Una uruguaya evalúa sus ocho meses viviendo en España: “Si tenés ganas de emigrar, animate”

Emeiba llegó a España hace 8 meses y su experiencia ha sido una montaña rusa

Imagen de archivo: Una pasajera consulta un panel de salidas de vuelos en la zona de facturación de la Terminal 4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. (Jesús Hellín / Europa Press)

Emigrar a un nuevo país representa una experiencia desafiante y enriquecedora: adaptarse a un idioma y a costumbres diferentes despierta el interés de quienes deciden buscar en el extranjero mejores oportunidades que las que dejaron atrás. La experiencia, sin embargo, no está libre de retos y el camino puede ser difícil para quienes deciden lanzarse a la aventura.

Este ha sido el caso de Emeiba, una joven uruguaya que decidió trasladarse a España hace ya ocho meses. La chica se instaló en Gran Canaria, pues allí tenía algunos familiares que le abrieron la puerta de su hogar, y desde entonces ha intentado sacar adelante su proyecto personal.

"Para mí fue un cambio supergrande porque en Uruguay yo tengo todavía mi familia, mis amistades, tenía mi trabajo", cuenta en un vídeo de la red social TikTok. “Yo era educadora en primera infancia, estuve seis años trabajando en la educación, tenía mi gata, tenía mis círculos, mis grupos de fútbol, de canto...”, cuenta la joven.

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Pese a ello, Emeiba decidió cambiar de país y experimentar una vida en el extranjero.

“Tuve que empezar de cero”

El cambio a España trajo consigo una serie de desafíos. Uno de los más importantes fue construir un vínculo con sus familiares, a quienes no conocía bien. La joven se trasladó con su tía, hermana de su madre, a quien no veía desde hace años. “Me dijo que me quería dar una oportunidad y que ella me abría las puertas de su casa para que yo pudiera empezar hasta que tuviera mi trabajo y pudiera independizarme de a poquito”, cuenta.

Pese al reto, la conexión con su tía y tío resultó ser positiva y fundamental para su proceso de adaptación. “O sea, mi tía es lo mejor del mundo”, afirmó la migrante al medio. Este apoyo le permitió establecerse, empadronarse y buscar oportunidades laborales en un entorno completamente nuevo.

“Toda puerta que yo golpeaba para conseguir trabajo, me decían que no”

Sin embargo, el inicio no fue sencillo. Sin trabajo y sin documentación, los primeros meses resultaron complicados. “Toda puerta que yo golpeaba para conseguir trabajo, me decían que no porque no tenía documentación”, cuenta Emeiba. En el momento más crítico, incluso se planteó volver a Uruguay, pero gracias a la ayuda de la terapia y su círculo cercano, decidió continuar en España.

En paralelo a sus dificultades laborales, la construcción de nuevas amistades se convirtió en una fuente de fortaleza. Curiosamente, Emeiba consiguió encontrar su primera amistad en Tinder, con un chico canario llamado Enzo. “Nuestra primera cita fue salir a entregar currículums por la isla para buscar trabajo”, recuerda. Poco después, conoció a Jose, quien se ha convertido en su mejor amiga.

A pesar de los desafíos y el enorme cambio cultural, la joven valora positivamente su experiencia. “Cuando tocas fondo es cuando valoras las cosas buenas que tenés”, expresa. Por eso, pese a que la época navideña haga que sienta morriña por su hogar, está convencida de que tomó una buena decisión. Así, anima a otros a seguir su ejemplo: “Si tenés ganas de emigrar, comprarte un pasaje, animáte, hacelo. Oportunidades hay”, asegura.

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