Un caso de fraude familiar que tuvo lugar en Italia ha llegado a los titulares tras la condena judicial contra un hombre que defraudó a su anciana tía por una suma de 130.000 euros. El Tribunal de Rovigo, en la región de Véneto, sentenció a un ex promotor financiero, de 48 años y antiguo empleado bancario en Padua, a un año y seis meses de prisión, aunque con suspensión de la pena. Además, el condenado deberá devolver un total de 200.000 euros a los herederos de la mujer, ya fallecida.
La historia se remonta a 2019, cuando la tía, una viuda acaudalada residente en Este y sin descendencia, decidió destinar parte de su patrimonio a sus herederos naturales. Uno de los planes consistía en adquirir una propiedad en Inglaterra para otro sobrino que vivía y trabajaba en el Reino Unido. Para tal fin, confió la gestión de la compra a su sobrino de 48 años, quien entonces trabajaba en el sector financiero.
La mujer emitió dos cheques bancarios: uno de 30.000 euros y otro de 100.000 euros, que entregó al acusado con la esperanza de que estos fondos se destinaran a la adquisición de la vivienda. Sin embargo, lejos de cumplir con el encargo, el hombre utilizó el dinero para sus propios fines.
En aquel momento, el sobrino ya enfrentaba serias dificultades económicas y decidió apropiarse del dinero. No inició ningún trámite relacionado con la compra de la propiedad y tampoco realizó transferencias al Reino Unido que respaldaran la operación inmobiliaria.
Juicio y sentencia
El caso llegó a los tribunales tras la muerte de la anciana. Durante el juicio, el acusado, asistido por la abogada Mónica Malagutti, intentó defenderse afirmando que las cantidades recibidas eran un préstamo personal otorgado por su tía. Sin embargo, esta versión fue refutada por la fiscalía, que presentó pruebas contundentes. Entre ellas, mensajes intercambiados entre el acusado y su primo residente en Inglaterra, en los que se mencionaba la transferencia del dinero a una cuenta bancaria británica.
Aunque se presentaron pruebas documentales de los cheques emitidos, no se encontró ningún rastro de las supuestas transferencias. La ausencia de movimientos bancarios que respaldaran la teoría de la defensa fue clave para que el juez diera credibilidad a la versión de la acusación.
Finalmente, el juez declaró al acusado culpable de fraude contra su pariente anciana. Además de la pena de prisión en suspenso, el condenado deberá indemnizar a los herederos de la mujer con un total de 200.000 euros, una cifra que incluye los intereses acumulados y los daños derivados de su acción fraudulenta.
El caso ha generado conmoción en la comunidad local, no solo por la cuantía del fraude, sino también por el contexto familiar de la estafa. La anciana, descrita como una mujer generosa que buscaba beneficiar a sus sobrinos con parte de su riqueza, terminó siendo víctima de una de las personas en quienes más confiaba.