Hace más de dos años, una mujer india llamada Kamla Bai (44 años) entró al quirófano del Hospital Kamla Raja, en la ciudad de Gwalior, para intentar salvarse de un cáncer de ovario. La operación fue un éxito, dado que lograron extirpar todo el tumor, por lo que parecía que muy pronto podría volver a vivir tranquila junto con sus dos hijos. Sin embargo, nada más despertar, comenzó a sentir un dolor punzante en el interior de su cuerpo.
Los hechos han sido contados por el medio británico The Daily Mail. Los médicos pensaron que se trataba de un hecho normal tras una operación de carácter invasivo. Sin embargo, a medida que fueron pasando los días, las semanas y los meses, sospecharon que algo iba mal. Las pruebas realizadas, no obstante, no indicaban ningún valor fuera de lo común.
Un hallazgo insólito
Pasaron dos años. Los dolores abdominales de Kamla no desaparecieron, y no fue hasta el pasado 29 de noviembre cuando, tras realizarle un escáner, descubrieron qué le estaba provocando este tormento: quienes la operaron en 2022 se habían olvidado unas tijeras quirúrgicas en el canal paracólico izquierdo, un espacio en el abdomen que recorre el colon y en el que se almacenan los restos de la comida antes de llegar al recto.
Una vez detectado el problema, la mujer fue sometida rápidamente a una segunda intervención en la que le retiraron las tijeras. Los dolores, por fin, desaparecieron a los pocos días, pero ahora Kamla y su familia buscan que los sanitarios responsables de la primera operación afronten su responsabilidad y paguen por este grave error. A los años de dolor, habría que sumarle también las posibles complicaciones -graves o fatales- que hubieran podido darse por el hecho de dejarse las tijeras: hemorragias, infecciones, sepsis o necrosis.
El hospital elaborará un informe para una posible indemnización
Por fortuna, en su caso no sufrió ninguna de estas posibles consecuencias de la negligencia, si bien se ha quedado con una serie de heridas -ya cicatrizadas- en el interior de su cuerpo que, en un futuro, podrían provocar algunos problemas como la posibilidad de que se generen bloqueos. Por su parte, desde el hospital en el que fue operada no se ha mencionado aun si ya piensan en ofrecer una compensación. En cambio, sí que han informado de la elaboración de un informe que las autoridades recibirán para tomar las decisiones oportunas.
A pesar de lo llamativo y peligroso de este caso, lo cierto es que Kamla no es la única persona que descubre que sigue llevando en su interior material quirúrgico de otras operaciones. Solo en Estados Unidos, cerca de 6.000 personas se han registrado con tijeras, esponjas, pinzas y gasas, que se habían quedado en el cuerpo por olvido de los responsables sanitarios. Con todo, este tipo de incidentes son realmente improbables, dado que cada centro médico y hospital tiene la obligación de revisar que se conservan todos los materiales.