La historia de Mango: de vender ropa importada de Turquía en mercadillos de Barcelona a estar en 115 países y superar los 15.000 empleados

La compañía se ha convertido en uno de los principales grupos textiles en el mundo, a partir del sueño de una sola persona que ha fallecido repentinamente este sábado

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Gente entra y sale de una tienda de Mango en Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)
Gente entra y sale de una tienda de Mango en Madrid. (Helena Margarit Cortadellas)

La historia de Mango, uno de los principales grupos textiles fundados en España, es inseparable de la de Isak Ansic, el empresario fallecido este sábado en un accidente de montaña cerca de Barcelona. Su espíritu global es reflejo de unas raíces familiares itinerantes —a la fuerza—, siempre en busca de un lugar al que pudieran llamar hogar, y que finalmente encontraron en Cataluña. De origen sefardí —los judíos expulsados de la Península Ibérica por los Reyes Católicos— y asentados en Turquía, la familia de Andic llegó a España cuando este tenía 14 años, tras sufrir una tragedia más: había perdido su negocio en Estambul debido a las tensiones políticas y militares en ese país.

En Barcelona encontró un nuevo comienzo, y allí, ya desde adolescente, Isak Andic empezó a abrirse camino vendiendo camisas bordadas que importaba desde el Gran Bazar de Estambul. Era una fórmula rentable: comprar ropa en Turquía y comercializarla en mercadillos de Barcelona, acumulando capital hasta que tuvo el suficiente para establecer su primera tienda en el Paseo de Gracia número 38 de Barcelona, una de las calles más prestigiosas de la ciudad. Era el año 1984, el mismo en el que nació la marca Mango.

El origen del nombre recoge la filosofía de la empresa: sencillez y vocación global. “La filosofía del Grupo Mango está basada en un concepto muy definido: el concepto Mango nace de la interrelación entre un producto de diseño propio, de calidad y con una imagen de marca coherente y unificada”, comenta la propia empresa. Por eso el nombre, una fruta entonces muy poco conocida en Europa que Andic probó durante un viaje a Filipinas y de la que se quedó prendado. La denominación se podía utilizar en todos los idiomas y no necesitaba traducción para la tienda que abrió junto a su hermano Nahman.

Y así arrancó una historia de éxito que hoy factura más de 3.000 millones de euros al año, tiene una plantilla de más de 15.000 personas y está presente en 115 países a través de 2.700 puntos de venta. España supone solo el 23% de su negocio: desde 1997, las ventas que genera en el extranjero superan a las del mercado nacional.

En todo este proceso, Andic permaneció sujetando las riendas, pero sin buscar la fama. Apenas concedía entrevistas, y tampoco abrió la compañía a otros inversores. “Esto era una empresa familiar hasta hace poco y la hemos transformado en una empresa abierta con un profesional al frente”, dijo a El País en mayo de este año, en uno de sus escasos encuentros con la empresa. “Nunca fue una empresa familiar al uso. Es el sueño de una sola persona: un accionista, un camino recto y un legado”, añadía Toni Ruiz, el consejero delegado y la primera persona que recibió una participación de la firma desde su fundación.

Muere el fundador de Mango, Isak Andic, en un accidente en las cuevas de Collbató (Barcelona) (Europa Press)

Expansión nacional y primeras estrategias innovadoras

En sus primeros años, Mango consolidó su presencia en España, abriendo más de 100 tiendas en una década. Esta rápida expansión se logró gracias a estrategias innovadoras, como el modelo “Just in Time”, que permitió a la empresa producir prendas en respuesta a la demanda del mercado, optimizando recursos y minimizando inventarios.

En 1992, la empresa cruzó las fronteras españolas, inaugurando tiendas en Portugal, su primer mercado internacional. A partir de entonces, el crecimiento de Mango fue exponencial, construyendo una red de tiendas que combinaban franquicias y locales propios, con un enfoque en el diseño uniforme y la experiencia de compra estandarizada. A partir de entonces, la empresa siguió un crecimiento estratégico en Europa y Asia, destacando su entrada en mercados como Taiwán y Singapur en los años 90.

Un hito reciente en su expansión internacional es la apertura de su tienda insignia en Nueva York, ubicada en el 711 de la Quinta Avenida. Este local, de 2.100 metros cuadrados distribuidos en tres plantas, simboliza la apuesta de Mango por consolidarse como una marca global de referencia en el sector textil.

El diseño de las colecciones de Mango se lleva a cabo en su sede central, un campus en Palau-solità i Plegamans (Barcelona) donde más de 2.000 empleados trabajan en áreas como creatividad, logística y marketing. Allí se producen anualmente cerca de 18.000 referencias de prendas y accesorios, enfocadas en satisfacer las demandas de un público mayoritariamente femenino (80%) y urbano, adaptándose a las tendencias globales y locales. La producción, por otro lado, se realiza a través de una red de 450 socios industriales distribuidos principalmente entre China y Turquía.

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Apuesta por lo digital

Otra de las claves de su éxito ha sido su apuesta por el comercio electrónico. Mango fue pionera en el e-commerce dentro del sector textil español, lanzando su plataforma en el año 2000. Este canal no solo ha facilitado su acceso a mercados donde no tiene presencia física, sino que se ha convertido en un eje fundamental de su estrategia. Hoy, Mango conecta sus tiendas físicas y digitales a través de una filosofía llamada “phygital”. Recientemente, Mango ha anunciado un plan de expansión que incluye la apertura de 500 nuevas tiendas para 2026.

En un comunicado, Toni Ruiz ha destacado que “Isak ha sido un ejemplo para todos nosotros. Ha dedicado su vida al proyecto de Mango, dejando una huella imborrable gracias a su visión estratégica, su liderazgo inspirador y su compromiso inquebrantable con unos valores que son los que él mismo ha impregnado a nuestra compañía. Su legado refleja los logros de un proyecto empresarial marcado por el éxito, y también por su calidad humana, su proximidad y el cuidado y cariño que, siempre y en todo momento, ha trasladado a toda de la organización”. “Su partida deja un vacío enorme, pero todos nosotros somos, de algún modo, su legado y el testimonio de sus logros. Nos corresponde, y este es el mejor homenaje que podemos hacer a Isak y que vamos a cumplir, velar para que Mango siga siendo el proyecto que Isak ambicionaba y del que se sentiría orgulloso”, ha añadido.

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