Las oposiciones para ingresar a la Guardia Civil sufrieron un importante cambio con la incorporación de una nueva prueba física de coordinación. Esta evaluación, establecida en la Orden PCM/286/2023, ha sustituido a la tradicional prueba de velocidad de 60 metros sprint. Así, los aspirantes a las escalas de Cabos y Guardias, Suboficiales y Oficiales ahora deberán demostrar su coordinación mediante un circuito de agilidad y precisión.
Este cambio busca alinearse con los procesos selectivos de otras instituciones como las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, que ya incluyen pruebas similares en sus sistemas de evaluación, y obligó a las academias que preparan a quienes desean opositar a intensificar a formación específica en habilidades de coordinación.
Antes, el marco normativo vigente era la Orden PCI/362/2019, que contemplaba cuatro pruebas físicas obligatorias para ingresar en las distintas escalas del cuerpo:
- Resistencia: Carrera de 2.000 metros.
- Velocidad: Sprint de 60 metros.
- Potencia del tren superior: Extensiones de brazos.
- Soltura acuática: Ejercicios en agua.
Estas pruebas incluían marcas mínimas diferenciadas según la escala de ingreso y modalidad (promoción profesional o acceso directo con titulación universitaria). La actualización de 2023 mantiene tres de estas pruebas y reemplaza la prueba de velocidad por una de coordinación, marcando un cambio significativo en el diseño de los procesos de selección.
Además, cabe mencionar que en la regulación de 2019 se consideraban pruebas físicas complementarias, como circuitos de agilidad y coordinación, aunque estas no tenían carácter excluyente en los procesos selectivos. Con la nueva normativa, la coordinación pasa de ser un complemento a convertirse en un criterio obligatorio.
Agilidad y precisión
La nueva prueba de coordinación introducida consiste en completar un circuito que evalúa tanto la agilidad como la precisión del aspirante. El recorrido incluye giros y pasos bajo vallas delimitadas por banderines, con reglas claras para su ejecución:
- Inicio del circuito: El aspirante debe comenzar detrás de la línea de partida, con la posibilidad de elegir cualquiera de los lados de la valla inicial.
- Ejecución del recorrido: El participante debe completar el circuito sin derribar o desplazar banderines o vallas. Cualquier error en el trazado invalidará el intento.
- Variedad en los trayectos: Dependiendo del lado de inicio, se ajusta el orden en el que se pasa por los banderines y las bases de las vallas.
De esta manera, ahora las marcas mínimas que deben superar los aspirantes según la escala a la que opten forman parte de los criterios excluyentes del proceso de selección, subrayando la importancia de la coordinación como habilidad fundamental para el ingreso.
El cambio suscitó reacciones en las academias especializadas y las asociaciones de la Guardia Civil. Por un lado, se emitieron advertencias a los aspirantes sobre la necesidad de adaptar sus entrenamientos a esta nueva prueba, especialmente para quienes por entonces estaban preparando las oposiciones bajo los criterios anteriores.
En este sentido, la asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC) aclaró que, a diferencia de los cambios en los temarios, los ajustes en las pruebas físicas no requieren una antelación mínima de nueve meses para su implementación. Por otro lado, estas entidades señalaron que el cambio responde a un esfuerzo por modernizar los procesos de selección, aunque han destacado la necesidad de ofrecer información clara y suficiente a los aspirantes para evitar confusiones.