El 22 de diciembre es uno de los días más esperados del año debido a que tiene lugar el sorteo de la Lotería de Navidad. Las cabeceras de los medios se llenan con las historias de agraciados que, tras escuchar su número en el bombo, ven como su vida cambia en segundos. El Gordo de la Lotería llena de emoción las calles, acompañadas de lágrimas, confeti, y champán. Sin embargo, detrás de la euforia, surge una duda poco frecuente: ¿qué sucedería si El Gordo recayera en un número que no ha sido vendido?
Los billetes no vendidos, así como aquellos que se declaren nulos, pasan a ser propiedad del Estado, a través de la Agencia Tributaria. Es decir, en caso de que el número ganador corresponda a un décimo no vendido, el premio quedaría bajo control de las arcas públicas. Así lo establece el artículo 9 de la Instrucción General de Loterías, normas que regulan el juego de la Lotería Nacional y que fue aprobado en 1956 a través de un decreto. “Los billetes que resulten sobrantes por falta de venta, así como los que se declaren nulos, quedan por cuenta de la Hacienda”, dice el texto.
La única vez en la historia que Hacienda ganó el Gordo
Aunque este tipo de situaciones son excepcionales, la historia recuerda el año 1931, cuando el Gordo de la Lotería de Navidad cayó en un número que, sorprendentemente, no había sido vendido. La Segunda República llevaba apenas unos meses instaurada, desde abril, y Manuel Azaña era su presidente. El 22 de diciembre de ese año, en torno a las 11:30 de la mañana en la Casa de la Moneda, los niños del Colegio de San Ildefonso cantaron el número 24.717 como el afortunado ganador del primer premio, valorado en 30 millones de pesetas, poco más de 180 mil euros al cambio. Sin embargo, para sorpresa de todos, este número había quedado sin venderse.
“-¡A ver si se ha olvidado la bola!
-¡Si no va a salir! —asegura un señor concienzudamente indignado—. ¡Es una maniobra de los monárquicos!”, escribió el diario Ahora, editado en Madrid entre diciembre de 1930 y 1939, minutos antes de que saliera el número premiado para el número que saldría al día siguiente, el miércoles 23 de diciembre.
“Quedaban exactamente treinta bolas en el bombo de los premios cuando salió esta, al filo de las once y veinte. Pero cuando se anuncia que el primer premio ha correspondido a uno de los billetes no vendidos, la desilusión es enorme en el público. Pocos minutos después salía la última bola: el número 1.145. Y se acabó la función”, añadía.
Según contó el medio, el jefe de la Sección de Loterías de la Casa de la Moneda, Ramón Elizalde, que presidió el sorteo, explicó que el número ganador del sorteo estaba en reserva y no se había enviado a ninguna administración. El número no vendido pasó a manos del Ministerio de Hacienda, lo que desató una ola de críticas.
“España necesita muchos millones y yo he venido a este cargo a luchar por conseguirlos, a restringir los gastos y aumentar los ingresos”, declaró el ministro de Hacienda, Jaime Carner Romeu, a la prensa, según ABC. “Lo único que quizá podrán decir es que soy un hombre de suerte”, añadía.