La imagen del alcalde que se quemó gravemente al intentar encender la caldera central de un pueblo: toda la cabeza vendada

El regidor compartió a través de sus redes sociales su aspecto desde el hospital, tras recibir atención médica

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Olivier Bureaux, alcalde de Longueville-sur-Scie (Facebook)
Olivier Bureaux, alcalde de Longueville-sur-Scie (Facebook)

Olivier Bureaux, alcalde de Longueville-sur-Scie, un pequeño municipio del departamento francés Sena Marítimo con cerca de 1.000 habitantes, enfrentó un accidente grave mientras intentaba resolver un problema técnico en medio de la tormenta Darragh. Una falla recurrente en la caldera municipal de gas, que llevaba semanas sin encenderse automáticamente, motivó que el alcalde acudiera personalmente a repararla, el pasado 8 de diciembre, tras recibir una llamada de un residente sin calefacción.

A raíz de su experiencia previa como bombero, Bureaux intentó reiniciar la máquina, pero una explosión inesperada generó una bola de fuego que lo alcanzó de lleno. Este repentino suceso provocó quemaduras de primer y segundo grado en el rostro y las manos del alcalade.

A pesar del impacto, el político francés reaccionó rápidamente y logró extinguir las llamas que prendieron en su ropa y barba al sumergirse en agua. Tras el accidente, el regidor fue trasladado al hospital de Dieppe, donde recibió atención médica. Desde allí, el alcalde de Longueville-sur-Scie compartió una imagen en su cuenta de Facebook, mostrando su estado cubierto de vendas en rostro y manos.

Tras el accidente, Bureaux reflexionó sobre las circunstancias que llevaron al incidente. En declaraciones a medios locales, admitió sentirse “cansado y enojado” al momento de intervenir en la caldera, una combinación que contribuyó a un error que él mismo calificó como “estúpido”. Reconoció que la falta de concentración y el agotamiento lo llevaron a manejar incorrectamente el equipo, a pesar de su experiencia previa como bombero.

Condiciones de los alcaldes en Francia

El político destacó además las dificultades de ser alcalde en comunidades pequeñas, donde no existen turnos de guardia para atender emergencias. “Cuando tenemos un problema, llamamos al alcalde. Sea cual sea el día o la hora”, señaló, enfatizando la carga que recae sobre los líderes locales en pueblos con recursos limitados.

El caso de Bureaux no es aislado y pone de relieve un problema más amplio: el agotamiento entre los alcaldes en Francia. Un reciente estudio del Observatorio Amarok, con sede en Montpellier, reveló que cerca de un tercio de los alcaldes de municipios con más de 10.000 habitantes presentan síntomas de agotamiento.

Aunque el estudio se centró en municipios más grandes, los desafíos en localidades pequeñas pueden ser incluso más extremos. La falta de personal de apoyo, recursos limitados y la expectativa de que los alcaldes respondan personalmente a emergencias contribuyen a un alto nivel de estrés. Este contexto explica, en parte, las circunstancias que llevaron a Bureaux a intervenir directamente en una tarea técnica y peligrosa, como la reparación de la caldera municipal durante una tormenta.

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