Mette-Marit confiesa qué significa para ella la Navidad mientras afronta “tiempos difíciles” tras las acusaciones de su hijo, Marius Borg

La casa real de Noruega atraviesa una de las crisis más grandes de su historia. A lo largo de los doce meses de este 2024, la monarquía holandesa ha estado haciendo frente a fuertes polémicas, siendo la más relevante el complicado proceso judicial que rodea a Marius Borg Høiby, quien ha sido acusado de varios de delitos, entre ellos cuatro agresiones sexuales. Además, la situación se volvió más delicada tras conocerse que otro de los hijos de Mette-Marit se encuentra en el centro de los focos por un escándalo.

Mientras que Marius permanece a la espera de juicio y siguen apareciendo más pruebas en su contra, su hermano pequeño, el príncipe Sverre Magnus, se encontraba envuelto en una polémica al conocerse que la familia de su novia, Amalie Giaver MacLeod, la cual hace cuatro años contaba con un patrimonio de 45 millones de coronas noruegas, está en bancarrota.

En este contexto, y con todas las miradas fijas en la familia real, Mette-Marit apareció junto al príncipe heredero Haakon el pasado miércoles por la noche en un evento navideño. El matrimonio invitó a trabajadores humanitarios de distintas organizaciones a una reunión prenavideña en la Capilla del Palacio.

Al lugar también acudieron junto a sus padres la princesa Ingrid Alexandra y el príncipe Sverre Magnus. La heredera regresó el pasado 12 de diciembre de su primer año de servicio militar, después de que los medios noruegos afirmaran que le había sido otorgado un permiso de tres semanas. No obstante, lo más destacado del evento fueron las palabras de la futura reina.

“Pronto entraremos en la temporada navideña. Los textos, oraciones e himnos que compartimos aquí esta noche han sido leídos, orados o cantados por varias generaciones de personas que vivieron antes que nosotros”, comenzó diciendola nuera del rey Harald V.

Para después seguir y otorgar una indirecta a la difícil situación que afrontan como familia: “Es importante la seguridad y anclaje que nos dan las tradiciones. Especialmente en una época convulsa. Tanto en nuestras vidas, como en el mundo. No importa cómo nos sintamos, no importa cómo sea el mundo, la Navidad nos reúne en torno a algo que significa algo para nosotros. Para encontrar el camino a casa, enciendan una luz en la oscuridad y cuídense unos a otros”.

No es ningún secreto que los Glücksburg viven uno de sus peores momentos. Marius Borg Høiby se encuentra acusado de varios delitos, entre ellos violación y abuso en relaciones cercanas contra tres exnovias. Además, dos de ellas, Nora Haukland y Juliane Snekkestad, han afirmado a los medios que la princesa Mette-Marit era conocedora de todos los problemas de comportamiento su hijo.

De hecho, la sociedad del país escandinavo se ha posicionado en contra de la futura reina al considerar que pudo ocultar pruebas antes del registro de su casa. Según informó Se og Hør, tan solo minutos antes de que se produjera el arresto a Marius Borg, la policía llamó al hijo de Mette Marit por teléfono y le avisaron de que iban hacia la casa para detenerlo. “Pero Marius ya debía saber lo que le esperaba”, dijeron fuentes cercanas a la investigación. Al parecer, la princesa ya se había puesto en contacto con su primogénito antes de que las autoridades le localizaran.

“La princesa habría llamado a Marius poco antes que los agentes de seguridad. Habría tenido una conversación telefónica en la que le contaría que iban a arrestarlo”, explican en la prensa noruega, quienes van más allá y desvelan un detalle que podría dar un giro de 180 grados al caso. “Cuando la policía llamó a Marius Borg Høiby, poco después, acordaron reunirse con él en la escuela Jansløkka, que está cerca de su casa y la de los príncipes herederos en Skaugum. Según el registro policial, desde que la policía llamó a Høiby hasta que lo arrestaron en la escuela pasaron 33 minutos. Durante ese tiempo, la princesa heredera Mette-Marit, que vive al lado, habrá limpiado la casa de la que dispone Høiby. Más tarde, lo llevó a la escuela de Jansløkka, donde le esperaba la policía”, asegura VG, uno de los medios más importantes del país nórdico.