Imagina pagar por aparcar y quedarte atrapado en un atasco dentro del propio parking. Es una situación que cualquiera viviría con indignación, en la que no puedes moverte, el tiempo sigue corriendo y, cuando finalmente logras salir, esperas que tengan comprensión, pero aun así a los meses te llega una multa por haber excedido el límite permitido en el estacionamiento.
El 15 de noviembre, Kate Witney se dirigió al Hospital del Condado de Lincoln, en Estados Unidos, para recoger a un amigo. Lo que parecía una visita rápida y sencilla se convirtió en una experiencia frustrante y, según ella, “horrorizante”. Tras estacionar y recoger a su amigo, Kate intentó salir del parking, pero la salida estaba bloqueada por un atasco kilométrico.
Un accidente en una de las carreteras principales de la ciudad provocó el caos en los accesos, dejando a decenas de conductores atrapados en el parking del hospital. La mujer estuvo durante una hora sin poder mover su coche. “Desde la plaza de aparcamiento se veía claramente que nada se movía en ninguna dirección”, explicó Kate a la BBC. Cuando finalmente pudo salir, pensó que todos los conductores se encontrarían en la misma situación de que sus tickets se habían excedido de tiempo y que no le sancionarían por ello. Sin embargo, una semana después recibió una multa por rebasar el tiempo límite de estacionamiento.
“Sentí que era una injusticia”
El aparcamiento del hospital funciona mediante un sistema de cámaras de reconocimiento que registra la hora de entrada y salida de cada vehículo. Según este sistema, Kate había superado el tiempo máximo permitido, por lo que la empresa Parkingeye, que gestiona el aparcamiento en nombre del hospital, le impuso una multa.
Convencida de que el motivo de su retraso era completamente ajeno a ella, Kate escribió a la empresa para reclamar la sanción, explicando las circunstancias del incidente. Sin embargo, su apelación fue rechazada.
“Había decenas de coches en la misma situación. Me pregunto si no les pareció extraño que tantas personas superaran el tiempo límite al mismo tiempo ese día”, comentó muy frustrada. La mujer, que es profesora de canto en un instituto, insinuó que la imposición de tantas multas terminará generando un beneficio para la empresa del estacionamiento.
La intervención de la prensa
Tras la negativa inicial de Parkingeye a aceptar su apelación, el caso de Kate llamó la atención de los medios. La BBC se puso en contacto con la empresa para volver a explicarles la injusticia que estaba viviendo Kate Witney. Poco después, Parkingeye realizó una “revisión adicional” del caso y decidió cancelar la multa de la mujer.
Un portavoz de la empresa señaló que han trabajado con el hospital durante más de seis años para optimizar el funcionamiento de sus aparcamientos, asegurando “que los sistemas modernos implementados mejoran la accesibilidad y seguridad para los usuarios”. Sin embargo, en este caso reconocieron las circunstancias excepcionales y revocaron la multa, junto con las otras emitidas ese mismo día en las mismas condiciones.
“Es incomprensible que, incluso explicando lo ocurrido, rechacen una apelación inicial”, señaló Kate. “No hay consideración por el contexto, y las empresas parecen más interesadas en recaudar dinero que en proporcionar un servicio justo”. Aunque finalmente se canceló la multa, la experiencia le dejó un mal sabor de boca. “Estoy en shock por cómo me trataron inicialmente. Si no hubiera contactado con los medios, probablemente habría tenido que pagar por algo que no fue culpa mía”.