La especie humana ha practicado la caza desde la prehistoria. El ser humano no hubiera sobrevivido sin ella. Como destaca la Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales (FAADA) en su página web, “los datos que se conocen indican que los primeros grupos humanos se servían de la caza, junto con la pesca y la recolección, para poder subsistir. Salían a buscar alimento, iniciaban una persecución y daban caza al animal. Este servía después para alimentar a varios miembros del grupo y durante un periodo de tiempo bastante largo. De hecho, esta forma de subsistencia sigue estando presente en la actualidad en algunas poblaciones muy concretas, que viven alejadas de la sociedad moderna y que, por tanto, tienen acceso limitado a ciertos alimentos”.
Sin embargo, como recuerda esta asociación ambientalista, este medio de vida permanece sólo en comunidades muy concretas y aisladas, y la caza, por lo general, ha evolucionado para convertirse en una actividad lucrativa, “en muchas ocasiones descontrolada e irregular”, y, desde luego —que se lo digan al rey Juan Carlos—, muy polémica.
Por ello, cada vez que ocurre algún accidente de caza, sobre todo si se estaba produciendo en un contexto sospechoso de ilegalidad, la noticia da rápidamente la vuelta al mundo. El último caso sucedió el pasado 9 de diciembre de 2024, cuando un oso que se había refugiado en un árbol fue abatido por un grupo de cazadores, y al caer aplastó mortalmente a uno de ellos.
El accidente de caza tuvo lugar en Virginia, Estados Unidos. Según informa Le Figaro, Lester C. Harvey, un hombre de 58 años, falleció poco después a causa de las heridas.
Persecución
Según un comunicado del Departamento de Recursos de Vida Silvestre de Virginia, la ‘persecución’ había comenzado cuando un grupo de cazadores en el condado de Lunenburg comenzó a seguir a un oso con la intención de matarlo y el animal subió a un árbol para refugiarse. En ese momento, la mayor parte de los cazadores se dio la vuelta en busca de otra presa, pero uno de ellos no se dio por vencido y disparó al oso. Eso provocó su caída del árbol. Al desplomarse, el animal impactó contra Lester C. Harvey, quien se encontraba a unos tres metros del tronco.
“Un miembro del grupo administró los primeros auxilios hasta que llegaron los bomberos y los servicios médicos de emergencia”, detalló Shelby Crouch, portavoz de Recursos de Vida Silvestre, a CBS News. Harvey fue trasladado de urgencia a un hospital local en estado grave, pero estable. Sin embargo, posteriormente fue derivado a otro centro médico, donde falleció a causa de sus heridas cuatro días después.
Josh Harvey, uno de los hijos de la víctima, publicó un mensaje en Facebook en homenaje a su padre. “Papá estaba haciendo lo que más le gustaba, cazar osos conmigo y sus amigos”, escribió.
El Departamento de Recursos de Vida Silvestre de Virginia declaró a CBS News que no se está buscando a ningún responsable en este caso. Sin embargo, su página web recuerda que es ilegal “mutilar, herir o desalojar a un oso de un árbol durante una cacería”.