Una pareja firma un contrato sexual para mantener relaciones de 22:30 a 22:55 horas, se pasan 15 minutos y ella le denuncia por agresión sexual

El consentimiento sexual es fundamental en una relación. No hay debate en una cuestión de tal calibre. Lo que sí que ha generado diferentes tendencias ideológicas dentro del feminismo es la forma en la que se expresa dicho consentimiento. Y es que los seres humanos somos complejos. Existen relaciones de poder en las que un sí no tiene por qué ser voluntario, sino que puede ser por miedo a represalias. Es algo muy complicado de medir. Y pese a lo complejo de cada situación, el juez al que le ha llegado este curioso caso de supuesta violencia sexual que explicamos a continuación lo ha tenido claro a la hora de dictar sentencia.

Esta es la historia de Jose y María, una pareja que llevaban ocho años juntos y que, tras un enfriamiento de la relación en los últimos meses decidieron ponerle fin. Fue Jose el que dio el paso. “Cuando vi que la relación empezó a flaquear, intente terminarla. Sentí que había cierta dependencia por su parte. Ella me culpaba a mí de todos los problemas y me sentía responsable de intentar continuar”, afirma.

Y, al día siguiente de la ruptura, María fue al juzgado para interponer una denuncia por agresión sexual. Este acto pilló a Jose por sorpresa, por lo que ha decidido acudir a la televisión, al programa de Antena 3 Y ahora Sonsoles a contar su versión de los hechos. Tanto los periodistas como los telespectadores se han quedado, cuanto menos, confusos.

Jose le hacía firmar a María una hoja de consentimiento cada vez que tenían una relación sexual. “Al principio del año, en una comida con los compañeros del trabajo, como una broma decidimos empezar a redactar un documento. Al principio era una broma -insiste-, rellenaba el documento y dejaba en blanco los espacios de las horas, pero cuando se lo di el juego se convirtió en una pesadilla”, narra Jose desde Barcelona en directo para este programa.

Según Jose, María establecía de que hora a qué hora podía durar el acto sexual. “El primer día le pidió a Alexa que avisara. No me lo podía creer”, explica en referencia al temporizador de este altavoz inteligente. El programa, que ha tenido acceso a la denuncia que puso María, comparte imágenes de la misma: “Yo de forma libre, espontánea y voluntariamente consiento en este acto ser penetrada vaginalmente por mi pareja”, se puede lugar. En el documento queda establecido que el acto sexual debe tener lugar entre las 22:30 y entre las 22:55 del día señalado, “decayendo el presente consentimiento una vez transcurra la hora autorizada”.

Se supone, según la narración de Jose, que en aquel momento, aunque ya habían terminado la relación sentimental, seguían manteniendo sexo. “Somos personas”, responde Jose al ser preguntado por esta cuestión. Y fue al día siguiente cuando María fue a comisaria a poner la denuncia porque ese día el acto terminó 15 minutos después de lo consentido. “Eyaculó trascurrida la hora límite autorizada, por lo que la denunciante considera que fue quebrantado su derecho a la libertad sexual al no existir consentimiento durante los minutos posteriores”, decía la denuncia.

“Cuando vi lo de la alarma fue un golpe duro y cuando me llamaron de comisaria para avisarme de que me habían denunciado por violación, palabra que me da hasta asco, no me lo quería creer, pensaba que sería una broma, que me estaba manipulando de alguna manera... cuando vi que todo era verdad, no me lo creía”, asegura Jose (siempre según su versión), y explica que era María la que decidía siempre de qué hora a qué hora podía ser la penetración. “Lo más frío es que el día que pasó toda esta locura cuando sonó Alexa ella me pidió que siguiera”, agrega.

Finalmente, el juez desestimó esta denuncia porque no ha visto motivos suficientes para que siguiera adelante. Eso sí, según Jose, actualmente sus abogados están revisando el proceso. “Yo quiero pedir responsabilidades”, cuenta. Y afirma que una compañera ha pedido un cambio de turno para no coincidir con él en el trabajo porque lo considera un violador, mientras que su jefe le comprende porque “pasó por algo parecido”. Y en este momento añade una frase que en el programa deciden pasar por alto: “Las leyes defienden más a una mujer que a un hombre”. El número de violaciones y el de denuncias falsas no son comparables y, en este caso, no ha habido caso porque así lo ha asegurado el juez, dándole a él la razón.