Italia es unos de los destinos favoritos dentro del territorio europeo. Sin duda, la influencia romana durante los siglos dorados ha dejado una huella en la mayoría de culturas del continente, al igual que ocurrió más tarde, en el siglo XV, con el Renacimiento. Sendos movimientos tienen su origen en pequeños núcleos de población como el de Amelia, una de las ciudades italianas más antiguas.
Y es que el origen de esta preciosa congestión de arte e historia se remonta hasta el siglo VII a.C., en el interior de unas murallas poligonales, instaladas en una colina rodeada de un paisaje suave y dulce. Concretamente, se sitúa al extremo suroeste de Umbría, sobre el río Tíber, por un lado, y el Nera por el otro, según cuenta Summer in Italy. Su posición dentro de la región italiana garantizó la prosperidad de ‘Ameria’, como se conocía entonces.
Tanto es así que el rey legendario umbro, Ameroe, fue quien bautizó a la ciudad en su honor. Desde aquel reconocimiento, la urbe ha registrado numerosos legados y testimonios valiosos que pueden localizarse por sus calles y construcciones y en el Museo Arqueológico, donde se encuentra la estatua de bronce de Germánico.
La historia y las murallas de Amelia
Una vez el territorio umbro se adhirió al imperio romano, se produjo un auge comercial en Amelia. Esto estuvo motivado por la posición estratégica de la Vía Amerina, una ruta que comunicaba la región con Roma y otros territorios al norte. Igualmente, la localidad tuvo otro momento de auge en la Edad Media, ya que este sendero fue testigo del paso de los ostrogodos y los lombardos que asediaron la ciudad, según Italia.it. De esta manera, este camino se convirtió en la única unión entre los Estados Pontificios y el Exarcado de Rávena.
Una de las construcciones que recogen todos estos acontecimientos son las murallas que rodean el antiguo pueblo, que aunque se construyeron entre los siglos VII-VI a.C. tendrán una importante carga arquitectónica de las épocas posteriores. La fortificación se interrumpe en cuatro puntos que dan lugar a la Porta Romana, la Porta Leone IV, la Porta della Valle y la Porta Posterola, que son los accesos actuales. Además, esta última cuenta con un aparcamiento con ascensor que es muy útil para los visitantes. Asimismo, a unos pocos pasos se encuentra la iglesia románica-gótica de Sant’Agostino con una llamativa puerta ojival.
Los interesados en recorrer el interior de la muralla tendrán que saber que sus calles datan del siglo III al IV a.C. La fortificación de piedra caliza tiene un tamaño considerable, lo que ha alimentado la leyenda durante siglos de que los constructores fueron los cíclopes, unos seres gigantes y con un ojo en la frente de la mitología romana, según Strada Olio Dop Umbria.
Los lugares imprescindibles que visitar en Amelia
Amelia cuenta con un gran valor histórico, gracias a los detalles que guarda su muralla. No obstante, hay una variedad enorme que se puede explorar en otras edificaciones de la ciudad. Entre los más recomendables por los propios residentes y por Rivoglio la Barbie, los siguientes son imprescindibles:
- La Catedral de Santa Fermina llama la atención de los visitantes por su grandeza y por algunos detalles como los frescos del techo, las capillas laterales y los estandartes robados a los turcos durante la batalla de Lepanto en 1571. El campanario cívico de la catedral se puede visitar los domingos de 10 a 12 horas y de 15 a 17 horas, con la entrada al precio de 3 € la general o 2 € reducida.
- El Palazzo Petrignani es el edificio histórico más importante que data del siglo XVI. Su construcción fue un encargo de Fantino Petrignani, uno de los protectores del pintor Caravaggio. Sus salas son un claro ejemplo de la arquitectura señorial de la época, aunque solo se pueden visitar dos de las siete estancias.
- Las cisternas romanas se encuentran en un sótano compuesto por 10 habitaciones en la Piazza Matteotti. La obra romana data del siglo I a.C. ayudaba a recoger y conservar el agua de la lluvia. Tanto las galerías como el museo arqueológico se pueden visitar desde 7 euros.
- El complejo de San Francisco es un claustro conservado del siglo XVI. En él se alberga un museo donde se encuentra a impresionante estatua de Germánico.