El calvario de un hombre que compró utensilios de costura y afeitado en Temu: “Me dijeron que mi expediente pasaría a una agencia de cobros”

El jubilado de 78 años realizó una compra en la plataforma y tuvo problemas con la recepción del envío

El logo de Temu. (Dado Ruvic/Reuters)

Las plataformas de ventas online de todo tipo se han disparado en los últimos años con la llegada de tres gigantes de Internet: AliExpress, Shein y Temu. La tercera de las tres es la última que ha cogido popularidad en los tiempos recientes, con una expansión internacional que se caracteriza por ofrecer bienes a un coste más bajo de lo habitual. Sin embargo, como toda cadena de producción y ventas, requiere de una serie de envíos, que es donde surgen los mayores de sus problemas.

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Este ha sido el caso de Yvo, un hombre de 78 años que decidió adentrarse en este mundo de compras online, pero con una mala experiencia que le ha supuesto un auténtico calvario que ha explicado al detalle al medio francés Sud Info. Todo el problema ha venido por la recepción de su paquete y por el repartidor, que fue como un fantasma: supuestamente habían entregado el pedido, pero “nadie vio ni el paquete ni el repartidor”.

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La ilusión de una compra que se transformó en un infierno

El jubilado quería hacerse con unos utensilios de costura y de afeitado, por lo que decidió acudir a la marca china. En su cesta añadió bienes por un valor total de 22 euros, con la ilusión de tenerlos pronto en su hogar y poder disfrutar de ellos. Como en todas las tiendas online, el pago suele hacerse mediante un desembolso al momento de encargar los productos, una muestra de confianza del consumidor que desembolsa antes de ver la compra en su domicilio. Comúnmente, suelen darse las entregas sin incidencias, salvo excepciones, como ha sido el caso de Yvo.

Temu y su página web. (Florence Lo/Reuters)

El hombre vio cómo le llegaba la notificación de “pedido entregado” cuando eso no había ocurrido en ningún momento. “Estábamos en la playa en el momento de la entrega, pero cuando llegamos a casa no encontré nada en mi buzón”, describe. “Cuando consulté con mis vecinos, me di cuenta de que nadie había recibido ni visto nada”, añade el belga.

Tras ese hecho, el consumidor decidió ponerse en contacto con el distribuidor de envíos para ver qué había sucedido, pero no tuvo gran efecto: le pedían más dinero, exactamente 36.42 euros. Además, le dejaron caer una pequeña amenaza en caso de no hacer frente a ese pago. “De lo contrario, me dijeron que mi expediente pasaría a una agencia de cobros, con costes adicionales nuevamente”, comenta el hombre. “La empresa postal afirma que el paquete fue entregado y que estaba firmado para recibirlo”.

Resolución amistosa

A pesar del malestar, el desenlace fue bueno. El gigante chino decidió dejar las polémicas de lado y pasó a realizar el desembolso del pedido no entregado. Por otro lado, el intermediario, es decir, la empresa de envíos, también fue de la mano y zanjó el asunto de los gastos extras por el servicio.

De esa forma, la buena voluntad de los involucrados y la disposición a cambiar las cosas permitió una solución al conflicto, que, aunque fue lenta y causó un mal trago al hombre, terminó de manera satisfactoria.

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