Después de un día largo de trabajo, una ducha reconfortante es el mejor aliado pare recuperar las fuerzas al día siguiente. Una vez terminado el baño, es aún más reparador el hecho de notar una suavidad y frescura de la toalla en la piel. Por este motivo, es realmente importante el acto de lavarlas con los mejores suavizantes y así, asegurar su uso a largo plazo.
Aunque dentro de nuestra rutina diaria puede parecer un hecho insignificante, en el mundo de la limpieza doméstica existen algunos detalles que no se pueden dejar por el camino. Y es que cada tejido requiere unos cuidados específicos con el que no solo se asegura una desinfección, sino también una prolongación en la vida del producto.
Por su parte, se suele subestimar la elección del programa de lavado, así como la temperatura que demanda cada prenda. Afortunadamente, las lavadoras modernas cuentan con una gran variedad de posibles ciclos de limpieza adaptados para telas que van desde el algodón a la seda y de la lana a los sintéticos.
Cómo lavar las toallas
Muchas personas eligen el programa de lavado sin tener conocimiento de las funciones de cada uno. Así, se corre el riesgo no lograr el resultado esperado. Y es que para obtener unas prendas higienizadas es crucial comprobar la temperatura que debe tener el agua.
En el caso de las toallas es conveniente no juntarlas con otras prendas. Sin duda, esto garantizará una mayor calidad del tejido y la reducción del riesgo de dañar otras telas en el lavado, según afirma un artículo de El Periódico de Aragón. Asimismo, es aconsejable separar las prendas blancas de las de color, para evitar el pase de tintes.
Por su parte, la elección de un buen detergente es una tarea a tener en cuenta, pues en estos casos se necesita un producto delicado y eficaz con la capacidad de desinfectar las toallas. Incluso, el bicarbonato es una herramienta que puede ser realmente valiosa, ya que ayuda a mantener la suavidad y evitar la acumulación de cal.
La temperatura perfecta para lavar las toallas
Los programas de bajas temperaturas son muy útiles para ahorrar energía. No obstante, no siempre garantizan un lavado adecuado. Las toallas son esos elementos que absorben mucha humedad, por lo que necesitan otro tipo de lavado. Esto tiene una explicación muy sencilla: estos tejidos son más propensos a acumular bacterias y residuos.
Por este motivo, higienizar esta prenda a temperaturas inferiores a los 60 grados es un error que no se debe cometer. Y es que, a 30 o 40 grados las bacterias no se erradican del producto, lo que deja una prenda con casi el mismo número de residuos. Esto no solo podría provocar malos olores, sino que puede aparecer una irritación en la piel.
De este modo, lo ideal sería usar un lavado a 60 grados, pues a partir de esta temperatura se ofrece una limpieza profunda. Este método eliminará la intensidad del color de las toallas, pero es imprescindible para mantener una higiene adecuada y que no afecte a la dermis. Igualmente, la secadora puede ayudar con la suavidad del tejido, así como evitar la concentración de humedad.