Los restaurantes han establecido ciertas medidas de precaución en los últimos años para las reservas de grandes grupos. De esta manera, en algunos establecimientos es obligatorio dejar una señal que disuada a los comensales de cancelar la reserva a pocos días, o incluso horas. Igualmente, existen otros en los que no se permite modificar la cantidad de personas o se hace pagar el menú de aquellos que no acudan a la cena.
Para muchos, esta es un método con el que no están de acuerdo, porque ataca a la confianza del cliente. Sin embargo, la acción de una minoría ha hecho que se organicen estos sistemas de reserva, sobre todo en los meses más demandados.
Entre ellos, sin duda está el mes de diciembre, el periodo por excelencia para las cenas de Navidad de empresas y familias. Desafortunadamente, se han contemplado los primeros conflictos entre los establecimientos y algunos futuros comensales. Uno de estos casos lo ha reportado @soycamarero en sus redes sociales.
La suma de 10 personas a la reserva
El pasado lunes 9 de diciembre, Jesús Soriano (@soycamarero) compartió en sus redes sociales un caso que por desgracia es frecuente en esta época del año. La disputa mediante mensajes de WhatsApp entre el encargado de un restaurante y un cliente.
La conversación publicada comienza con la reserva de 27 personas. No obstante, la persona que se ha encargado de la reserva del grupo le preguntó al responsable del establecimiento si se podían añadir “2 sillas más por si a última hora” deciden aparecer. Además, Beatriz, la cliente, también pidió una mesa en el exterior, “para no estar apretados dentro”. Ante el mensaje, el encargado simplemente añadió que “la mesa será dentro, por el frío”.
Al día siguiente, la comensal cambió el número de personas: “Al final seremos 38 personas, esa ya es la lista definitiva, ¿sería posible añadir una silla más por si acaso?”, pregunta de nuevo. También asegura que tienen una celiaca en el grupo y si disponen un menú concreto para ella.
En la siguiente imagen del chat, la persona de la reserva comunica que desea cancelar la reserva. “Al decirnos que no había hueco dentro para 40 personas y que fuera no podía ser, pues al final nada, por si nos podías devolver los 30 €”, escribe haciendo alusión a la señal inicial. El encargado del restaurante le hace saber que “tienen la opción de estar fuera” y que “la señal es justo para estas cosas”.
Además, le pregunta al cliente “qué hacemos con un comedor de 30 personas vacío”, después de haber rechazado bastantes reservas. Tras esta premisa, el cliente responde que: “Éramos casi 40 y te dije que si podía ser fuera y me dijiste que no, que tenía que ser dentro. Y que solo había espacio para 30-32 personas. Me dabas la opción de unos dentro y otros fuera y eso así no es tampoco, no nos íbamos a separar”.
La amenaza por no devolver la señal
Después de la última conversación, una persona escribió para informar al responsable del restaurante que interpondría “una denuncia formal al consumidor y en todas las redes sociales, ya que nos estáis tomando el pelo”. Y es que, según defiende, pagaron el dinero de una reserva, “pero aún no estaba reservado porque nos habías dicho que no podíamos ser más de 30″. De este modo, le aseguró que “las conversaciones van a salir a la luz”.
Ante la llegada de este mensaje, por parte de una desconocida, el encargado asumió que era la reserva de Beatriz, que: “Reservaron para 25 personas, luego cambiaron a 27, después a 38 y finalmente a 45 personas”, responde. También le notifica que “no permitimos que se burlen de nosotros y nuestro trabajo. Queríamos devolverle la fianza de buenas maneras, aunque no se lo merecen, pero ya no se la devolvemos”. Incluso le ruega al cliente a “que nos denuncie”.
La contestación solo añadió más leña al fuego, ya que la desconocida amenazó con “40 reseñas negativas” en Internet, algo que perjudicaría la imagen del local. Así se lo notificó el encargado: “Nos hará un gran favor en no venir. Gracias por jugar con el pan de 9 familias. Esperamos algún día lo paguen. El bizum ya está devuelto. Que tenga unas felices fiestas”. Asimismo, afirmó que “solo le importó sus 30 €. No que nos ha hecho perder dinero por rechazar otras familias. No puede reservar una mesa de 25 y luego pretender que porque no le ponemos una de 40″.