El Ayuntamiento de Madrid tiene siete empresas públicas: la de Vivienda y Suelo (encargada de construir vivienda protegida); la EMT (que gestiona los autobuses urbanos); Calle 30 (encargada de que la M-30 funcione correctamente); Mercamadrid (el gran mercado de suministros que abastece a la ciudad), El Club de Campo Villa de Madrid (una instalación de ocio y deportiva); Madrid Destino (que promociona la cultura y el turismo); y finalmente la Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios (SFM), que como su propio nombre indica dirige y administra los dos tanatorios, 14 cementerios y dos crematorios que hay en la capital.
Sus 428 trabajadores seguramente realizan el trabajo más ingrato. Más incómodo. “Siempre rodeados de tristeza y muerte”, señala uno de ellos a este diario. Como señala el propio Consistorio, esta empresa pública “ofrece un servicio integral que engloba todos los aspectos necesarios para la despedida de un ser querido, como los trámites administrativos, la recogida del fallecido, traslado, acondicionamiento y su velación”. Pero en Navidad son los más afortunados porque son los únicos que reciben una cesta de Navidad. La empresa ya ha adquirido las cestas que entregará a toda su plantilla por un importe de 50.812 euros.
Para ello, acaba de licitar un contrato. El adjudicatario ha sido la Fundación Juan XXII-Roncalli, que trabaja “para la inclusión laboral de las personas en situación de vulnerabilidad psicosocial”. El propio pliego de condiciones revela que los empleados públicos de la funeraria tienen derecho a la cesta porque así lo regula el artículo 46 de su convenio colectivo. El objetivo, según explica el Departamento de Recursos Humanos de SFM, es aprovechar que reciben esta detalle para que los suministradores sean centros especiales de empleos dedicados a “la inserción laboral de las personas con discapacidad. Y la mejor manera de hacerlo es el establecimiento de este proceso de licitación”.
¿Por qué en el resto de empresas públicas sus trabajadores no reciben cestas de Navidad? En algunos casos, como la EMT o Mercamadrid, porque el número de empleados es alto y el coste sería elevado. En otros, como la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo, a veces se opta por entregar algún tipo de detalle en estas fiestas, este año unas agendas y unas velas. La empresa funeraria ha encargado 428 cestas, cada una de ellas a un precio de 118,72 euros.
Dos tipos de cestas
Hay dos tipos de cestas. La A incluye un jamón curado añejo de 6 kilos envasado al vacío; un queso puro de oveja gran reserva de 900 gramos envasado al vacío; un chorizo cular Ibérico de bellota; un salchichón cular Ibérico de bellota; una botella de vino tinto D.O. Ribera del Duero reserva; una botella de vino blanco D.O. Rueda verdejo; una tableta de turrón Alicante calidad suprema: una tableta de turrón de chocolate negro crujiente calidad suprema: un estuche de figuritas de mazapán de Toledo; un estuche de polvorones tradicionales con almendras; una botella de aceite de oliva virgen extra; y un paté de oca.
La B es más discreta. Incluye una paleta de jamón de cebo 50% raza ibérica de 4,5 kilos envasado al vacío; un queso puro de oveja gran reserva; un lomo de bellota ibérico de envasado al vacío; dos botellas de vino tinto D.O. Rioja reserva; dos botellas de vino tinto D.O. Ribera del Duero reserva; una botella de aceite de oliva virgen extra; y un paté de oca. Todas las cestas ya han sido entregadas la semana pasada. Los trabajadores de la Funeraria tienen la ventaja de que la cesta está regulado por convenio colectivo. No hay que olvidar que en diciembre de 2023 el Tribunal de Cuentas se pronunció tajantemente en contra de esta práctica en algunos contextos, dictaminando que “la entrega de caudales públicos en favor de terceros para una finalidad ajena a los intereses públicos no es sino una liberalidad que ocasiona un perjuicio económico en la hacienda pública”.
La sentencia del Tribunal de Cuentas obligó al alcalde de la localidad madrileña de Venturada (2.550 vecinos) a reingresar los 11.750 euros que su Ayuntamiento empleó en 2020 para pagar 110 cestas de Navidad. Fueron entregadas a trabajadores municipales y algunos profesionales de la localidad, como voluntarios de Protección Civil, un conserje del colegio, varias educadoras, nueve policías municipales, personal sanitario, el juez de paz, el párroco y varios guardias civiles. El Ayuntamiento justificó los obsequios por la labor de todos ellos durante la pandemia del coronavirus.
La sentencia del Tribunal de Cuentas establecía que estos obsequios “estarían justificados si su adquisición persiguiera el cumplimiento de una finalidad pública porque, solo en tal caso, no estaríamos ante un gasto arbitrario (...) que daría lugar a un saldo negativo injustificado”. La ponente de la resolución recalcaba que no existía ninguna ley que sustentase la compra de las cestas de Navidad y que “no es admisible la contracción de obligaciones y la realización de gastos que no tengan una finalidad pública”. Los trabajadores de la funeraria de Madrid no tienen, de momento, este problema, ya que llevan muchos años recibiendo su cesta de Navidad.