El arquitecto Jorge Consuegra (Ponferrada, León, 1976) construyó una pequeña casa rural en la Sierra de Gredos, en plena pandemia, en el año 2020. Uno de los requisitos que puso a la hora de llevar a cabo su obra era que fuera una vivienda sostenible y eficiente térmicamente, las llamadas casas pasivas o ‘passivhaus’. Y como objetivo, que toda la estructura de la casa entrara en un solo camión. Esta forma de construcción se denomina vivienda industrializada, un sistema en el que los componentes para edificar se fabrican industrialmente en un lugar distinto a la obra, que posteriormente se trasladan a esta para montarse y ensamblarse “como un Lego”.
“La vivienda se construyó en cuatro meses y para el constructor fue un proceso muy sencillo. La estructura venía prefabricada, no había posibilidad de error”, explica Consuegra a Infobae España. El arquitecto añade que las ventanas fabricadas previamente se instalaron tres días después de finalizar la estructura. El problema vino con la financiación. El proyecto se costeó con un crédito de autopromotor —préstamo hipotecario para particulares que necesitan financiación para construir su propia vivienda—. “Todo lo que se hace en un taller o fábrica no vale como proceso para certificar, solo vale colocado o instalado en obra. Tuvimos que aportar una cantidad de dinero bastante elevada para poder iniciar todo el proceso de fabricación”, cuenta el arquitecto. Con la legislación actual no es posible constituir una hipoteca mobiliaria fuera del lugar de edificación, motivo por lo que el PSOE propuso el pasado 9 de diciembre una reforma legal para facilitar la financiación de viviendas industrializadas. En España, tan solo el 1% de las viviendas unifamiliares son industrializadas, según el Banco de España.
Los socialistas registraron una enmienda al proyecto de ley por el que se crea la Autoridad Administrativa Independiente de Defensa del Cliente Financiero, que plantea una reforma de la ley de 16 de diciembre de 1954 sobre la hipoteca mobiliaria. Hasta ahora, la norma, en su artículo 12, establece que únicamente pueden ser hipotecados los establecimientos mercantiles, vehículos de motor como automóviles, tranvías y vagones de ferrocarril de particulares, aeronaves, maquinaria industrial, así como la propiedad intelectual y la industrial, pero no las viviendas construidas en un lugar ajeno a la edificación de un inmueble. Por ello, a las entidades financieras les es complicado ceder créditos para estas viviendas. Con ello, el PSOE busca que pueda constituirse una hipoteca mobiliaria sobre “el conjunto de módulos constructivos móviles destinados a ser montados, ensamblados e incorporados como edificación unitaria a un inmueble”. En junio, el PP ya registró una proposición no de ley para impulsar las casas industrializadas y prefabricadas para paliar el problema de la vivienda.
Una medida para suplir la demanda, pero no la única
Begoña López Ferrer, fundadora de la empresa Componentes y Unidades Constructivas en 2004 y desde entonces especialista en construcción industrializada, explica que se quiere cambiar la ley “por un tema jurídico y financiero”. “Si tú tienes un montón de producción en una fábrica, no te van a pagar nada hasta que no lo lleves a la parcela. El fabricante tiene que estar adelantando dinero”, relata a este medio.
Además, si el sector de la industrialización está creciendo en España es por varios motivos. Como explica Antonio Domínguez, responsable de Proyectos y Prescripción de Deceuninck Iberia, una empresa especializada en soluciones sostenibles para puertas y ventanas en Europa, y ponente del Foro de Construcción Industrializada, el sector de la vivienda tiene en la ingeniería industrializada el “hueco perfecto para reducir costes, tiempos y manos”, ante la necesidad de construir seis veces más casas al año de las que se edifican ahora.
En el pasado mes de abril, el Banco de España calculó que el país necesitaría 600.000 casas hasta 2025 para suplir el déficit existente, una cifra casi imposible, puesto que los niveles actuales de construcción rondan entre las 80.000 y las 100.000 viviendas al año. Teniendo en cuenta que el origen del problema deriva de la escasez de viviendas y de la creciente demanda, la vivienda industrializada serviría para reducir esos plazos, puesto que el tiempo frente a la construcción tradicional es menor. “La industrializada tiene que abordar precisamente lo que la construcción convencional ahora mismo no puede”, dice López.
Para especialistas como Domínguez, esta medida es necesaria, pero no es la única que debe de tomarse, teniendo en cuenta que la construcción demanda mucho personal. Faltan unos 700.000 trabajadores, según cálculos de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). “Hay tanto problema de mano de obra que ni tan siquiera todas las promotoras de España son capaces hacer todas las viviendas que se necesitan y que se demandan todos los años”, sentencia López. A esto se le suma también el tiempo que se tarda en dar una licencia a un promotor. “Compra suelo, quiere edificar y se tarda una media de 15 meses. Es decir, aunque tuviéramos casas súper rápidas, si no tienes la diligencia del terreno, no puedes edificar”, añade Domínguez.
Por ello, el experto asegura que esto es algo que tiene que asentarse en España pronto. “Esto tenía que haber sido hace mucho. Se lleva haciendo en Europa hace años y está normalizado porque tenía el mismo problema”, dice, poniendo de ejemplo a países como Alemania y Reino Unido.