Este domingo 22 de diciembre, unas pocas personas se llevarán una gran alegría. Como todos los años, a las 9 de la mañana empezará el sorteo de Lotería más esperado de todo el año: casi un 70% de los españoles de entre 15 y 70 años participan por si Fortuna decidiese darles una “pequeña” bendición. En realidad, la probabilidad de no ganar nada es de aproximadamente un 85%, aunque esto lo hace más excitante todavía.
Este año, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre ha impreso 193 millones de décimos en 193 series de 100.000 décimos cada una para repartir entre los millones de participantes, de entre los cuales unos pocos serán los nuevos ricos que, de un día para otro, podrían tener la vida resuelta (o el mes, dependiendo).
El Gordo supone la friolera de 400.000 euros al décimo. El segundo premio, de 125.000. Y el tercero, el último asignado a un solo número, tampoco es ninguna broma: la cantidad asociada es de 50.000 euros.
El resto de premios del bombo siempre tienen más de un número asociado. En concreto, dos series completas serán premiadas con el cuarto, de 20.000 euros por décimo; y ocho series recibirán el quinto, con 6.000 euros al décimo.
Aunque son menos conocidos, hay otros premios también cuantiosos, como las aproximaciones, las centenas o las dos últimas cifras de los tres premios principales. Los números anterior y posterior al Gordo, por ejemplo, son premiados con 20.000 euros por billete, lo que equivale a 2.000 por décimo.
Lo que ganan los boleteros
Hay que ponerse en la piel de los boleteros. A los que tengan la suerte de vender un número premiado, se les debe quedar un sabor agridulce en los labios por haber pasado varios meses ahí, detrás del cristal, vendiendo los décimos de los demás, y haber tenido hasta 400.000 euros en las manos para que se los lleve otra persona.
En realidad, aunque no obtienen ninguna comisión por los números premiados, los loteros reciben un 4,5% del precio de cada décimo vendido, según estipula la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (SELAE). Es decir, por cada boleto, que cuesta 20 euros, se llevan 90 céntimos. Así, si una administración vende 100 décimos, obtiene 90 euros.
De cualquier manera, los loteros sí que reciben comisiones por pagar el premio de estos décimos al ganador. Es decir, a los vendedores les conviene que el cliente acuda a su local a cobrar el premio, puesto que esto sí que supone un aumento de ingresos.
Esta comisión por cobrar el décimo está en un 2,5% en caso de que la cifra anual abonada no llegue a los 200.000 euros. En caso contrario, si los supera, sería de un 1,25%. Sin embargo, lo que sí se lleva es mucha publicidad positiva, ya que se anuncia siempre la administración donde se ha vendido cada boleto premiado. Por tanto, la mayor recompensa que reciben es esa superstición de la gente, que a partir de ese momento asociará el local con un gran golpe de suerte.