Los vecinos de los icónicos bloques de apartamentos ubicados a lo largo de las vías en Neugasse de Zúrich (Suiza) tendrán que abandonar sus casas a finales de marzo de 2025. El propietario de las tres propiedades en las que viven más de un centenar de personas quiere llevar a cabo una reforma total, según ha detallado el diario Watson, que detalla que los inquilinos que se enfrentan al desalojo recibieron una notificación que les otorga solo tres meses para abandonar sus hogares.
Uno de los residentes, en una entrevista con la Radio SRF, explicaba que había recibido una notificación de expulsión tras más de 10 años viviendo en el edificio: “El lunes por la tarde, llamó el cartero, todos tuvimos que bajar. Al principio pensamos que era un aumento de alquiler. Pero luego nos dimos cuenta de que era un desalojo”. La gente estaba atónita. Algunos simplemente lloraron, detallaba.
La administración se justifica alegando que “la evaluación de la estructura del edificio reveló que el estado de las propiedades requería una renovación completa”. En el comunicado oficial, se argumenta que “la situación insatisfactoria de la vivienda ya no es aceptable para los inquilinos”, y que las reformas son necesarias para garantizar un “futuro sostenible y ecológico”. Pero los vecinos contradicen esta versión. “Nos dijeron que las casas estaban en una ‘condición insostenible’ que no se podía esperar de los inquilinos, pero eso no es cierto en absoluto. Todo está bien aquí”, asegura el afectado.
Alquileres económicos para familias de bajos ingresos
El origen de los edificios se remonta a un proyecto de viviendas asequibles concebido por el fallecido constructor Leopold Bachmann, conocido por sus métodos de construcción rápidos y eficientes. Bachmann buscaba ofrecer alquileres para personas y familias de bajos ingresos. En la década de 2000, era uno de los mayores propietarios de viviendas privadas en Zúrich, con alrededor de 5.000 apartamentos bajo su posesión.
La situación se complicó cuando estos históricos edificios cambiaron de manos. Un nuevo propietario, tras recibir los bloques como herencia, encargó la administración de los edificios a un nuevo equipo que no tardó en comunicar un aumento de alquiler. “Recibimos una carta informándonos del aumento, pero ni siquiera fue enviada por correo certificado”, explica Sarah, otra inquilina de 35 años que contaba su historia al medio suizo Blick. La falta de formalidad en la notificación incrementó las sospechas de los inquilinos, quienes inmediatamente se opusieron a la subida. “La filosofía social del constructor parece haber sido dejada de lado con el cambio de propiedad. “Lo único que importa es el dinero, no nos importa el trabajo de toda la vida del constructor”, lamenta Sarah.