Al estar en el suelo su suciedad pasa más desapercibida, pero los rodapiés puede que sean la parte del hogar que más porquería acumulan debido a su ubicación. Situados entre la pared y el piso, están expuestos a diversos factores que facilitan esa acumulación de basura. Como, por ejemplo:
- Polvo y partículas en el aire: tienden a acumular el polvo que cae al suelo y adhiere a sus superficies.
- Contacto físico: al caminar cerca de las paredes, es común que los zapatos, muebles o utensilios de limpieza toquen los rodapiés, dejando marcas o suciedad.
- Electrostática: algunos materiales, como el PVC, generan electricidad estática que atrae polvo y pelos, especialmente si hay mascotas en casa.
- Humedad y salpicaduras: en zonas como cocinas o baños pueden ensuciarse más por salpicaduras de líquidos, grasa o agua.
- Negligencia en la limpieza: suelen pasarse por alto durante las rutinas de limpieza.
Cómo limpiar los rodapiés
Limpiarlos puede volverse una tarea complicada cuando las marcas de desgaste y suciedad se niegan a desaparecer. Sin embargo, existe un método sencillo con el que podremos dejarlos relucientes fácilmente. Tan sólo necesitaremos un producto usual en todas las cocinas para devolver a los rodapiés su brillo original, sin tener que hacer uso de métodos complicados ni productos químicos agresivos que los puedan dañar.
Matthew Harrison, profesional de PriceYourJob, ha compartido con el medio británico Express, una guía para “transformar esas tiras de madera o yeso descuidadas en guardianes relucientes de las paredes”.
- Quitar el polvo: lo primero es quitar todo el polvo con un cepillo de cerdas suaves, asegurándose de llegar a todos los rincones y grietas, ya que, tiende a acumularse en lugares difíciles de alcanzar.
- Preparar una solución limpiadora: llenar un balde con agua tibia y agregar una pequeña cantidad de detergente o limpiador multiusos. Es importante no echar demasiado para que no queden residuos. Hay que mezclarlo hasta que quede un líquido homogéneo.
- Limpiar: sumergir un paño de microfibra o esponja en la mezcla y escurrirlo para que no quede demasiado húmedo. Es fundamental comenzar por un extremo y continuar a lo largo con movimientos suaves y amplios.
- Secado: una vez relucientes, coger una toalla y secar bien los rodapiés. Es vital hacerlo correctamente, debido a que cualquier resto de humedad puede provocar daños o deformaciones.
Cómo reparar los rodapiés dañados
Reparar los rodapiés dañados es una tarea relativamente sencilla que puede realizarse con algunas herramientas básicas. El proceso varía dependiendo del material (madera, PVC, MDF, etc.).
Identificar el daño
- Rasguños o grietas superficiales: si son pequeñas, pueden repararse con masilla o pasta especial.
- Daños profundos o roturas: si hay piezas rotas o agrietadas de forma significativa, podría ser necesario reemplazar o pegar la pieza.
- Desprendimiento de la pared: el rodapié puede haberse soltado de su fijación, y será necesario volver a colocarlo.
Materiales necesarios
- Masilla para madera o pasta de reparación
- Lija de grano fino
- Pintura o barniz (si es necesario)
- Espátula o paleta de reparaciones
- Clavos, tornillos o adhesivo (si es necesario volver a fijar)
- Cinta adhesiva para mascarar (si la pintura es necesaria)
Reparación de rasguños
- Limpiar la superficie: asegúrate de que el rodapié esté limpio de polvo y suciedad antes de comenzar la reparación.
- Aplicar masilla: si la grieta o rasguño es pequeño, aplica masilla para madera con una espátula o paleta, cubriendo completamente la fisura.
- Alisar: deja secar la masilla según las indicaciones del fabricante y, cuando esté completamente seca, lija suavemente con una lija de grano fino para igualar la superficie.
- Pintar o barnizar: si el rodapié está pintado o barnizado, una vez que la masilla esté lijada, puedes aplicar pintura o barniz para restaurar el acabado original.
Reparación de daños profundos o roturas
- Sustituir la pieza rota: si el daño es tan grande que no se puede reparar con masilla, lo mejor es reemplazar la sección dañada por una nueva pieza de rodapié.
- Fijar la nueva pieza: coloca la nueva pieza en su lugar y fíjala con adhesivo o con clavos pequeños o tornillos, dependiendo del tipo de rodapié.
- Lijar y pintar: una vez fijada la pieza nueva, lija las uniones para alisarlas y pinta o barniza todo el rodapié para asegurar una apariencia uniforme.
Reparación de rodapiés despegados
- Retirar el rodapié: si el rodapié se ha despegado de la pared, primero retíralo cuidadosamente.
- Limpiar la superficie de pegamento: asegúrate de eliminar cualquier resto de pegamento o suciedad tanto del rodapié como de la pared.
- Aplicar adhesivo: aplica adhesivo de alta resistencia para rodapiés o silicona de montaje en la parte posterior del rodapié.
- Recolocar y fijar: coloca el rodapié en su posición original y presiona firmemente durante unos minutos. Si es necesario, usa cintas adhesivas para mantenerlo en su lugar mientras se seca el adhesivo.
- Lijar y pintar: si es necesario, realiza los acabados con lija y pintura para que la reparación quede invisible.