Sin duda, lo mejor es quedarse con todos los grandes momentos que ha dejado este maestro del tenis.
Este año ha sido duro para el balear, que ha visto cómo su cuerpo le ha alejado de su gran pasión, de su amor deportivo, del compañero de toda una vida. Tras un inicio dubitativo en el que no se sabía con certeza si podría regresar a la competición, el manacorí sacó, una vez más, fuerzas de flaqueza para volver al circuito con la misma ilusión que el primer día. A pesar de perderse el Abierto de Australia, el mejor tenista español de todos los tiempos regresó a Brisbane con los focos puestos en él. Sin duda alguna, fue uno de los momentos del año. A pesar de caer en rondas poco comunes en su trayectoria, las sensaciones eran lo más importante: el campeón de 22 grandes se había vuelto a sentir tenista y competitivo por momentos.
Sin embargo, su progresión se vio frenada por la fatiga, la falta de rutina y los dolores. El balear ha sufrido una carrera llena de problemas por las lesiones, pero que no le habían impedido brillar hasta estos últimos años. Tras ese paso fugaz por Brisbane, el balear siguió intentándolo, sin anunciar si finalmente se retiraría, y regresó dos meses después a la superficie en la que siempre será considerado como el rey: tierra batida. Así, Nadal quiso tener una última oportunidad en Madrid y Barcelona. En estos torneos, las derrotas tempranas que se sucedieron no eran tan importantes como el last dance que vivió el balear en su país natal.
Y llegó el momento de competir donde nadie se le acerca en victorias, títulos y aura: la Philippe Chatrier de Roland Garros. Allí, Francia le ha visto conquistar 14 veces la copa de los mosqueteros con un juego excepcional, que no se pudo reflejar en su última edición. El balear cedió ante Zverev en primera ronda en un partido en el que no dejó de pelear hasta el último punto. Tras esa derrota, Roland Garros le hizo un homenaje único.
El siguiente reto estaba en la misma ciudad: los Juegos Olímpicos de París 2024. A la cita llegó tras un torneo en Bastad que le sirvió para recuperar sensaciones, aunque perdió en la final. Sin embargo, todo se torció a días de iniciar los juegos: una nueva molestia física le hizo bajarse del cuadro individual. Por ello, solo disputó los dobles junto a su amigo y heredero tenístico, Carlos Alcaraz. La pareja Nadalcaraz parecía un tándem de ensueño, pero no terminó de cuajar y fue eliminada en octavos de final.
Nadal quería seguir jugando, pero su cuerpo no le dejaba. Finalmente, un triste 10 de octubre anunció que dejaba el tenis, Antes de ese momento, pasó por Arabia Saudí para jugar la Six Kings Slam, donde su gran enemigo deportivo fue su rival: Novak Djokovic. El serbio en todo momento supo interpretar la exhibición y permitió en ocasiones lucirse a Nadal, que sacó su puño ante el delirio de los aficionados, aunque salió derrotado.
Tras esa exhibición, llegó el día que nadie quería: la retirada del español. España se enfrentaba a Países Bajos en el pase a semifinales de la Davis y Rafa dejaba en el aire su participación en la pista. “Si no me veo listo, no voy a querer jugar”, decía el balear, que finalmente saltó a las pistas empujado por toda la grada. Además, dejó una de las imágenes del año al derramar lágrimas durante el himno nacional español. Terminado su partido, una vez más puso a todo el pabellón en pie, además de los rivales que se fundían en piropos hacia el español. Finalmente, se consumó la tragedia deportiva: tras la eliminación de España con su derrota en dobles, se confirmó que el partido anterior de Nadal había sido el último.
“Estoy orgulloso porque nunca me rendí”, destacó Nadal en la carta que publicó en sus redes sociales después de colgar la raqueta.
KARLA SOFÍA GASCÓN
Por Elena L. Villalvilla
Parece que Karla Sofía Gascón (Alcobendas, Madrid, 1972) apareció de la noche a la mañana convertida en historia del cine. El pasado 18 de mayo ganó el premio a la mejor interpretación femenina en Cannes por Emilia Pérez, el narcomusical dirigido por el francés Jacques Audiard —y cuyo premio compartió con sus compañeras de reparto Zoe Saldaña, Selena Gómez y Adriana Paz—. Fue la primera mujer trans en hacerse con este galardón en uno de los festivales de cine más importantes del mundo. En diciembre, también se hizo con el premio a mejor actriz de la Academia del Cine Europeo. Su próxima cita será en Hollywood de la mano de los Globos de Oro, que se celebrarán el 5 de enero en Los Angeles. Y el siguiente (posible) paso son los Oscar. “Emilia Pérez es el personaje de mi vida”, ha dicho en la promoción de la cinta, que cuenta la historia de un jefe de un cartel mexicano que quiere desaparecer, convirtiéndose en la mujer que siempre ha deseado ser.
Gascón es un torbellino. Desde el momento en el que pisó el escenario del Palacio de Festivales y Congresos de Cannes, dejó claro que los filtros no son lo suyo. “Se lo dedico a todas las personas trans que estamos sufriendo todos los putos días y que nos denigran. Todos tenemos la oportunidad de cambiar a mejor, a ver si cambiáis, cabrones”, dijo. Y volvió a hacer lo mismo en la ciudad suiza de Lucerna. “En este mundo en el que vivimos, hay mucha gente que odia y mucha gente que en su casa prefiere que sus hijos sean delincuentes a maricones”, finalizó en su discurso el pasado 7 de diciembre. El desparpajo es otra cosa que le caracteriza. ‘’Me vais a comer el conejo’‘, sentenció en redes sociales tras su visita a El Hormiguero el pasado noviembre.
Pero pese a que el éxito le ha llegado de forma abrupta este 2024, Karla lleva más de la mitad de su vida en el mundo de la actuación. Desde joven supo que quería dedicarse a la interpretación, motivo por el que estudió en la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid. En España participó en La Tele es Tuya Colega (1994), de Telecinco, y su primer papel importante lo obtuvo en 1995 al interpretar a Arturo en El Águila de Fuego, de TVE.
Ya con una carrera medio hecha en España, en 2009 se fue a México, donde finalmente alcanzó el estrellato en televisión con Corazón salvaje, que le llevaría a recibir una nominación a los premios TV & Novelas. Entre 2012 y 2014 apareció en El señor de los cielos, que ganó el premio Emmy Internacional a la mejor serie en habla hispana. Gascón, que en aquel momento todavía no había comenzado su transición, se afanó por hacerse un hueco en el mundo del cine. Allí lo consiguió con Nosotros, los Nobles (2013), que rompió récords de taquilla. En 2016 regresó a España para vivir con la que era su mujer, Marisa Gutiérrez, y con su hija Victoria Elena.
Dos años después, a los 46 años, comunicó que había decidido dar el paso en la transición de género. Lo hizo a través de su biografía Karsia. Una historia extraordinaria (2018), donde relató que desde los 4 años ya sabía que era una mujer. Ahí reveló que pasaría a llamarse Karla Sofía Gascón.
A partir de ese momento continuó actuando, pese a que tenía claro que recibir ofertas iba a ser más complicado. “Espero seguir actuando como siempre. He tomado una decisión difícil y sé que ahora será más complicado todo, pero es lo que tenía que hacer. Tuve mucho éxito en el pasado y, mientras estaba en mi tratamiento hormonal, recibí algunas ofertas. Si aceptaba era volver para atrás, ser Carlos otra vez, y preferí seguir adelante”, relató en una entrevista con Diez Minutos, en 2018.
Tras esto participó en la serie reboot de Rebelde (2022) y concursó en Masterchef Celebrity México (2022), donde quedó en quinta posición. Más tarde, le ofrecieron ser parte de la película Emilia Pérez, que también se llevó el Premio del Jurado en Cannes. “Yo fui a esa entrevista con muy poca esperanza de que esto fuera a suceder, pero te juro que cuando le vi aparecer por la puerta [al director Jacques Audiard] y empezamos a hablar del guion, nos molamos, él necesitaba una actriz bestia y yo venía de un momento de mi vida en el que había adquirido una libertad actoral muy grande”, dijo.
Ahora, con varios premios bajo el brazo, se espera que pueda lograr la nominación al Oscar, aunque primero hará una parada en los Globos de Oro el 5 de enero. Mientras tanto, ya tiene otro proyecto entre manos. Protagonizará Las Malas, la novela de Camila Sosa que producirán Los Javis y que dirigirá Armando Bo, guionista ganador del Oscar por Birdman (2014).
DAVID BRONCANO
Por Marina Vítora
Es abstemio, colchonero y nadie sabe exactamente cuánto dinero tiene en el banco -ni cuánto folla-. Su ídolo es Roger Federer, de pequeño quería ser futbolista y le flipan los torreznos. Se trata de David Broncano (Santiago de Compostela, 1984), el presentador y humorista español criado en Jaén, que ya acumula más de 16 años en el ‘mundillo’. Y este 2024 ha sido su año.
El pasado mes de abril se confirmaba el fichaje de RTVE al humorista gallego-andaluz, que daba el salto a la televisión pública tras cinco años al frente de La Resistencia en Movistar Plus+. Todo parecían buenas noticias. Sin embargo, el nuevo programa, de un formato muy similar al consolidado en la plataforma privada, le ha dado más de un quebradero de cabeza, especialmente por las comparaciones inevitables con Pablo Motos, su competidor directo en horario, así como por las críticas relacionadas con la politización de su incorporación a la cadena estatal. Y es que, en seguida, la fachosfera tachó al presentador de “marioneta de Pedro Sánchez”, asegurando que había sido elegido a dedo por el presidente del Gobierno para hacer de su programa un panfleto propagandístico.
Otro de los aspectos que levantó ampollas en diversos sectores fue el contrato firmado entre RTVE y las productoras Encofrados Encofrasa y El Terrat, que establecía una vinculación de dos temporadas con un coste de 14 millones de euros por cada una -una partida que algunos pensaron que iba destinada íntegramente al salario del presentador-.
Sin embargo, y a pesar de varios meses de hostigamiento, el aterrizaje de Broncano en septiembre fue todo un éxito. La Revuelta llegó para revolucionar las audiencias televisivas en la franja que durante años ha liderado El Hormiguero. Además, el programa de La 1 ha logrado captar la atención del público joven. El duelo frente a Pablo Motos estaba servido, y alcanzó su punto álgido cuando, a finales de noviembre, Broncano denunció que el programa de Antena 3 le estaba robando los invitados para que no acudiesen a La Revuelta antes que a El Hormiguero. Unas acciones que desde el espacio de las hormigas catalogaron como “un malentendido sin mayor importancia”.
A pesar de las polémicas, los enfrentamientos y las críticas, David Broncano ha conseguido consolidarse como una de las figuras más relevantes del panorama televisivo español. Y para llegar hasta aquí, el presentador ha recorrido un largo camino.
La primera aparición televisiva de Broncano se remonta 2006, cuando, con tan solo 21 años, se presentó al concurso Metro a Metro, de Telemadrid. Y parece que la experiencia -aunque algo “traumática”, según ha dicho-, le dejó un buen sabor de boca, ya que decidió continuar buscando un hueco en la pequeña pantalla. En 2008 decidió mandar un monólogo a Paramount Comedy, con el que triunfó, ya que fue aceptado como participante del programa Nuevos cómicos, donde se dio a conocer como humorista.
Posteriormente, amplió su experiencia en televisión colaborando en el programa Estas no son las noticias, de Cuatro, y más adelante participó en Ilustres Ignorantes. Pero su carrera no se quedó ahí, y Broncano decidió ‘subirse a la moto’ de la radio, donde también dejó su huella. Allí destacó en programas de LOS40 como Yu: no te pierdas nada y con algunas intervenciones en Anda Ya! Y después, junto a Héctor de Miguel e Ignatius Farray formó parte de La Vida Moderna de la Cadena SER, un espacio donde permaneció durante ocho exitosas temporadas hasta su conclusión en 2022.
Sin embargo, una de sus colaboraciones más memorables fue en Hoy por Hoy, también de Cadena SER, donde tenía una sección en la que salía a la calle para enfrentarse a preguntas incómodas realizadas por los ciudadanos.
Su salto a la televisión como presentador llegó con LocoMundo, en el canal #0, un programa que consolidó su estilo único para hacer entrevistas y plantear cuestiones con humor. Este éxito se gestó tras su paso por Late Motiv, el programa de Andreu Buenafuente, quien supo identificar su potencial y darle una plataforma para crecer. A partir de ahí, Broncano ha ido hacia arriba y sin frenos (pero no en moto).
ILIA TOPURIA
Por Gastón Trelles
Illa Topuria era un desconocido para el gran público de España hasta la madrugada del pasado 18 de febrero. De hecho, el deportista, nacido en Alemania y con orígenes georgianos, es el español más reciente de entre todos los que figuran en este artículo, ya que la nacionalidad le fue concedida por el Gobierno, después de que le fuera prometida por el propio Pedro Sánchez, por lo conseguido, justamente, aquella noche en Los Ángeles: en tan solo dos asaltos, Topuria se convertía en campeón de la UFC en la categoría de peso pluma al vencer al australiano Volkanovski.
“Ahora es el momento de llevar la UFC a España”, aseguró en sus primeras declaraciones tras ganar el título. Y es que, pese a no haber nacido en el país, Topuria se ha criado en Alicante y se siente lo que ya es: español. “Toda mi vida está en España”, ha explicado más de una vez. Y es que gracias a él la afición española de la UFC ha experimentado un fuerte crecimiento en estos años, impulsada principalmente por los jóvenes menores de 35 años que vienen siguiendo la carrera de El Matador desde hace tiempo. Prueba de esto es el incremento de suscripciones a Eurosport, la cadena que ofrece el contenido de la UFC.
Tras convertirse en el primer campeón español de la UFC, la popularidad de Topuria ha ascendido como la espuma a lo largo de estos meses, no solo dentro del octágono, en el que presume de un récord de 16 victorias y cero derrotas, sino también fuera, donde se ha convertido, gracias a su carisma natural, en la gallina de los huevos de oro para patrocinadores y medios de comunicación.
Debido a su habilidad para hacer subir las audiencias, se ha vuelto un asiduo de los principales programas de televisión y radio. “Ilia ha entendido a la perfección que, para ser una estrella de la UFC, no basta con ser un peleador increíble, tienes que ofrecerle algo más al público, y ahí es donde marca más la diferencia”, ha dicho sobre el hispanogeorgiano Laura Fernández, presentadora de El Club -programa de UFC- en Eurosport.
De esta manera, no es de extrañar que incluso haya protagonizado su propio documental. Topuria: Matador, que llegó a la gran pantalla el pasado septiembre y que repasa, como si de un Rocky alicantino se tratase, la preparación previa a su combate en Los Ángeles a principios de este año. El filme, que cuenta con invitados de lujo e incluye imágenes nunca antes vistas del luchador, está disponible en Movistar+.
“Siempre supe que iba a convertirme en el mejor del mundo”, afirmó Topuria en una entrevista concedida a ‘Infobae España’ en marzo. En ella relató cómo llegó a este deporte de pequeño, por la decisión de su madre de apuntarlo a un gimnasio. “Al principio me generó rechazo porque lo desconocía, pero mi padre me convenció. Da igual de dónde vengas si sabes hacia dónde vas”, explicó entonces con cierto tono mesiánico. Y es que el deportista tiene una férrea fe en Dios: “He basado mi vida en la Biblia. Todos nacemos con un propósito y nos lo da Dios. Sólo tengo miedo a perder su bendición, porque estoy bien bendecido”.
Como buen madridista, el sueño de Topuria es disputar un combate con el Santiago Bernabeu como escenario, y así se lo recuerda a los organizadores de la UFC siempre que tiene oportunidad. “Llevaremos a España la UFC tan pronto como sea posible. Estamos estudiando ir a Madrid o a Barcelona”, dijo en octubre el presidente de la UFC, Dana White. Tras estas declaraciones, la respuesta del español no se hizo esperar e insistió con la posibilidad de que el evento se celebre en el estadio del Real Madrid. “Es una conversación que tenemos pendiente”, aseguró.
Tal es su afición por el equipo merengue que, medio en chiste y medio en serio, mostró su malestar por el hecho de que su segunda pelea -y victoria- de este año, en Abu Dabi y contra Max Holloway, coincidiera con el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona. “A ver si me he equivocado y, en vez de a Holloway, al que tengo que noquear es a Javier Tebas”, bromeó. Visto el resultado del partido, quizá Topuria haya perdonado al presidente de LaLiga.
EL PUEBLO DE VALENCIA
Por Miguel Macías Bradshaw
La Comunitat Valenciana vivió en octubre de 2024 uno de los desastres meteorológicos más devastadores de los últimos tiempos. La DANA arrasó con municipios, infraestructuras y, por encima de todo, vidas, dejando tras de sí un rastro de destrucción material y de heridas difíciles de sanar. No obstante, y en mitad de una tragedia como pocas, el pueblo valenciano demostró su fortaleza, revelando una solidaridad genuina que unió a sus vecinos y trascendió la propia adversidad. No se trató solo de resistir el impacto, sino de una capacidad de organización y apoyo mutuo que se activó casi de manera instintiva.
Desde el primer momento, las calles inundadas se llenaron de vecinos ayudando a evacuar viviendas, transportar bienes esenciales y garantizar la seguridad de las personas más vulnerables. En localidades como Algemesí, cadenas humanas trabajaron para desviar el agua de centros médicos y proteger infraestructuras críticas. Las redes sociales, a menudo criticadas por su ambiente polarizado y hostil, jugaron un papel crucial a la hora de localizar a familiares o víctimas, al tiempo que permitieron organizar los puntos de alojamiento, comida o transporte para aquellos que lo habían perdido todo. Asociaciones locales, colectivos de agricultores y pequeños negocios también aportaron recursos y maquinaria para despejar caminos y colaborar con los equipos de emergencia.
No fue solo la espontaneidad lo que marcó la diferencia, sino la capacidad de arrimar el hombro y actuar desde un primer momento, cuando faltaban los servicios públicos. De esta forma, el pueblo valenciano, los trabajadores y trabajadoras de a pie, se convirtieron en los primeros actores de su propia recuperación. No fueron los únicos; en los días y semanas siguientes, las calles de Valencia se llenaron con oleadas de voluntarios procedentes de todos los rincones del territorio español.
Mientras el debate político y la cobertura mediática se enfocaba en buscar culpables, ya fueran las administraciones locales, estatales o los planes urbanísticos, los vecinos de la Comunitat decidieron no esperar soluciones desde los despachos. En las zonas más afectadas, no había tiempo para reproches: había que sacar el agua de las casas, despejar las calles de barro y resguardar lo poco que se había salvado. Las imágenes de personas anónimas bajándose al barro, hombro con hombro con sus vecinos, rescatando muebles, habilitando refugios improvisados y organizando redes de apoyo en tiempo récord, ya son parte de nuestra historia reciente.
El pueblo valenciano no ocupa este lugar en nuestra lista por el sufrimiento vivido ni por la devastación que dejó la DANA en su territorio, sino por la humanidad que emergió de su respuesta. Lo que lo define no es su tragedia, es su capacidad de afrontarla desde la acción solidaria, el apoyo mutuo y el compromiso colectivo.
No se trata de glorificar su dolor, ni romantizar un desastre. Se trata de reconocer el verdadero legado de estos acontecimientos, una lección de humanidad en su forma más genuina. La solidaridad que demostró el pueblo valenciano no es solo una respuesta espontánea, es un valor arraigado en la sociedad que permite transformar los momentos más oscuros en una oportunidad, por medio de la unión. Su ejemplo de empatía y colaboración trasciende cualquier tragedia, colocándolos como una de las figuras más significativas de este año.
LEONOR DE BORBÓN
Por Eveling Díaz Soriano
El año 2024 ha marcado un antes y un después en la historia de la monarquía española. El rey Felipe VI y la reina Letizia han cedido parte de su protagonismo a la princesa Leonor, quien ha dado significativos pasos para el cargo que como futura reina le espera.
Y es que, desde su nacimiento, el 31 de octubre de 2005, la primogénita de los soberanos ha cargado con el peso de ser la heredera al trono. Así, desde pequeña, ha sido vista como la representante de una monarquía que busca modernizarse y conectar con una sociedad en constante cambio. Convertida ahora en un símbolo de la modernidad en la Casa Real, a lo largo de estos 12 meses ha empezado a asumir los retos que van implícitos en su futuro al frente de la monarquía.
Mucho ha llovido desde aquel 2010 en el que la entonces infanta Leonor disfrutó de su primera recepción oficial en un momento muy memorable para nuestro país, la victoria de la Selección Española de Fútbol en el Mundial, o de aquel día en el que debutó en los Premios Princesa de Asturias de 2019. La vida de la princesa Leonor ha cambiado mucho desde entonces, al menos institucionalmente hablando. Coincidiendo con su 18 cumpleaños, la joven juró la Constitución ante las Cortes Generales, lo que en otras palabras significa que ya puede suceder en el trono a su padre si a este le sucediese algo.
Aquel momento histórico era tan solo el inicio de los otros muchos cambios que llegarían después. Tras formarse académicamente en el UWC Atlantic College en Gales, un prestigioso colegio internacional, conocido por su enfoque en la educación basada en valores y la diversidad cultural con jóvenes de diferentes partes del mundo, Leonor siguió la estela de Felipe VI y su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, e ingresó en la Academia Militar de Zaragoza. Allí, juró por primera vez bandera ante la mirada atenta y orgullosa de sus progenitores.
Tras terminar su instrucción en la ciudad maña, la royal española ha continuado su formación militar en la Escuela Naval de Marín, donde el próximo mes de enero se embarcará en una travesía en el buque escuela Juan Sebastián Elcano. Y en 2025, finalizará su capacitación en la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier. No obstante, uno de los pasos más relevantes ha sido el haber protagonizado su primer viaje oficial en solitario al extranjero. El pasado mes de julio, la joven visitó Lisboa por primera vez sin sus padres. Un momento en el que mantuvo un papel sumamente ejemplar en representación de la Corona.
Aunque, sin duda, los Premios Princesa de Asturias 2024 ha sido el momento que ha puesto de manifiesto la confianza que tanto Felipe VI como Letizia depositan en su primogénita. Y es que, en dicha gala, el soberano dejó claro que la princesa Leonor comenzará una nueva etapa al frente de los premios. “A lo largo de estas más de cuatro décadas, los últimos 20 años junto a la reina y más recientemente también con la princesa Leonor y la infanta Sofía, he tenido el honor y la responsabilidad de elogiar a los galardonados en esta ceremonia”, comenzó a decir el rey, para poco después explicar el nuevo papel que asumirá a partir de 2025 Leonor. “Por eso, permítanme que comparta con ustedes un pensamiento íntimo: entenderán que les diga que veo con emoción que Leonor, como Presidenta de Honor que es de la Fundación, se encargue de hacerlo a partir de ahora”.
De esta manera, la heredera al torno fue la encargada de concluir la ceremonia y abrir las puertas a los Premios Princesa de Asturias del próximo año. Un cambio inédito y sorprendente con el que, nuevamente, los monarcas ponen de manifiesto que confían plenamente en Leonor y en su futuro al frente de la monarquía.
TERESA RIBERA
Por Daniel Malagón
Nadia Calviño, Josep Borrell, Luis de Guindos, Clara Martínez... y ahora Teresa Ribera. En los últimos años, son cada vez más los españoles que ocupan los grandes asientos en el bloque comunitario, signo de que España es ya un socio clave. De entre los más de 6.600 efectivos españoles que trabajan en la Unión Europea, el rostro más reconocible de nuestra delegación ha sido el del ya ex Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, la voz cantante del bloque en la lucha contra la invasión de Rusia a Ucrania. Anteriormente, Borrell fue presidente del Parlamento Europeo desde 2004 a 2008.
Pero nunca antes una figura española sostendrá tanto poder como ella. Ribera (Madrid, 1969) será la ‘número 2′ de la Comisión Europea de Ursula von der Leyen durante los próximos cinco años, en el que probablemente será el curso más decisivo de la historia del bloque comunitario.
Trabajadora incansable y veterana en la lucha contra el cambio climático, el nuevo reto que se le presenta a la socialista será de todo menos fácil. Entre sus nuevas responsabilidades, la española será la arquitecta de la Transición Verde en la Unión Europea, en un momento en el que cada vez son más las voces que piden dilapidarla o reformarla.
Por otro lado, tendrá bajo su supervisión la poderosísima cartera de Competencia, a través de la cual deberá garantizar la igualdad de condiciones en el mercado único. En un juego de equilibrios, Ribera liderará el debate sobre el futuro de una UE competitiva que pueda mirar a los ojos a los Estados Unidos de Trump y a una China en plena expansión.
Este proceso llevará su tiempo, posibles pasos atrás y momentos de mucha tensión. Ribera no es una rookie en este tipo de trabajos y ya ha asegurado que “no quiere ser una pieza de decoración más” en Bruselas. En los últimos años, la española ha desempeñado un papel clave en grandes negociaciones climáticas, entre ellas el Acuerdo de París, pactado en la capital francesa en 2016 y que marcó la senda de los países para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Fue “uno de los momentos profesionales y personales más importantes de mi vida”, ha recordado Ribera.
Y antes de dar el salto a las instituciones europeas, ha sido la responsable de las políticas medioambientales en el Gobierno de Pedro Sánchez: primero como ministra para la Transición Ecológica en 2018 y después, en 2021, ampliada su cartera al Reto Demográfico. Durante este periodo de casi seis años, la socialista ha conquistado a sus homólogos europeos por su labor en la descarbonización de la industria española y por ser la impulsora de la llamada ‘excepción ibérica’ para contraatacar la inflación galopante que golpeó a España y al resto de la Eurozona. La medida, aprobada el pasado 2022, permitió establecer un tope al precio del gas que se utiliza para producir electricidad.
Pero al igual que tiene admiradores, en este largo camino también ha ido creando ‘enemigos’ en Europa. Gran parte de ello viene de su línea antinuclear: “Ni el gas ni la nuclear cumplen los criterios para ser considerados sostenibles”, ha afirmado en reiteradas ocasiones. De ahí que países como Francia hayan presionado en contra de su nombramiento, algo que pudo verse en su audiencia previa a la ratificación en la Eurocámara. En su defensa, Ribera evitó recurrir a la línea dura, moderó su discurso y se limitó a ajustarse al guion. Un claro síntoma de que tendrá que lidiar, incluso, con sus propias contradicciones si quiere llegar a consensos con el resto de Estados miembros.
La llegada de Ribera fue bronca, tanto que, de la noche a la mañana, llegó a ponerse en peligro todo el Colegio de Comisarios por el intento de sabotaje del Partido Popular español, que le señala como principal responsable de la gestión durante las inundaciones mortales de la DANA en Valencia. En todo caso, Ursule von der Leyen ha reafirmado que Ribera es la candidata ideal a este cargo: “Es una europeísta auténtica y comprometida”.