Administrador de la herencia yacente: cuáles su función con los bienes y el patrimonio

Este administrador tiene funciones específicas relacionadas con la gestión, protección y eventual distribución de los bienes de la herencia, garantizando el respeto a los intereses de los implicados

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Abogado dando la mano a
Abogado dando la mano a su clienta (Freepik)

En el ámbito sucesorio, la figura del administrador de la herencia yacente cobra una relevancia particular cuando, tras el fallecimiento de una persona, el patrimonio dejado aún no ha sido repartido entre los herederos. Este administrador tiene funciones específicas relacionadas con la gestión, protección y eventual distribución de los bienes de la herencia, garantizando que los intereses de todos los implicados se respeten durante el proceso sucesorio.

La herencia yacente se refiere al estado temporal en que se encuentra el patrimonio de una persona fallecida antes de ser aceptado formalmente por sus herederos. En este periodo, los bienes, derechos y obligaciones del fallecido no están bajo la titularidad efectiva de ninguna persona, pero requieren una administración adecuada para evitar su deterioro, pérdida o mal uso. En este contexto, el administrador de la herencia yacente asume el papel de custodiar y gestionar los bienes hasta que estos sean repartidos o adjudicados.

Funciones del administrador de la herencia yacente

El administrador de una herencia yacente tiene una serie de responsabilidades clave relacionadas con la gestión de los bienes y el cumplimiento de las obligaciones legales del fallecido:

  • Inventario de los bienes y derechos: Una de las primeras tareas del administrador es elaborar un inventario detallado que incluya todos los bienes muebles e inmuebles, derechos, activos financieros y deudas del fallecido. Este paso es esencial para establecer con claridad el alcance del patrimonio yacente.
  • Protección y conservación del patrimonio: El administrador debe garantizar la preservación de los bienes hasta que sean distribuidos. Esto incluye realizar tareas como el mantenimiento de inmuebles, la gestión de cuentas bancarias o la supervisión de contratos vigentes relacionados con los bienes de la herencia.
  • Cumplimiento de obligaciones financieras: Otra función fundamental es el pago de las deudas y obligaciones fiscales pendientes del fallecido, tales como impuestos, hipotecas u otras responsabilidades económicas. Esto asegura que el patrimonio esté en regla antes de proceder con el reparto.
  • Representación legal: El administrador actúa como representante de la herencia en todos los asuntos legales y administrativos, lo que incluye comunicarse con bancos, aseguradoras, acreedores y organismos públicos.
  • Distribución provisional: En casos específicos, el administrador puede realizar distribuciones parciales del patrimonio, siempre que no comprometan el reparto final y que se realicen bajo autorización judicial o de los herederos, según el caso.
Qué pasa con el dinero y bienes de la herencia en caso de divorcio.

Diferencia entre administrador y albacea

Aunque tanto el administrador de la herencia yacente como el albacea tienen roles relacionados con la gestión del patrimonio, sus funciones y la forma en que son designados difieren.

  • El administrador es nombrado por un tribunal en casos donde no existe un testamento válido, no hay herederos designados o estos no han aceptado aún la herencia. Su objetivo principal es proteger y gestionar el patrimonio hasta que los herederos sean identificados o tomen posesión de sus bienes.
  • El albacea, por otro lado, es designado expresamente en el testamento por el fallecido. Su función es cumplir la voluntad del testador y garantizar que el reparto del patrimonio se realice de acuerdo con sus deseos.

El cargo del administrador de la herencia yacente es temporal y concluye una vez que los herederos aceptan la herencia y se realiza la partición de los bienes. En algunos casos, si los herederos no actúan de manera oportuna, el administrador puede prolongar sus funciones hasta que se resuelvan los conflictos o se identifiquen plenamente los destinatarios del patrimonio.

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